Alicia reencarno en uno de los tres ducados en el imperio de Imix, a pesar de ser de una buena familia jamás salió de la mansión del ducado por culpa de su padre.
En su momento más crítico Alicia decide aprender a pelear y poder ser fuerte para sobrevivir.
¿Por qué reencarne?.
¿Al final tendré una vida tranquila?.
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¿En casa?
La voz provino de la puerta y era el conde que había entrado.
“Conde”.
“¿Cómo se siente, joven maestra?”.
“Me duele mi cuerpo pero estoy bien”.
“Eso es por estar mucho tiempo en el caballo, mañana traeré un carruaje para llevarla al ducado”.
“Si, eso sería grandioso”.
“Joven maestra, ¿qué piensa del duque?”.
“Conde, yo no espero nada del duque”.
“... Has cerrado tu corazón”.
El conde me miró con una expresión de es natural que eso pasara.
“Puedo decir que son contadas las veces que lo he visto, él nunca se ha preocupado por mi”.
“...”
El conde no dijo nada, él analizaba la situación del duque hacia mi y viceversa, la relación de padre e hija jamás se había formado ya que el duque desprecio a la joven maestra desde que era un bebe.
“¿Cuáles son sus planes?”.
“Practicar con la espada, ir a la academia y conseguir un trabajo o algo más que hacer”.
“¿Independizarse?”.
“Tal vez”.
El conde escuchó mis palabras, aún no sabía muy bien que hacer ya que es un plan a corto plazo.
“De acuerdo, espero que vea su futuro para usted y no para los demas señorita”.
“...”
Nunca había visto un futuro para los demás, siempre tuve que preocuparme por mi misma aun en esta vida como en la anterior, no espere que las respuestas cayeran del cielo como por arte de magia, solo luchaba contra la corriente como siempre para lograr mis objetivos.
“He regresado señorita”.
Marisa apareció con una bandeja de comida, un caldo de pollo llenó la habitación con el olor.
‘Como quisiera tener tortillas y limón’.
En mi otra vida solía comer caldo de pollo con tortillas partidas dentro y mucho limón, un rico platillo para comer.
El plato se acercó a mí y empecé a comer poco a poco.
Marisa se quedó conmigo un dia mas y al otro dia me prepare para ir al ducado, afuera Hugo junto con varios caballeros me esperaban con un carruaje con emblema del ducado.
“Vamos joven maestra”.
“Si”.
Subí en el carruaje para darme cuenta que los sillones eran demasiado suaves y empezó el camino de regreso al ducado.
Termine acostada en el camino, aún me dolía mi espada demasiado.
Estaba siendo escoltada por los caballeros de la primera división hacia el ducado.
El camino duró poco ya que nos encontramos en la capital asi que en menos de dos horas llegamos al ducado.
“Hemos llegado”.
La puerta se abrió para que Hugo me tendiera la mano para ayudarme a bajar, llegue a un lugar que no era cómodo para mi y solo regresaba para a poder usar los privilegios que le daban a todo noble de este imperio.
Tomé la mano de Hugo y bajé del carruaje.
“Vamos, la guiaré”.
“Si”.
Caminamos y el mayordomo nos recibió, no había ni duque, ni la duquesa, ni los hermanos, nadie más que el mayordomo que había abierto la puerta para que entrara.
Camine hacia dentro mientras el mayordomo empezo a dirigirnos.
“Es importante que la señorita descanse así que la guiaré a su nueva habitación”.
“¿Nueva?”.
“Así es, el duque ha pedido que le preparemos una nueva habitación”.
“...”
Empecé a seguirlo hasta que llegue a mi nueva habitación, la que me correspondía por derecho ahora estaba en el mismo piso que los demás hermanos.
“...”
“La habitación está al final del pasillo”.
“... Si”.
Hugo miraba el piso donde habían al menos diez habitaciones antes de llegar a la que me correspondía, él también sintió que se veía extraño estar hasta el fondo pero no dijo nada, solo me acompañó a mi nueva habitación.
“Es aquí”.
El abrió la puerta y la habitación era amplia, más amplia que la anterior habitación como una dulce celda esperando a su víctima para no dejarla salir de nuevo.
Esa es la sensación que tuve al verla.
En la habitación no había muchas ventanas.
‘Será complicado salir para ir al campo de entrenamiento’.
“...”
“¿Pasa algo?”.
“¿No hay una habitación con ventanas?”.
Pregunte al mayordomo vacilando, no quería esa habitación donde era más pared que vista.
“El maestro pidió preparar esta habitación”.
“...”
El duque había ordenado preparar esta habitación para mi, con esas palabras solo entendí aguantate y vive calladamente.
“Bien”.
Entré a la habitación dejando a Hugo y al mayordomo atrás y el mayordomo dijo.
“Descanse señorita”.
“...”
La puerta se cerró y después no se escuchó nada más.
¿Me encerró?.
Pero no sé escuchó el sonido del pasador de la puerta así que estaba abierto.
Mire alrededor buscando una salida por suerte en la parte que no se veía al ingresar había una ventana para que entrara la luz, lo suficientemente grande para que yo saliera y entrara.
Lo malo es que ahora estaba en la parte más alta de la mansión, tenía que preparar una soga o algo parecido para poder salir a voluntad.
Explore la habitación donde ahora viviría y encontré ropa nueva incluso para entrenar.
“...”
También estaba la espada que Hugo me había dado cuando fuimos al pueblo.
Revise cada lado, el baño y todo lo demás estaba bien organizado lo único que no me gustaba era donde estaba ubicada la habitación, estaba hasta el fondo pasando a los otros cuatro hermanos para poder llegar a las escaleras, solo era ridícula la caminata que tenía que dar solo para salir al jardín.
“Tengo que ser optimista”.
Si me rendía ahora solo me llevaría a la desesperación y así no podré avanzar, tengo que ser optimista para poder avanzar y hacer mi propio camino.
Me acosté en mi cama esperando que el día de mañana no sienta tanto cansancio y poder ir a entrenar.
Me dormí durante mucho tiempo hasta que escuche que alguien tocaba la puerta.
“Adelante”.
Hablé mientras bostezaba cuando una sirvienta que no conocía apareció.
“Mi nombre es Miel, soy la sirvienta a cargo de usted a partir de ahora”.
“Si, ¿qué pasa?”.
“El primer capitán de los caballeros del ducado me ha dicho que le aplique esta pomada para el dolor de la espalda, sirve para relajarse y quita el dolor según el me informo”.
Ahora que recordaba el hablo de eso cuando bajaba del carruaje solo que no le puse mucha atención ya que miraba alrededor de la mansión.
“Si, recuerdo que dijo algo así pero antes de aplicarla me gustaría comer algo”.
“Claro, dejaré esto aquí mientras regreso con su comida joven maestra”.
“Si”.
La nueva sirvienta parecía amable.