Diurnos | VOL. I

Diurnos | VOL. I

Cap. I: Resplandeciente

Primer día de clases. Instituto Educativo de Artes Clásicas y Contemporáneas; colonia de Goldenberg. Un grupo de muchachas de segundo y tercer año de ésta prestigiosa preparatoria murmuraban entre los corredores sobre la aparente llegada de una chica nueva. No se sabía mucho de ella ni de su procedencia, tampoco se sabía a qué año o división asistiría. Los rumores que correteaban indicaban que, tal vez, a tercer año pertenecería, una joven desconocida que hizo un mero traspaso de institución por motivos familiares, lo cual era de extrañar entre los jóvenes para tal flemático poblado.

Joven 1: (Muchacha de segundo año dirigiéndose a sus compañeras) – Quiero decir, ¿quién querría venir a estudiar a Goldenberg? – (Emana un soplido) – De entre tantos poblados y ciudades. –

Joven 2: – Concuerdo. – (Avanzando por los corredores) – Goldenberg es muy aburrido. –

Joven 3: (Ríe mientras su voz se va perdiendo entre los bullicios del estudiantado) – Así es… Pues te gradúas y sales de aquí cuanto antes. –

En la academia todos hablaban sobre ello. Todos reunidos en el hall esperando la formación para ingresar a los salones al tocar de la campana.

Al cabo de unos minutos reverenciando a las autoridades de la institución, y al sonido de la persistente campanilla, los estudiantes se dirigieron ordenados por año y división, hacia sus respectivas salas.

Salón 3-IV. Tercer año, cuarta división. Ingresa la profesora saludando a la clase. Los jóvenes se hallaban algo eufóricos y revoltosos por ser el primer día, todos riendo y reencontrándose después de un tiempo.

A la izquierda, un grupo de cinco chicas, mejores amigas, hablando de chicos y de salidas. Dos de ellas se encontraban mirando atentamente a la profesora que se hallaba de pie junto a la puerta de la sala. Observaban que entraba y salía, mientras ésta miraba detenidamente su planilla. Hacia el otro lado de la puerta, fuera del salón, ambas jóvenes distinguieron a la prominente figura de la suprema autoridad de la institución, la directora Angelia Van der Heide, escoltando a una joven, no muy alta, de cabello oscuro, que vestía el característico azulado uniforme de la academia.

Ambas jóvenes observaron la escena y luego se miraron entre ellas.

Gina: – ¡No puede ser! ¿Acaso será la chica nueva? – (Sorprendida, mirando a su compañera) – Tiene que ser ella. –

Tanya: – Espera un segundo, ¿chica nueva dices? – (Deja de mirar su móvil. Lo coloca sobre la mesa) – ¿Cuál chica nueva? – (Intrigada, mira atentamente hacia la puerta sin sacarle los ojos de encima)

Gina: – ¿¡Qué!? ¿Cómo es que no sabes acerca de la chica nueva? – (Ríe mientras le palmea suavemente su hombro) – ¡Toda la academia está hablando de ella! Cielos, ¿en qué mundo vives, Tanya? – (Sonríe)

Tanya: (Suspira mientras se recuesta sobre la mesa de su banco, el cual comparte con Gina) – Al parecer, en el mío. Siempre soy la última en enterarme de las cosas. – (Aburrida y abrumada por tanto alboroto, recoge nuevamente su móvil)

Gina: – Pero… Agh, espera… Observa. – (Saca su móvil del bolsillo de su chaqueta y se lo enseña) – Aquí, ¿lo ves? – (Ingresando al chat del grupo, le enseña un par de imágenes en particular) – La captura fue enviada la semana pasada por una de las chicas del Salón 3-II, Lucy, a una compañera de nuestra sala, ¿Anna? Si mal no recuerdo, quién posteriormente compartió la información al chat de nuestro grupo. – (Señalando uno de los mensajes) – La madre de Lucy es profesora de piano en la institución. De ahí que se haya filtrado la data sobre la “chica nueva”. – (Encogiéndose de hombros) – Tiene sentido, ¿verdad? –

