Diurnos | VOL. I

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Año 2013, Graceland, UK; fue la primera ciudad a la que arribamos con mi reciente clan para comenzar una nueva "vida" o al menos establecernos por un corto período de tiempo.

Impactada por su clásica arquitectura y fascinada por el gris nostálgico de su ambiente, una fría tarde de invierno decidí recorrer las calles con mi cámara a cuestas, en busca de objetos o paisajes interesantes qué fotografiar a mi paso. A menudo era de tomar fotografías de antiguos bares, viejos callejones y eventos al aire libre que se llevasen a cabo en las calles. La fotografía era mi mejor pasatiempo, como lo sigue siendo hasta el día de hoy; registrar cada momento y capturarlo con mi polaroid.

En mi ameno recorrido, ingresé a un viejo bar; ordené un café para variar, y mientras esperaba a que llegara mi pedido, saqué mi cámara y comencé a observar con detenimiento, desde mi asiento, el lugar. En el transcurso de mi observación, mis ojos se toparon con una joven mesera de cabello rosado que inmediatamente acaparó mi atención y la fotografié sin que ésta se percatase en aquél momento. Sonreí al ver el resultado del revelado directo en mis manos. Qué hermosa era.

Al levantar otra vez mi cámara para observarla nuevamente a través de la misma, noté que me estaba mirando, sorprendida; ambas nos estábamos mirando en sintonía. La joven clavó fijamente sus ojos color ámbar sobre mí desde el mostrador; le sonreí y ésta se sonrojó, posteriormente coloqué mi cámara sobre la mesa cuando otro joven mesero se me acercó, entregándome el café que había ordenado antes.

Fue en ese pequeño y clásico bar inglés donde la conocí; su nombre era Madeleine (Maddy) Baek, una joven mesera de 26 años que trabajaba a tiempo parcial durante las tardes.

Y fue así como comencé a frecuentar dicho bar, para ordenar lo mismo de siempre con la excusa de observarla un poco más. Hasta que un día, la joven mesera se acercó hacia mi mesa con una sonrisa de oreja a oreja, dispuesta a tomar mi orden; tragué con dificultad, el juego acababa de comenzar.

Durante los siguientes días se nos había hecho una rutina, entre miradas y sonrisas que iban y venían, Madeleine tomó la iniciativa al invitarme un latte art con un corazón dibujado en la espuma de la misma; sonreí al verlo, y no voy a negarlo pues me dio mucha ternura; accedí a él muy cortésmente y al terminarlo se acercó a mí, recogiendo las cosas mientras en simultáneo dejaba junto a mi mano, un pequeño corazón de origami que había hecho en el mostrador, el cual contenía su número anotado en el interior.

Comenzamos a vernos después de eso; éramos algo así como amigas con derecho, pero... Al cabo del mes de febrero, Madeleine me confesaría lo que por mí sentía desde el comienzo. Cuando me vio por primera vez, sintió que fue amor a primera vista. En efecto, debido a mi oscura naturaleza, acostumbraba atraer a mis presas. Siempre era lo mismo, a donde sea que fuera, siempre terminaba atrayendo lo que quisiera; era el misticismo, aquél vampírico magnetismo con el que atraía y seducía a mis víctimas para sacar provecho de ellas, y poder beber de su sangre sin tener que recurrir al asesinato; con total sutileza evitábamos dejar evidencias en cada ciudad a la que nos asentábamos con mis "hermanos".

Debo admitir que, por aquél entonces me se sentía sola y depresiva, realmente necesitaba compañía y Maddy me brindaba todo aquello que andaba buscando para poder sentirme con vida; Madeleine no solo me daba cariño, sino que también me alimentaba; era mi bolsa de sangre humana.

Así es... Despiadadamente hipnotizaba a mi novia para alimentarme de ella mientras lo hacíamos enardecidas, y... Debo decir que, era realmente excitante; sentir su corazón acelerarse, bombeando cada vez más y más de su cálida sangre, podía sentirla recorrer todo su cuerpo al tocarle; aquella adrenalina de alimentarse de mi amante en pleno acto, era inigualable.

Era la primera vez en mucho tiempo que me acostaba con un humano. Ya casi había olvidado por completo lo que se sentía dormir junto a un cálido cuerpo.

A diferencia de los seres humanos, nuestra libido sexual está en la sangre; tener relaciones sexuales es adicional si se está saliendo con alguien, pero realmente no es algo que nos sea indispensable cuando nos topamos con un trozo de carne, ya que solo queremos beber de su sangre... Ya sé, sé que suena grotesco y despreciable, pero desafortunadamente así lo percibimos nosotros. Es nuestra naturaleza, después de todo somos demonios.

