Intentos desesperados para recibir amor fue lo que condenó a la joven señorita Vertron y un intento de asesinato fue el motivo de su ruina, de su muerte y del dolor más profundo que pudo recibir; la realidad de que no fue amada por nadie. Pero... ¿La muerte fue el final para la que era Villana para todos?
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Decisión
Había un ambiente tenso cuando llegó la directora. Sus ojos rápidamente se posaron en los de Anya, estos eran tan inusuales a lo común. Sus ojos brillaban fríamente y su sonrisa maliciosa hacia que todo aquel que la viera sintiera un escalofrío recorrer en su columna vertebral.
Anya ríe fríamente y dirige su mirada a la directora —"Villana... Una Verdadera Villana."— Pronuncia con satisfacción Anya en su mente.
La directora no podía entender muy bien lo que estaba pasando, pero al ver a Elena arrodillada en el suelo con una expresión de terror en su cara. Se vio obligada a pensar que Anya la estaba intimidando y como directora, no podía permitir pasar por alto ese acto de deshonor.
—Señorita Anya ¿Pero qué es lo que le está haciendo a la señorita Elena?—
Anya río levemente con sarcasmo. Volteó a mirar a Elena y su expresión de miedo la hizo sonreír complacida. La directora no pudo evitar sentir escalofríos al escucharla, pero se esforzó en ocultar su angustia.
—¿Yo? Ja ja ¿En serio, directora? ¿Cómo podía hacerle algo a la Señorita Elena?— Preguntó la mini villana con ironía.
—No me mienta señorita Anya, entonces... ¿Por qué la señorita Elena está en ese estado?— Cuestionó la directora con firmeza.
—Directora, déjeme aconsejarle. No juzgue algo sin antes tener pruebas y aún más si usted ni siquiera estaba presente ante la situación para poder opinar a la ligera. Le recuerdo que un libro no puede ser juzgado por su portada ¿no es así?—
Dijo seriamente Anya. No se le podía notar ninguna sola sonrisa y ninguna sola falsedad ante sus palabras. La directora tragó saliva fuertemente y prosiguió.
—Mis disculpas. Fue error mío al ser imprudente y tomármelo a la ligera. Entonces ¿Alguien me puede explicar que esta pasando aquí?— Preguntó decidida a saber.
—Un error lo comete cualquiera directora. Solo, procure no repetirlo. Mnnn, se lo explicaría yo, pero creo que la señorita Elena tiene las suficientes ganas de contarle detalladamente lo que pasó aquí (inclinándose levemente, Anya le susurró a Elena) ¿verdad que si, Señorita Elena?—
Elena no podía parar de temblar. Pero sabía que si no lo hacía, podía llegar a estar en graves problemas con su padre y no sólo con él, sino que sería criticada duramente por todo el mundo.
—S... si.. yo se.. se lo explicaré Directora.—Contestó Elena, mientras tartamudeaba.
—La escucho, señorita Elena.—
Elena miró nuevamente a Anya y tembló más ante la sonrisa espeluznante de la joven de cabellos plateados.
—Yo cometí un grave error con la señorita Vertron y por ello, ella fue amable a corregirme cortestemente.—
Confesó aún arrodillada en el suelo. La directora dudosa volteó a ver a Anya y Anya solo sonrió al notar que la miró.
—Y... ¿Se puede saber cuál fue su error?—
Preguntó curiosa haciendo que Elena se aterrorizara más al saber que si le decía, su dignidad siempre iba estar en peligro.
—E.. es... este.— Tarmudeó mientras pedía piedad ante Anya y ella sólo le sonrió fingidamente amable.
—¿Si? La escucho señorita Elena.— Insistió la directora poniendo en más aprietos a la pelirroja.
—Yo... yo he...—
—Solo hizo algo que no debía Directora, pero ahora todo quedó en el pasado ¿Por qué recodar algo tan desagradable? Es mejor dejarlo así.— Interrumpió la pequeña villana con seriedad.
