Como en toda historia de colonización hay esclavitud y prostitución. Pero veremos cómo Gerrit, gigante holandés, se enamora de una nativa que trabaja haciendo la limpieza y como Ismaël , el militar francés, pierde el juicio por una prostituta. Dos historias de dos hombres enamorados de mujeres con culturas muy diferentes alas suyas.
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Al rescate de Hoku
El cautiverio de Hoku es una diversión para el jefe, se ríe de ella cuando ella pide clemencia, o llora por el dolor, hambre o frio. A Hoku se la ve demacrada, delgada, soporta humillaciones solo porque en Te ika a maui tienen trato con los blancos. Pero guarda silencio, no se atreve a decir que ella es mujer de un blanco, eso sería muerte súbita no solo para ella sino también para él, para Ismaël.
Los días que pasan se van transformando en semanas y finalmente Ismaël llega a casa. Va a casa con sus amigos y encuentra la casa repleta de polvo. Él se siente decepcionado de Hoku, ella abandonó la casa. A Ismaël no le queda de otra que salir con sus amigos e ir al bar cuando su ayudante llega y lo busca, puesto que reconoce el uniforme de su país, pero no reconoce a Ismaël.
-Señores, buenos días ¿De casualidad no vino con ustedes un tal Ismaël Malraux? Él es francés y vive aquí.
- Soy yo, ¿Cómo has estado?
- Seré directo contigo. Hace cuatro semanas casi, unos hombres del sur se llevaron a Hoku, su tribu fue a rescatarla, pero solo su hermano regresó con vida por qué huyó.
- ¿Qué dijiste? – Ismaël lo tomó como una ofensa.
- ¿Quién es Hoku? – le preguntan a Ismaël.
- De mi nadie se burla, y menos con algo de mal gusto. – está enojado y fulmina con la mirada a su ayudante.
- Ismaël, se llevaron a Hoku, ella vino a recoger comida, cuando dos hombres la saludaron, eran su padre y su hermano, fue de repente que unos tipos la arrastraron y amenazaron a la familia, la gente huyó de miedo, yo también tuve miedo.
- Vamos a buscarla. – Uno de los militares se ofrece a darle ayuda.
- Cuenta con nosotros, preparemos las armas, iremos por tu cuñado e iremos por ella.
Los franceses no demoraron mucho, fueron a buscar al hermano de Hoku. Los aldeanos se asustaron con la presencia de los uniformados, y sobre todo que van bien armados con los mosquetes.
- ¿Dónde está Hoku?
Ese nombre es lo único que entienden los maoríes. Ellos van a llamar al hermano, y éste es tomado por Ismaël y se pone exigente. El joven recuerda como este hombre blanco mató a dos hombres, así que sin poner resistencia obedece.
- ¿Dónde está Hoku? – le grita
- Se la llevaron a Te Wai Ponamu. – Está asustado el joven.
- ¿Dónde? ¡Habla! – Ismaël está perdiendo la paciencia.
- Los voy a guiar.
El joven avanza y los militares franceses lo siguen, en el puerto cargan con provisiones un barco parecido a un bergantín y zarpan, este tipo de embarcación es de rápido avance, en tres días pueden llegar a Kaikoua.
El cautiverio de Hoku está pronto a llegar a su fin, Ismaël está en camino a su rescate. Él, que por un momento pensó que ella lo había dejado, quería poner fin a su sueño de tener familia, sentía que había fracasado. Estaba dispuesto a tomar vino hasta decir basta y cambiar de rumbo a su vida. Todas esas ideas cambiaron cuando se enteró que ella nunca lo dejó, sino más bien, que se la arrebataron los enemigos de Te Wai Ponamu.
Su preocupación es saber en qué estado estará ella, ¿estará enferma?, ¿la habrán lastimado físicamente?, ¿aceptará volver con él? Y lo más importante ¿Lo reconocerá con el uniforme puesto? Éstas y miles de preguntas rondan por su cabeza, eso lo inquieta.
Ismaël recuerda que hace cuatro semanas se sentía mal y la imagen de Hoku se le desvanecía cada vez que intentaba recordarla, las fechas coinciden ¿Será que su conciencia está unida a la de Hoku para percibir el peligro desde la distancia? Ese pensamiento aún no lo entiende del todo, ¿Qué significa en realidad? Nunca antes había sentido algo así ¿Por qué no sintió nada por su padre? Tampoco lo entiende, ahora que se aproximan a Kaikoua el corazón de Ismaël late fuerte, como si la bomba de la vida sintiera la de Hoku y le dijera que está cerca.
Hoku está en la jaula, encerrada como castigo, ella tirita de frío, llora y piensa a media voz para que la acompañe.
-Ismaël se olvidó de mí y yo no he fallado. Ismaël, ¿Tienes otra?
Esta noche es la más triste de todas sus noches, pero lo que Hoku no sabe es que Ismaël y sus amigos están preparando sus antorchas y abren paso en la selva para su rescate. En la tribu todos los adultos van comiendo y Hoku va mirando como disfrutan del banquete, ella como esclava no tenía derecho de saborear nada, pero poco a poco el sueño se va apoderando de la débil rehén.
De repente se escuchan ruidos que despiertan a Hoku, los maoríes están festejando a ritmo de percusión, no le queda de otra que observar. Ese ruido también llega a oídos de los franceses, estos perpetraron en la aldea e Ismaël empieza a llamar a Hoku.
