la historia de Tomas y Sofhi, esta novela es la secuela de mi primer libro Nuestra guerra.
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Capítulo 17 ¡Púdrete!
Narra Sofhi
Terminamos de comer el helado y camínanos juntos hasta estar cerca de mí casa, en todo el trayecto conversamos de muchas cosas, reímos y nos burlamos de diferentes situaciones que hemos vivido, el que camino se hace tan corto que rápidamente llegamos sin darnos cuenta, cuando lo miro para despedirme él se acerca y trata de darme un beso en la boca, pero yo logro esquivarlo
- Lo siento – se disculpa
- No, está bien, es solo que no estaba preparaba eso – le digo
- Tú me gustas mucho Sofhi y quiero que en algún momento me des la oportunidad de ser más que tu amigo – me confiesa
Yo le sonrió pues no sé qué decir, así que le doy un beso en la mejilla y me voy para casa, antes de abrir la puerta siento que me toman por la espalda me tapan la boca y no puedo gritar, el miedo se apodera de todo mi cuerpo cuando veo que me llevan arrastrada apartándome de casa, es de noche y todo esta oscuro entro en pánico comienzo a hiperventilar pero no me puedo dejar vencer así que abro mi boca y muerdo con fuerza la mano del que me está secuestrando, escucho un grito de dolor e inmediatamente comienzo a gritar muy fuerte para ser escuchada, pero de un solo tirón me voltean y me inunda la rabia cuando veo que es Tomas.
- Maldito infeliz- le grito y él se ríe mientras se mira la mordida
- ¿A caso eres un perro? – me dice riendo
- ¿Qué quieres? – le grito
- ¿Qué hacías? – me pregunta
- ¡Qué te importa! – exclamo
- Te vi – me dice
- ¿De qué hablas? – vocifero molesta
- Te vi con el tonto de Brad – me responde
- ¿Y a ti qué? déjame en paz – le ordeno
- No creo que a tus padres les agrade saber que andas a estas horas en la calle besando a un hombre – me dice enojado, tomo aire y suspiro profundo para responderle como se merece
- ¡Es mi vida, mi problema! yo nunca te he dicho que tienes o no tienes que hacer, además, hace mucho tiempo que tú y yo dejamos de ser tan cercanos como para vengas a dártelas de hermano sobreprotector déjame vivir y lárgate con tu mala vida a otro sitio, ¡pudreteee! – le grito
- No es como como hermano que te protejo- me dice
- ¿A no y entonces como qué? – le pregunto con cara de sarcasmo
Se acerca, me toma de la cintura y con la otra mano del cuello, yo hago fuerza para que no me acerque más a él, pues no creo poder resistir ese límite, pone sus labios muy cerca a los míos y me susurra
- Como hombre, te celo como hombre – me confiesa
Nos quedamos así por unos segundos, puedo sentir su aliento caliente cerca del mío, lo que hace que pase mi lengua por mis labios, como saboreando ese instante, él me toma con fuerza para besarme pero aunque quiero, no me dejo, esta vez le piso el pie y cuando se aparta le doy una bofetada
- Te prohíbo que me vuelvas a besar, no te confundas conmigo, no soy el tipo de mujer que te gusta frecuentar y la próxima que lo vuelvas a intentar te voy a morder hasta hacerte sangrar y te dolerá, lo juro – le grito y me giro para volver a casa pero siento que él me abraza por la espalda
- ¿Tienes miedo? – me pregunta
- De ti, jamás – le digo nerviosa cuando siento su respirar cerca de mi cuello
- Sé que te asusta no poder parar y querer más de mí, si no hubiese sido por Susi, tu y yo estaríamos contado otra historia – me dice dándome un beso caliente en el cuello, siento como mis piernas tiemblan y más rabia me da porque él tiene razón
- Tienes razón, me da miedo arruinar mi vida y mi futuro por alguien que no lo vale, así que te aconsejo que sigas con tu novia y tus amiguitas, a mi déjame en paz y si vuelves a molestarme hablaré con nuestros padres y le diré la forma como me acosas, no creo que a papa le guste saber que su querido sobrino se ha intentado propasar con su princesa – le amenazo
- Tu no serias capaz, además tú te has dejado – me dice con incredulidad de pueda cumplir mi palabra
- Sí, yo lo he permitido, pero es mi palabra contra la tuya, y adivina ¿a quién le creerán? – lo miro con cara de satisfacción y veo su ira reflejada en el rostro - esa es la ventaja de ser la buena y tú el malo
- Ya no eres la misma – me dice
- Así es ya no soy la misma estúpida de antes, tu siempre te la pasabas diciéndome que era una niña, y mira la niña se está volviendo astuta – le digo con confianza – no tenemos más de que hablar así que adiós
Me despido y salgo rápido para la casa, abro la puerta saludo a mi padres paso por el cuarto de los bebes que están dormidos, de ahí me voy directo para mi habitación donde me cambio y me cepillo para tirarme a la cama donde comienzo a recordar el momento con tomas, reniego una y otra vez por ser tan débil y amarlo aun después de lo cruel que ha sido conmigo, recuerdo su beso y su aliento caliente en mi boca y cuello, me estremezco solo de pensarlo y me da como una calor por todo mi cuerpo, ese maldito siempre logra descontrolar mis emociones, muerdo mi lengua para concentrarme en el dolor que me acabo de provocar, esto es mejor a estar fantaseando con ese idiota, intento no pensar en él, pero no tengo éxito de sacarlo de mi cabeza, así paso las horas hasta que siento que me voy quedando dormida.