Tanya: (Leyendo detenidamente los mensajes del chat) – Oh, vaya... Ahora comprendo. – (Suspira mientras le devuelve el móvil a Gina) – De lo que me he perdido por silenciar el chat de nuestra sala. – (Sarcástica) – Bueno, como sea… No es algo que me interese demasiado. – (Agarra su móvil) – No entiendo por qué tanto alboroto por una simple muchacha. – (Revolea sus ojos)

Después de unos minutos ingresa la directora al salón, acompañada de la profesora y de la joven en cuestión. Simultáneamente los estudiantes se levantan de sus sillas, colocándose firmemente de pie ante la presencia de la mismísima, en son de reverencia.

Directora: – ¡Buenos días estudiantes! – (Hace una pausa mientras mira a la clase. Cordialmente, los jóvenes le devuelven el saludo) – Primeramente, he de desearles un muy buen comienzo académico. – (Sonríe mientras realiza una breve pausa) – Como también presentarles en esta oportunidad… – (Mira a la joven y la acerca a ella para que la clase la viera) – A una nueva estudiante que los acompañará hasta finalizar éste tercer y último año de preparatoria. – (Sujeta a la joven con ambas manos de sus hombros mientras observa a la clase)

La directora hace un ademán a los jóvenes para que nuevamente tomasen asiento.

Directora: – Su nombre es Blake Weber. Fue transferida recientemente a nuestra institución, así que espero sean muy atentos y amables con ella. – (Hace una pausa y se aleja hacia la puerta) – Bueno, de momento debo retirarme, pero… – (Sonriente coloca su mirada sobre la joven y le dirige unas palabras) – Blake, si necesitas algo dirígete a la dirección, ya sabes. – (Se retira saludando a la clase, dejando a la joven a cargo de la profesora)

La profesora ubicó a Blake en un asiento provisorio delante de la clase, hasta que los estudiantes se terminasen de organizar bien, puesto que con la llegada de la muchacha habían quedado pares esta vez, ahora solo tenían que designarle un compañero o compañera de banco, dado que las demás clases ya estaban pares y la única que tenía una bacante disponible era la clase del Salón 3-IV división.

La clase quedó impactada, principalmente porque la joven de la que tanto se hablaba había ingresado a su división, acaparando toda la atención y miradas a su alrededor. No era para menos, su belleza se hizo notar en ese preciso momento, dejando a los muchachos boquiabiertos y a las muchachas riéndose del accionar de los mismos, burlándose de que todos actuaban falsamente como reales caballeros, ofreciéndole a la joven un asiento justo al lado de ellos.

Por otra parte, el grupo de las cinco amigas observaban expectantes, cómo varios de sus compañeros se acercaban a la joven para saludarle y presentárseles. No cesaban de parlotear, la profesora los tuvo que silenciar puesto que la clase de Historia del Arte acababa de comenzar.

Diana: [Representante del grupo] – Bueno… – (Se cruza de brazos mientras la observa de arriba hacia abajo) – Es muy bonita. – (Voltea a ver a sus amigas) – Pienso que deberíamos de acercarnos a ella en el receso y presentarnos como corresponde, después de todo nuestro grupo es de los más prestigioso de la institución, ¿verdad? – (Empuja con sutileza su cabello castaño hacia atrás, quitándolo de su hombro izquierdo) – Por no emplear un término tan trillado como la palabra “popular”, claro está. – (Emana una sonrisita con una pizca de arrogancia)

Yorkie: [Sentada a solas, justo detrás de Diana] (Ríe) – ¡Oye! Tú eres la popular aquí, Diana. Quiero decir… – (Imita exageradamente el gesto de Diana, al arrojar su cabello hacia atrás) – Vives en una gran mansión, cariño. Eres parte de la aristocracia. –

Las muchachas rieron al unísono.