Los aldeanos se asustaron con presencia de los hombres blancos, vestidos con ropas raras y con armas y junto a ellos un norteño.
- ¿Dónde tienen a Hoku? – Ismaël les grita y el hermano de la rehén traduce.
- Ella es esclava, aquí se queda. ¡Váyanse! – con un gesto con la mano.
Ismaël apuntó con el mosquete y disparó, no necesitó de traducción, el gesto fue más que suficiente El hombre que dijo a los franceses de largarse terminó gravemente herido.
La voz de una fémina alertó a los franceses, alguien llama a Ismaël, éste va a buscarla mientras que los demás soldados apuntan con sus armas. Pero los maoríes no se quedan de brazos cruzados, ante la amenaza del hombre blanco, los varones fueron por sus lanzas.
Ismaël encuentra a Hoku y lo que ve no le gusta.
-Hoku, soy yo, Ismaël.
- Ismaël, pensé que te olvidaste de mí.
- Eso nunca. Voy a liberarte.
En el interior de su bota, desenvaina una navaja y corta las sogas que aseguran las paredes y el techo de la jaula. Los militares hacen una barrera humana para proteger a Ismaël, para que el rescate no sea interrumpido. Los guerreros hacen su ritual para la guerra, cosa que los franceses miran, pero no entienden nada, aun así, no bajan la guardia, los gustos de los guerreros intimidan a los uniformados, sienten cosas raras, pero no pueden bajar la guardia porque también están armados.
Ismaël logra liberar a Hoku, ella lo abraza con las fuerzas que le quedan, pero el francés se asusta al sentir la delgada figura de la mujer, se limita a abrazar y acariciar la espalda. Después del largo abrazo Ismaël, los cuerpos se separan e Ismaël besa los labios de Hoku cariñosamente y ella sonríe, está feliz. Ismaël no se olvidó de ella y lo vuelve a abrazar.
El hombre que tenía a Hoku prisionera, ataca. Ese guerrero no acepta que Hoku sea liberada por un norteño y menos por un blanco. Ismaël entiende el mensaje de agresividad, y no solo ese hombre, sino que hay muchos seguidores que están en posición de ataque. Ismaël sigue con su retiro para poner a Hoku en buen recaudo, más avanza el hombre blanco más feroces se ponen los maoríes.
El enfrentamiento es inevitable, mientras que los soldados luchan con los maoríes, el hermano de Hoku se escabulle de la confusión y va a los leños de la fogata, su intención es quemar las casas de madera y paja de los secuestradores. Entre tiros y gritos, todo el alrededor huele a humo, los maoríes retroceden, salvan sus hijos que se quedaron en las casas, pero hay dos infantes que están atrapados, Hoku salva a uno junto a su hermano lo calman, pero el otro bebé es salvado por un francés y se retiran del lugar, lo dejan quemar todo.
En la embarcación, Ismaël se encierra en una habitación con camarotes en compañía de Hoku, quería estar a solas, necesita mimar a su pareja, pero hay un impedimento, Hoku intenta amamantar al niño.
- Pobre niño, tiene hambre. – mientras ella arrulla al niño.
-Tú no tienes leche, no es tu hijo.
- Míralo ¡Qué bonito niño! – le cambia el tema.
- Hoku, deja al niño. He venido por ti. – se queja.
- ¡ Shhh! No hagas ruido, el bebé se está durmiendo. – lo dijo en maorí.
Ismaël se rasca la cabeza, pues no entiende lo que ella dice. Tuvo que esperar a que Hoku acueste al niño, pero observa el instinto maternal en ella y recuerda al pequeño Loïc. Está tan absorto en sus recuerdos que no siente el abrazo de Hoku, fue sino un movimiento de ella que lo devolvió a la realidad.
- Ismaël, pensé que te encontraste a otra.
- Eso nunca. – besando la sien – Eres mía y de nadie más.
- Me siento bien contigo.
- He pasado mucho tiempo pensando en ti. – Ismaël lo susurra al oído
- ¿De verdad? – Hoku está emocionada
- ¡Shhh! El bebé se puede despertar. - Habla despacio mientras besa el cuello de la mujer.
Hoku siente cosquillas el sentir los labios de Ismaël sobre su cuello, ella acaricia las mejillas de su salvador, luego le quita el bicornio para ver el cabello largo de Ismaël y jugar con su cabello, el color cenizo le llama la atención, ella tiene el cabello largo color negro azabache.
- ¿Te gusta mi cabello?
- El color me gusta.
- Me lo voy a cortar.
- ¡No! Me gusta mucho como te ves con el cabello largo.
Ismaël besa con profundidad a Hoku, haciendo que ella se quiebren las piernas, ella también corresponde al estímulo, todo sube: el tono, la temperatura, el hambre, las ganas de amar, en fin. Ismaël volvió a escribir su historia de amor con fuego tanto en sentido literal como figurativo.
Ismaël va comiendo a Hoku poquito a poquito para que dure lo que queda de la noche, se comportan como dos recién casados, todo es color de rosa para esta noche.
Ismaël está enamorado y sus ojos lo reflejan en su máxima expresión. Hoku está feliz de tener a alguien que la haya escogido, tener un hombre que la haga sentir especial, ella está feliz de tenerlo a su lado