La directora a pesar de su gran curiosidad, aguardó silencio, pues Anya tenía toda la razón. Así que por el momento lo dejó pasar y se marchó no sin antes darle un pequeño castigo a Elena.
Anya le tendió su mano a Elena para ayudarla a levantarse. Elena dudosa la aceptó, aunque se sentía agradecida con la persona que pensó que podía ser su "víctima".
—Gracias...— Susurró por lo bajo, sin embargo, Anya alcanzó escucharlo y la hizo sonreír.
—"¿Será que así se siente ser una heroína?"— Se preguntó. Pero aunque no se sintiera desagradable, sentía que eso de ser heroína no encajaba en ella.
—No me agrada prestar atención a cosas inútiles y tontas como estas y lamentablemente poseo poca paciencia en estos días. Pero, considerense afortunadas señoritas, esta solo será una advertencia, otra; ya no habrá.— Advirtió la pequeña niña con seriedad, aunque había decidido no castigar como solía hacerlo en su pasada vida, como le había mostrado su madre; no tenía la intención de dejar pasar fácilmente lo que le molestara.
Elena nuevamente tembló ante sus palabras. Sus pies temblaron y cuando Anya la soltó, su cuerpo cayó de rodillas sollozando fuertemente.
Anya simplemente se alejó de esas niñas que lloraban tan ruidosamente al haber sido intimidadas por palabras bastante consideradas por parte de la hermosa niña de cabellos plateados que acostumbraba castigar o sermonear de forma brusca y sin piedad, —"Jaja, no puedo creer que hice llorar a unas tontas niñas. Que inmaduro de mi parte."— Pensó ¿avergonzada? la pequeña villana con mente de adulta, y se dirigió nuevamente hacia su salón de estudio. Ya faltaba unos cuantos minutos para que el timbre sonará y empezarán de nuevo las clases.
Cuando sonó, todos los alumnos y profesores se dirigieron a sus respectivas clases.
—"¿Habrá lugar aquí para mí?"—Indagaba Anya en su mente. —"¿Tengo que seguir aguantando?... ¿Podré sobrevivir de esta manera?"—
Anya estaba tan concentrada en sus pensamientos, que las voces de los demás se volvieron casi inexistentes. Su mente estaba tan absorta por las preguntas que merodeaban sin compasión.
—Señorita...—
Anya estaba completamente perdida en sus pensamientos pensando una y otra vez —"¿Qué debería hacer?"—
—Señorita Anya.—
La voz persistente de una mujer sacó a Anya de sus pensamientos.
—Ah ¿Qué?—
Preguntó exaltada Anya mirando por los lados hasta encontrarse con la joven señorita Rebeca quien muy pocas veces había tenido la oportunidad de interactuar palabras en el pasado. Pero recordaba muy bien su desafortunada vida, al caer en las garras de un hombre que la mató por celos.
—Señorita Anya, las clases ya han terminado.— Informó la señorita Rebeca.
Anya sorprendida, se preguntó —¿Tan rápido ha pasado el tiempo?"— Pues al estar perdida en sus pensamientos, había perdido completamente la noción del tiempo.
—¿Ah, si? Le agradezco por avisarme señorita Rebeca.—
Rebeca, quien tenía 12 años, sonrió al escuchar el nombre de ella ser pronunciado por Anya. Pues al ser una familia no muy noble, su nombre era rápidamente olvidado y pasaba desapercibido por los que eran de un estatus mayor.
Anya se levantó de su asiento y fue caminado hacia la salida. Rebeca la siguió desde atrás, creyendo tener una oportunidad para establecer una posible amistad con la joven de cabellos plateados.
—No creo que sea buena idea involucrarte mucho conmigo, Señorita Rebeca.— Dijo la pequeña villana al darse cuenta de sus intenciones.
Rebeca se detuvo rápidamente. Se había dado cuenta de que había sido una ignorante al pensar que podría existir una amistad con alguien de ese estatus.