Camille: [Mejor amiga de Diana. Comparte banco con la muchacha] – Pienso lo mismo que tú, Diana. Deberíamos de acercarnos a ella y presentarnos cordialmente. – (Voltea para ver a las demás) – ¿Ustedes qué opinan chicas? –

Gina: – [Mejor amiga de Tanya. Viven en el mismo vecindario] – Pues a nosotras nos parece bien, después de todo a Tanya le ha picado un poco la intriga. – (Ríe) – Desde que ingresó por esa puerta no le ha quitado los ojos de encima. – (Nuevamente ríe mientras abraza a su amiga) – ¿No qué no era de tu interés, eh? – (Picando las mejillas de la muchacha)

Tanya: (Avergonzada) – ¡Gina, ya basta! – (Sujetando las manos de su amiga) – Por todos los… – (Es interrumpida por Camille)

Camille: – ¡Oh, Tanya! ¡Vamos! – (Bajando el tono de voz) – ¡Eso es acoso! – (Ríe) – De todos modos… ¡Caray! Sí que es atractiva. – (Concuerda con sus amigas al asentir con su cabeza) – Verdaderamente llamativa. Sighs, no te culpo si la miras. – (Extiende su mano hasta cubrir los ojos de Tanya, solo para molestarla) – Eso no quiere decir que puedas acosarla con tu mirada; no seas egoísta… ¡Deja algo para nosotras también, pervertida! – (Ríe)

Tanya: (Sonrojada) – ¡Suficiente! ¡No soy una pervertida! – (Apartando las manos de la joven de su cara) – Solo llamó mi atención porque es demasiado pálida, es todo. – (Mientras la sigue mirando, impactada) – Y coincido con Diana. Deberíamos de acercarnos a ella y saludarla… – (Hace una pausa) – Bueno, eso si es que “ellos” no son un obstáculo primero. – (Haciendo una mueca señalando a sus compañeros) – O los demás terceros. –

Camille y Yorkie comenzaron a reír exageradamente lo que irritó a la profesora qué, tras oír el bullicio de las muchachas, silenció a las mismas para que se calmaran.

Camille: – Oops… Lo siento. Lo siento profesora. – (Avergonzada, inclina su cabeza en son de disculpas)

Yorkie: (Bajando el tono de su voz) – Yo estoy de acuerdo con ustedes, chicas. – (Sonríe) – Mhm. – (Pensativa) – Pero es verdad, como dijo Tanya; podremos saludarla si es que todos los alborotados de la academia no se abalanzan sobre ella en el receso. – (Golpea su frente con su libreta)

Diana: – ¡Mhm! Típico. Llega alguien nuevo y de repente, ¡bam! ¡La novedad! Todos y todas queriendo ganar su amistad y respeto, simplemente porque es de otro lugar. Después de un tiempo se olvidarán, ya lo verán. –

Gina: – Bueno, en ese caso, pues… Si vemos que los demás la atosigan demasiado, la podríamos “rescatar” y así, ¡traerla con nosotras! ¿Qué dicen? –

Todas: – ¡Buena idea! Sí, coincido. ¡Yo también! Genial, ¡bien! –

Profesora: – ¡Shh! Chicas… Silencio por favor. – (De brazos cruzados)

Todas: (Avergonzadas) – Lo siento, profesora. – (Sonrojadas) – Lo sentimos, disculpe, no volverá a suceder. –

Un silencio acogedor invadió el salón mientras la profesora escribía sobre la pizarra. La joven Tanya suspiró algo aliviada, dirigiendo nuevamente su mirada hacia la recién llegada.

Sus ojos estaban siendo hipnotizados; por más que lo intentara no podía dejar de observar a la muchacha. Desde que la vio ingresar por esa puerta ha quedado verdaderamente perpleja. No hace otra cosa más que escribir los apuntes de la pizarra y dirigir su mirada en dirección a ésta, que la ha dejado tan cautivada, como al resto de la clase.