Personalmente detestaba la idea de aprovecharme de alguien con quien mantenía un vínculo agradable, pero Maddy era demasiado dulce como para negarme, no podía controlarme, por lo que simplemente la hipnotizaba y bebía de ella sin precipitarme; a veces la mordía sutilmente, buscando partes de su cuerpo que no fuesen visibles, pero éste último dejaba marcas evidentes en la piel, por lo que para no levantar sospechas, mayormente utilizaba el método de la extracción segura de medio litro de sangre (donante) que Dave me había enseñado antes, ya que éste en su pasado había sido bioquímico de un respetable laboratorio en Bélgica. Fue así que, como conocedor del tema, pudo conseguirme todos los descartables necesarios para llevar a cabo la extracción de manera segura y cuidar de Madeleine, comprando los insumos médicos a través de internet.

Qué aroma tan deleitable; la lascivia que provocaba en mí el brotar de su cálida sangre. Se me hacía agua la boca tan solo observar como aquella emergía desde el interior de sus venas, fluyendo rápidamente por la manguera, desembocando en la bolsa que poco a poco había comenzado a llenarse.

A veces solía beber de la unidad en caliente hasta estabilizarme y otras pocas, colocaba la manguera en mi boca para sentir directamente ese cálido néctar descender por mi garganta al instante.

Claro que también era consciente que debía de esperar un tiempo para volver a alimentarme de ella nuevamente, tiempo que tardaba su cuerpo en regenerar toda aquella sangre perdida y recuperarse. Por eso, muchas veces el morder directamente a la víctima no implica una extracción completa de ese medio litro de sangre, más bien se trata de una extracción parcial – si la misma es controlada con mucha habilidad, de lo contrario la víctima perecerá –.

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Vale aclarar que, un ser humano no se convierte en vampiro con la mordida del mismo, pero puede sucumbir a una muerte lenta y dolorosa si se extrae demasiada sangre de su organismo. Solo a través de la ingesta de la sangre del vampiro, el humano es condenado a vivir en la eternidad del infierno; abismo de tormentos, en donde mis amigos y yo ardemos dentro; inmortales, sin escape ni consuelo. Únicamente, con el empleo de una afilada daga de plata, incrustada fuertemente en nuestros inertes corazones, bastará para poner fin a nuestro eterno sufrimiento.

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…

Y sin más preámbulos, llegó el desenlace de nuestra "romántica" novela...

Todo acabó entre nosotras cuando Madeleine un día quiso presentarme oficialmente a su familia, ya que llevábamos un tiempo saliendo a escondidas. Pero me negué a hacerlo.

Suspiré.

Sabía que ésta había cruzado la línea y que tarde o temprano lo descubriría si no me apartaba de su lado. La joven había comenzado a tener varias dudas e incertidumbres acerca de mi familia, ya que jamás hablaba de mis padres, como tampoco tenía el interés de presentarles a mis hermanos, sin mencionar que nunca supo de qué vivíamos ya que nos la pasábamos mudándonos de ciudad en ciudad.

Madeleine sabía que yo no era del todo sincera con ella y aun así no le importaba ya que me amaba de verdad, pero... Solo llegué a quererla. No pensaba arriesgarme por nada; Maddy no era la persona que yo tanto buscaba. No tenía ningún don, tan solo era una mujer adorable pero común y corriente.

…

Mi partida la había destrozado, – pude leerlo en sus estados­ –, pero no le quedó otra que afrontarlo y seguir trabajando.

Mi despedida fue una nostálgica fotografía polaroid de nuestros labios besándose, con una nota escrita en manuscrita detrás de la misma disculpándome, la cual dejé sobre la mesa del bar cuando terminé de beber mi último café, luego simplemente me alejé.

Esa misma noche, Dave, Lisa y yo partimos de la ciudad para nunca más volver.

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Blake: (Oculta su rostro tras sus manos) – Y en cuanto a Tim... Él no fue más que un estúpido capricho para mí. – (Suspira) – Jamás quise aprovecharme y alimentarme de él, como tampoco de Madeleine, pero lo hice y lo lamento, ¿sí? – (Se toma de la frente) – Pero fue muy difícil resistirse, ¿sabes? Recién comenzaba a relacionarme con los humanos, por lo que desgraciadamente ambos fueron víctimas de mi inexperiencia, mientras intentaba adaptarme al permanente aroma de la sangre. –

…

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Año 2015. Esta vez apostamos todo y decidimos cruzar el atlántico para dirigirnos a Norteamérica – aunque nada nuevo para mí puesto que ya había estado ahí antes, cuando humana –. Pero como clan, quisimos dar un paso al frente y salir del viejo continente para probar algo diferente. Cabe mencionar que, por cuestiones personales, a mí también me era conveniente salir de Europa y arribar en América para recorrerla de Norte a Sur, en búsqueda de un lugar en específico, de preferencia un lugar seguro y tranquilo, donde pudiéramos instalarnos permanentemente los tres.

