Betsabet Kohler es teniente del ejército de Alemania y ha destacado por su papel en la reacción rápida contra el narcotráfico. Considerada la mejor teniente de su unidad, pasó tres años en Estados Unidos desmantelando grupos dedicados al narcotráfico. Al regresar a su país, su coronel le asigna una misión como infiltrada en la organización liderada por Salvatore Müller. Su tarea consiste en integrarse en su vida y en su hogar para ganarse su confianza y enamorarlo, con el objetivo de obtener pruebas que permitan llevarlo ante la justicia y desmantelar la organización. Sin embargo, lo que comienza como una operación se convierte en un juego peligroso en el que se entrelazan el deseo, la traición, el odio, la demencia y el amor.
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Capítulo 2 Comienzo del juego 1/3
Salvatore Müller
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-Stepp me toma de la mano y caminamos juntos hacia el exterior de la mansión, donde el chofer ya lo está esperando para llevarlo a la escuela. Mi hijo se despide y se sube al automóvil; lo observo alejarse y me doy cuenta de que otro vehículo está ingresando. Reconozco que es de David. El automóvil se detiene y él desciende, noto que está hablando por teléfono. Cuelga con frustración y vuelve a marcar mientras se acerca, diciendo-Buenos días, ¿para qué necesitaba mi presencia?
(David)
-Le respondo- ¿Hasta cuándo seguirás llamándola?
-Él responde-La seguiré llamando hasta que conteste el maldito teléfono.
-Ruedo los ojos y le digo-Ya han pasado más de dos años, David. Debes resignarte, dejarla en paz y continuar con tu vida.
-Él guarda el teléfono, visiblemente molesto, y comenta-Jamás me resignaré; ella es mi mujer y la necesito a mi lado. Pero no vine hasta aquí para hablar de eso contigo. ¿Qué era lo que tenías que decirme?
-Respiro hondo, camino hacia el interior de la mansión y él me sigue. Una vez dentro, nos sentamos y le digo- Te llamé porque necesito que...
-En ese momento escuchamos unos golpes en la puerta. Autorizo la entrada y uno de mis escoltas informa- Mi líder, señor David, lamento interrumpir, pero tiene una visita.
-Le pregunto- ¿Una visita? ¿Quién es?
-Él responde- El señor Meyer.
-David me observa con una expresión de desdén y le digo-Dile que pase.
-El escolta sale y, tras unos segundos, entra un hombre con una carpeta. Saluda-Buenos días, mi líder y señor David. Estoy aquí porque debo proporcionarles información importante.
-Le digo-Señor Meyer, comente de qué se trata y sea rápido, no tengo mucho tiempo.
-Él responde-Permiso, señor. -Se acerca y me entrega la carpeta-. Me enteré de que comenzarán con una misión y que habrá una infiltrada en la organización con el objetivo de obtener pruebas en su contra.
-Abro la carpeta, miro la imagen del coronel Berger y, al pasar la página, veo a la teniente Betsabet Kohler. Es muy bonita. Leo detenidamente y digo- ¿Por qué este coronel no está de mi lado?
-Él me responde- Señor, él no se vende. Cree firmemente en la justicia. Si me permite, me encargaré de ellos dos.
-Le digo-Ellos no están solos; debe haber más de ellos. Me encargaré, tú puedes retirarte.
-David me pregunta- ¿Qué tienes planeado?
-Le respondo- Es mejor tener al enemigo cerca. Gracias a ella, me entregará a todos ellos. Los eliminaré de raíz, sin testigos.
-Sigo leyendo sobre la teniente cuando David carraspea y dice-Salvatore, ¿te has hablado con Kira? ¿Te ha dicho algo de Alicia? Tal vez sepa dónde está.
-Dejo de mirar la carpeta y lo miro- Kira sabe lo mismo que tú: que está viajando por los Países Bajos como médico voluntario.
-Veo que se levanta molesto y golpea el escritorio y dice-Eso es mentira. Rastree su teléfono; me indicó que estaba en uno de esos países, pero cuando llegué ella no estaba allí. Por eso no he podido encontrarla. Sus padres dicen que ella está viajando, pero no sé si me dicen la verdad o no quieren informarme sobre su paradero. Estos años sin verla me están volviendo loco.
-Le digo-Busca un hacker o pide ayuda a mi tío Gian o a sus hijos.
-Él responde con resignación-Ya lo hice, pero ningún hacker pudo ayudarme. Me dijeron que el sistema que tiene es inexpugnable; el que programó ese software era de otro nivel.
-Le interrumpo-Quizás alguno de los hijos de mi tío la está ayudando.
-Él dice- Es seguro, por eso no le he dicho nada, porque sé que no me ayudaría.
-Es lamentable verlo así; sé que está sufriendo por Alicia, está profundamente enamorado de ella, pero todo lo que hizo fue lo que causó que ella se alejara y ahora debe asumir su responsabilidad.
Después de conversar con David, recuerdo que hoy debíamos asistir a un evento. Pasadas unas horas, llego a la gala, donde muchos empresarios y políticos se acercan a saludarme, y respondo cordialmente. Entre los invitados, reconozco a una mujer con un vestido rojo; es la infiltrada. Se ve magnífica, el vestido le resalta aun más su belleza. Estoy seguro de que me divertiré mucho con ella. Si ella desea jugar, yo le enseñaré a jugar; este es mi juego y estas son mis reglas.