Ante los ojos de Tanya, la joven se veía tan linda como delicada, aunque ésta no hiciera nada más que tomar notas en su libreta. Por consiguiente, la forastera realizó un pequeño ademán con su mano, acomodando su cabello tras su oreja y llevando de manera inconsciente el extremo de su bolígrafo hasta dejarlo reposar sobre sus rosados labios, mientras oía atentamente la explicación de la profesora, escena qué sedujo indirectamente a Tanya, llevándola a reflexionar sobre la particular belleza que a ésta la caracterizaba.

Blake parecía ser alguien irreal, de rasgos bien marcados y de rostro angelical. Contaba con facciones que denotaban características pertenecientes a algún país de la Europa oriental. De tés pálida y remarcadas cejas negras que le daban una mirada profundamente intensa. Sus ojos, cuan color celestial, parecían rozar la trasparencia de su esencia, y un cabello castaño oscuro que de tan lacio que era, se mecía delicadamente acariciando sus hombros. Al momento que escribía, su flequillo danzaba. Llevaba dos trencitas hacia ambos lados de su cabello, sujetadas con un delicado lazo rojo en medio.

Los tenues rayos de sol que por la ventana ingresaban la hacían resplandecer cada vez que hacia su hoja se acercaba para continuar escribiendo lo que había en la pizarra.

Tanya estaba deslumbrada. Sus verdes ojos no dejaban de brillar ante mayestática presencia tan angelada.

Tanya: (La vuelve a mirar, se sonroja, tragando con dificultad) – Vaya… –*Una belleza digna de retratar…* – (Pensativa)

Toca la campana del primer receso.

Gina: – ¿Tanya?… Oye… ¡Hey! – (Chasquea sus dedos) – ¡Tanya, despierta! – (Aplaude)

Ante esto último, Tanya reaccionó.

Gina: – ¿¡Qué sucede contigo!? ¿Te estabas durmiendo sentada o qué? Cielos… Parecías sumergida en un profundo sueño. – (Con preocupación, por la repentina distracción de su amiga)

Tanya: – No sé qué me sucedió. Por un momento creí estar soñando despierta. – (Se levanta de su silla y observó que Blake y las demás ya no estaban en el salón) – Estoy algo cansada. – (Suspira) – No he dormido bien anoche sabiendo que hoy comenzaban las clases. –

Gina: – Mhm… Sí. Claro… – (Le da palmaditas en su hombro) – Tal vez sea un poco de sueño mezclado con la ansiedad de un nuevo comienzo. – (Sonríe)

Tanya: – De un nuevo comienzo, ¿dices? – (Saliendo del salón algo despistada)

Gina: – Sí, ¡de clases! ¿De qué más podría ser? – (Ríe mientras avanzan por los corredores hacia el exterior) – “Nuevo año, nuevas ansiedades.” – (Ríe mientras la abraza)

Tanya: – “Nuevo año, nuevos traumas” se dice. – (Ríe)

Las voces de las muchachas se desvanecían por los corredores mientras éstas avanzaban.

La primera clase del día había finalizado muy rápido. Los jóvenes ya se estaban recreando, y como era de esperarse, la multitud no tardó en salir tras la búsqueda de la joven forastera para entrar en diálogo con ella.

Al rescate fueron Diana, Camille junto a Yorkie, dejando a Gina y a Tanya esperando en el jardín trasero, aguardando la llegada de las muchachas, tomando asiento en unas bancas ubicadas justo debajo de un gran árbol de cerezo, lugar al que acostumbran acudir en busca de paz y tranquilidad.

Ambas jóvenes comenzaron a dialogar mientras esperaban a que las demás regresaran con Blake de la mano, para resguardarla en su grupo, cuando de pronto, Gina ve a Camille saludando a ambas hacia lo lejos, con una gran sonrisa en su rostro. Detrás de ésta, Yorkie junto a Diana escoltando a la forastera, que sonriente se iban acercando hacia ellas.

