Amor en Éxtasis

Alejandro. – ¿Qué quieres Isaac?

Isaac. – ¡Aquí saludándote, el Érick también te manda saludos y hay alguien más que desea saludarte!

Alejandro. – ¡Déjate de juegos que yo no estoy para eso, y si vas amenazarme hazlo, que ya no les tengo miedo, así que no vuelvas…!

Isaac. – ¡Bájale de hue-vos Rey porque estoy a punto de tumbarte esa corona, y si ya no nos tienes miedo hay alguien que está a terrada…! ¡Escucha…!

Alejandro. –¡Carolina…? ¡p-uta madre con mi hermana no te metas hijo de la ch-ingada porque te juro…!

Isaac. – ¡Bájale wey! que no estás en condiciones de amenazarme, porque si no la que va a pagar los platos es tu carnala, así que mejor ven por ella ¡y ven solo put-o de lo contrario lo vas a lamentar toda tu vida…!

Carolina. - ¡No vengas es una trampa!

Isaac. - ¡Cállate p-erra!

Alejandro. – ¡Juro por Dios que si algo le pasa a mi hermana los voy a matar!

Isaac. – ¡Que no estás en condiciones de amenazar idiota! que no se te olvide que tenemos a tu carnala, ven por ella, eso sí ca_bron, ven solo, porque si le avisas a alguien, quien sabe cómo vayas a encontrarla…

Juanita. – ¡Mi niño por el amor de Dios, no puedes ir solo esa es una trampa, busquemos a tu madre ella sabrá que hacer!

Alejandro. – ¡No voy a exponer a mi madre, voy por Carolina! ¡trata de calmarte Juanita, si no regreso en hora y media buscas a mamá y le das esta dirección…!

Juanita. - ¡Dios te acompañe mi niño!

Jessica. – Buenas tardes profesora, lamento interrumpir su clase, ¡me es urgente hablar con la señorita Cristina Sanmillán.!

Cristina. - ¿Qué ocurre algo le paso a mi padre?

Jessica. – ¿Porque crees que algo le paso a tu padre?

Cristina. – ¡He estado muy inquieta toda la mañana! y de otra forma no estarías aquí ¿qué le paso?

Jessica. – ¡Tranquilízate querida, tu padre está bien! va a estar mucho mejor, ¡hasta tú por fin vas a poder ser libre…!

Cristina. – ¿De qué me estás hablando?

Jessica. – ¡Por fin ya se libraron de tu madre ella murió esta mañana…!

Cristina. – ¡Estas, loca! ¿qué te pasa? ¡cómo te atreves a inventar semejante estupidez…!

Jessica. – ¡Por Dios todos los que te conocemos sabemos cuánto odias a tu madre…!

Cristina. – ¡Odio su forma de actuar! pero es mi madre y más vale que no te metas con ella porque vas a conocerme.

Jessica. – ¡Vaya, vaya que sorpresas da la vida, la niña mimada, engreída y odiosa tiene sentimientos, quien lo iba a decir!

Cristina. – ¡No te equivoques conmigo Jessica así que ahórrate tu sarcasmo! porque no me conoces del todo y no debes de subestimarme…

Jessica. – ¡Por favor Cristina Jajaja! ¿crees que una escuincla como tú, puede amenazar a una mujer como yo…?

Cristina. – ¿Crees que una mujer como tú me asusta? ¡no tienes idea de quién soy… con mi madre no te metas!

Jessica. –¡Basta escuincla mal criada! eres tú la que no sabes quién soy yo, no tienes idea de con quién te estas metiendo, no sabes de lo que soy capaz, y despreocúpate, aunque quiera meterme con tu madre ya no puedo, ¡a los muertos hay que dejarlos descansar…! ¡estúpida! ¿cómo te atreves a ponerme una mano encima…? Pero que puedo esperar de ti, si eres igual de corriente que tu madre solo eres una basura…

Cristina. – ¡Cállate si no quieres que termine de romperte la cara! y no te equivoques Jessica no eres mejor que yo, ya se te olvido que hay detrás de esa apariencia elegante y sofisticada se esconde la de una ….