—No es lo que piensa, Señorita Rebeca. Solo que... si decide seguir involucrándose conmigo, me temo que no la beneficiaria mucho en un futuro.— Habló Anya.
—"¿Qué estoy diciendo?"— Se cuestionó Anya al darse cuenta que le había dado explicaciones a Rebeca para que no estuviera ¿triste?, algo que no iba muy bien con ella.
Rebeca sonrió al escuchar eso, se sintió aliviada que Anya no fuera igual a las otras nobles señoritas que solo se burlaban de las que eran de bajos estatus. Así que prosiguió a acompañarla. Anya solo sonrió por la decisión de Rebeca y negó levemente con la cabeza. —"Bueno... solo es una niña."— Pensó Anya observando de reojo la felicidad que emanaba la joven y pequeña niña que la seguía por detrás.
Al llegar a las puertas de las salidas, sintió una brisa pasar fuertemente por el lado de ella, haciendo que Anya se detuviera. Rebeca paso de lado corriendo a abrazar a una señora y a un señor que Anya supuso que eran los padres de Rebeca.
Al observar tal escena amorosa que nunca pudo tener, no pudo evitar sentir envidia por ella. Aunque sabía que no debía tener envidia de alguien que iba a morir muy pronto porque a Rebeca le esperaba un futuro muy trágico e insignificante. Pero aun así, no pudo evitar sentir la sensación de soledad que la atormentaba.
—Aquí no pertenezco... Buscaré un lugar para mí. — Musitó la villana de cabellos plateados mientras entraba al carruaje. Aunque sintió una leve necesidad de advertirle sobre la trágica vida que le esperaba a manos de su futuro esposo, no podía... apenas podía con su propio destino para preocuparse por los demás. Por las personas que quizá simplemente la consideraron un ser vil en aquellos tiempos.
Soltó la mano que le ayudó a subir y la pequeña villana observó a lo lejos.
—Hans...—
Llamó a su honorable caballero, quien se encontraba listo para acompañarla y protegerla.
—Si, señorita mía.—
Respondió al llamado haciendo una leve reverencia.
—Quédate aquí y acompaña a la señorita Alice quien al parecer demorará un poco más de tiempo.—
Ordenó Anya sin expresión alguna, mientras observaba a lo lejos a su encantadora hermana siendo escoltada por su prometido quien hablaba alegremente con Alice.
Hans no pudo evitar cerrar los puños con fuerza al ver que ese joven que se hacía pasar por noble le hacía eso a su señorita, quien por ser su prometida debía mostrarle el respeto que se merece.
—Pero...—Casi se escuchó el rechazo del joven caballero, pero se calló inmediatamente. No podía opinar aunque le disgustara alguna petición de su ama.
—Que desafortunada vida, Señorita. ¿No sería mejor opción escapar?—
Cuestionó alguien antes de que Hans cerrara la puerta del carruaje. Anya estaba en alerta, no reconocía quien era el que le estaba hablando con tanto atrevimiento sin mostrar la cara.
Hans al percatarse de la situación y sin poder hacer nada, dejó de mirar al osado joven apoyado en la esquina del carruaje, y observó a su Señorita en espera de una orden.
Aunque la pequeña niña de cabellos plateados podía salir en cualquier momento y encarar al atrevido, solo sonrió levemente. —¿Escapar?... ¿Qué haría una indefensa niña sin nada, ante el gran y despiadado mundo? Sería comida de inmediato cuando dejará las rejas que la protegen por deber.— Respondió tranquilamente con su expresión de indiferencia.
—...No solo hay una manera de escapar Señorita, y no la considero una niña indefensa.— Dijo el joven cuya identidad Anya Vertron no sabía, sin embargo, esas palabras... lograron romper la máscara de indiferencia de la pequeña Villana; ella se encontraba sorprendida.
aburrida
Alguien que me responda porfa