Diana: – ¡Bingo! ¡La hemos rescatado! ¡Mírenla, aquí está! – (Aplaude en son de victoria) – ¡Agh! ¡Pero qué estresantes son todos! ¿Verdad? – (Revolea los ojos)

Yorkie: (Ríe) – ¿Pueden creer? ¡No le daban ni una pizca de respiro de tantas tonterías que le preguntaban a la pobre muchacha! ¡Dah! –

Todas seguían hablando al respecto, pero Tanya nuevamente se paralizó frente a la resplandeciente presencia de Blake, mirándola detenidamente y con mucha intriga esta vez, disimulando para que las demás no dieran cuenta de ello.

Diana: – Y ellas son Gina y Tanya, mejores amigas desde la infancia. – (Señalando a ambas muchachas)

Gina: – ¡Mucho gusto Blake! – (Le sonríe) – ¡Encantadas de conocerte! – (Toma a Tanya de la mano y la acerca a ella) – Perdón por mi amiga, el bullicio la ha dejado algo aturdida el día de hoy. Están todos alocados por tu llegada. – (Lleva su mano hacia la frente, muy avergonzada) – ¡Espero no te hayan hecho sentir incómoda! Nuestros compañeros a veces se comportan como niños, ya sabes, algo infantiles frente a lo lindo y novedoso. –

Minutos después, mientras las muchachas continuaban parloteando, accidentalmente Blake y Tanya cruzan miradas. Ésta última qué, sonrojada al ver que la joven le devuelve la mirada acompañada de una leve sonrisa, rápidamente gira su cabeza muy avergonzada, dirigiendo su vista hacia Gina que seguía conversando con sus amigas.

Blake: (Mirando a Gina y al resto de las chicas que se encontraban a su izquierda, a excepción de Tanya que se hallaba a la derecha, casi detrás de Gina) – Net. – (Negando suavemente con su cabeza) – De hecho… Estoy un poco acostumbrada a las miradas. – (Sonríe cálidamente)

Su acento ruso era más que notorio, aun así, la joven trataba de disimularlo. Las chicas la observaban fascinadas, les parecía adorable que la joven mezclara ambos idiomas al hablar.

Blake: – Como si nunca antes hubiesen visto a una persona extranjera en su ciudad… Quiero decir, Goldenberg es un lugar fundado por extranjeros, ¿verdad? – (Haciendo un gesto con sus hombros) – Ni modo. Mucho gusto, chicas. – (Hace una reverencia, inclinándose levemente hacia delante, en son de saludo cordial)

Todas: – ¡Ah, su acento! ¡Qué linda voz! – (Diana y Camille) – ¡Siéntete como en tu casa! – (Camille) – Esperamos que te sientas cómoda con nosotras. – (Yorkie) – ¡Cuenta con nuestro apoyo para lo que sea que necesites! – (Gina) – ¡Sí! Y eres más que bienvenida a nuestro grupo si lo deseas. –

Todas se veían felices y no cesaban de platicar. Pero Tanya, por poco escondida detrás de Gina, seguía sin emitir palabras. Parecía como si su alma hubiese sido arrancada de su pecho por una delicada y sutil brisa con aroma a ámbar, fragancia cálida, almizclada y sensual. Fresca brisa oriental que Blake irradiaba al pasar cerca de ella, lo que le atraía y envolvía aún más hasta hacerla trepidar tan solo verla.

Y es que no solo su encanto la había dejado absorta, como a todos los demás, había algo más, algo inusual en la forastera, cierto misticismo sobre ésta, lo que había despertado en Tanya cierta curiosidad.

Tal interés que sintió por aquella angelada muchacha, la llevó a disimular para no levantar las sospechas de sus compañeras, quienes notaron algo extraño y diferente de su comportamiento habitual desde que las clases comenzaron.

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Comments

badboys

badboys

autor eres muy peculiar porque este primer capítulo me acaba de encantar y es muy interesante Cómo empezaste/Sneer//Sneer//Sneer//Sneer//Sneer//Sneer/ parece que tienes mucho talento con las palabras

2024-05-04

1

Isshel Scarlet

Isshel Scarlet

Interesante, sigamos 😃

2024-04-19

1

Eme.Pe

Eme.Pe

Me gusta, me interesó bastante

2024-03-20

1

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