Arribamos a un lugar llamado Crystal Fields, USA. No tardamos en instalarnos y hacer vida normal allí; Dave y Lisa comenzaron a estudiar informática en una universidad privada, para poder ganar dinero a distancia, trabajando simplemente desde casa – lo que actualmente se conoce como home office –, en tanto yo me encargaba de pagar el alquiler de los lugares a los que residíamos con el "dinero fácil" que conseguíamos de manera ilegítima ­­– no nos quedaba de otra pues no teníamos otra fuente de ingresos más que la que nos dejaba el hurtar –, como también me encargaba de las compras generales o lo que se necesitase para el hogar, entre otras compras personales – realmente suena como si fuese su maldita madre, pero eso no me molestaba ya que de los tres, yo era la única que podía salir durante el día mientras que ellos se resguardan del sol en la oscuridad de nuestra morada –.

Claro está que con "dinero fácil" me refiero al método ilegítimo de hurtar que utilizamos hasta el día de hoy para obtenerlo, sin tener que mover un solo dedo: interceptar a una víctima recién salida de algún cajero automático, hipnotizarla para que nos de todo su dinero o que retirase más si fuese necesario y concluir el procedimiento aplicándole un lavado de cerebro para que no recordase absolutamente nada de lo que le había sucedido... – Muy sencillo, ¿verdad? Y, aun así, llevando a cabo ésta, entre otras fechorías, pude insertarme bien en la sociedad –.

…

Ahora bien, con mis papeles falsificados y una nueva identidad en manos, me inscribí en una prestigiosa universidad de Artes, para aprender más sobre la fotografía y conocer otras disciplinas artísticas para variar, ya que realmente me gustaba mucho estudiar – si iba a vivir una eternidad algo tenía que hacer, matar el tiempo significaba estudiar e incorporar nuevos conocimientos para seguir aprendiendo y modernizándome –.

Fue allí cuando lo vi y...

Enmudecí.

Al principio creí que era mi imaginación jugándome una mala pasada puesto que el parecido físico con mi primer novio era excepcional, pero no era Eric – mi amor incondicional –. Su nombre era Timothy Grey, de 23 años. Alto y delgado, de cabello castaño y ondulado, parecía estar siempre despeinado; vestía desarreglado, jeans rotos en sus rodillas y camisa a cuadros. Me había cautivado; sus gestos y algunos rasgos, hasta su forma de caminar me recordaban mucho a Eric Brown, – mi primer amor –…

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Eric había sido un muchacho al que conocí en la primera academia a la cual asistí después de arribar por primera vez a América con mi familia biológica, al poco tiempo de emigrar de Rusia. Yo iba a primer año por aquél entonces, él era mayor que yo, estaba en segundo cuando me conoció.

Eric... Con el cual me comprometí meses antes de morir, quiero decir, meses antes de que me arrebatasen de sus brazos y al infierno me condenasen a "vivir". Pero eso ya es otra historia, no es momento de traerla ahora.

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…

Había quedado en blanco. – Tim –… Solo podía mirarlo de arriba abajo.

Una mañana me sorprendió que éste repentinamente tomase asiento junto a mí lado; me sonrió, le devolví la sonrisa. Creo que le fui de interés al instante, puesto que al finalizar la clase el muchacho me estaba esperando en los corredores para presentarse.

Tim había comenzado la carrera un año antes, pero era recursante de algunos espacios curriculares, por lo que no tardó en asesorarme. Poco a poco nos volvimos compañeros de estudio y gran parte del tiempo hasta la pasábamos juntos.

Traté de contenerme para no devorarle, incluso hasta quise alejarme para no lastimarle, cuando una típica tarde de estudio en su apartamento se dejó llevar por sus sentimientos; no pude negarme, sentí el inminente deseo de besarlo. Ambos sucumbiendo ante la pasión y el deseo, después de hacerlo me propuso ser su novia y mudarme a su apartamento – difícil momento ya que yo vivía con Dave y Lisa en una pequeña morada y como líder, no podía hacer eso... No podía echar a mis hermanos a su suerte, alejándome de ellos –.

…

Me negué en mudarme con él por el simple hecho de que era muy apresurado el hacerlo y que debíamos de salir más tiempo para eso – claramente no iba a hacerlo –. Tim supo entender; nos volvimos novios de todos modos.

Conforme nuestra relación avanzaba, Tim a Eric más me recordaba; se me hacía verlo recostado sobre la cama tocando notas sueltas en su guitarra, dedicándome canciones mientras yo estudiaba. Realmente quería mucho a Tim, mas no lo amaba, a pesar de que salimos durante casi un año y que también me alimentaba de él de la misma manera que lo había hecho con Madeleine, en el fondo sabía que tarde o temprano la relación llegaría a su fin.

Y así fue. A Timothy lo destrocé – metafóricamente –…