Jessica. – ¡Cállate porque soy yo la que te va a reventar la boca…!

Cristina. - ¿Y qué esperas? ¡hazlo, anda que todos vean quien es realmente Jessica Ramírez que todos vean quien es la basura…!

Jessica. –¡Juro por Dios, que esta me la vas apagar querida! soy una dama y tu tan solo una pobre huérfana que se ha desquiciado ante la muerte de su madre… así que vámonos tu padre nos está esperando…

Cristina. – ¡Yo no voy contigo a ningún lado! yo me voy en mi auto y si voy a buscar a mi padre y decirle que clase de mujer eres, mira que inventar algo así, quítate de mi camino…

Mi corazón latía fuerte como una locomotora a toda velocidad a punto de descarrilarse, al menos creía que en cualquier momento mi corazón se me saldría del pecho, eran sentimientos encontrados por una parte me aterraba la idea de que algo más le pasara a Carolina, y por otra sentía tanta rabia quería destrozarles la cara a golpes, como se habían atrevido a meterse con mi hermana, llegar a la calle Serapio Rendón en la colonia San Rafael, casi enfrente del cine opera en un edificio viejo donde en la primer planta había una panadería, y en el primer piso un consultorio médico, temblando me acerque a la puerta, toque el timbre con número 444, la espera fue un suplicio, las piernas me temblaban y solo pensaba en no desfallecer, en cuanto la puerta abrió al ver a Erick lo tome de la playera y lo empuje contra la pared del pasillo…

Alejandro. – ¿Dónde está mi hermana?

Erick. – ¡Bájale de huevos put-o si no quieres que le pase algo…!

Alejandro. – ¡Ya estoy aquí ahora déjenla ir…!

Erick. – Tranquilo cab-ron y nos amanecemos, así que voltéate

Me ato las manos con cinta masquin, podía sentir el nerviosismo de Erick dio dos o tres vueltas con la cinta, subir hasta el cuarto piso fue agonizante fue como si el corazón se me fuera a salir por la boca.

Cuando entramos al departamento, había un desorden por todos lados, trastes sucios sobre un viejo comedor de madera de cuatro sillas en una de ellas me sentó y dio dos vueltas con la cinta aquella silla rechinaba como si fuera a desarmarse, enfrente de mi al fondo había una puerta, la cual se abrió de golpe y ahí estaba él, me vio desafiante, cuando se hizo a un lado pude ver a Carolina sentada en la orilla de la cama amordazada, tratando de decirme algo, sentí desesperación verla así ver como de sus ojos salían lágrimas.

Alejandro. – ¡Déjala ir ya me tienes aquí!

Isaac. – ¡Y se van air los dos, pero hasta que a mí se me dé la gana…!

Erick. – ¡Wey a ella déjala ir…!

Isaac. – ¡Tú Cállate! a poco crees que voy a perder la oportunidad de divertirme con esta muñeca…

Sentí que el corazón se me encogió cuando de un cajón saco un arma y la empezó a pasar por el rostro y cuerpo de mi hermana, quien estaba aterrada, intenté soltarme, pero no pude…

Alejandro. – ¡Déjala, no la toques…!

Carolina. – ¡No, suéltame no…!

Isaac. – ¡Esto es para ti ca-bron! espero disfrutes de la función, porque es especialmente para ti…

Alejandro. – ¡Suéltala hijo de la chin-gada suéltala…!

Isaac empezó a desgarrar la blusa de Carolina a tirones, ella forcejeaba y en medida de lo que podía gritaba desesperada, tratando de defenderse de esa bestia, sin poder hacer nada, él la aventó sobre la cama para seguir manoseándola e intentando besarla, en ese momento me levante con todo y silla y sin dudar me deje caer hacia atrás llevándome a Erick cayendo los dos al suelo, la silla se hizo pedazos, con la caída, la cinta de mis muñecas se trozo, tome una de las pata de la silla y sin dudar aseste el golpe en la cabeza de Erick, y me le fui encima a Isaac justo cuando él me apuntaba con el arma.

Isaac. – ¡Ahora si te va a cargar la chin-gada…!

En el momento que el jala del gatillo Carolina lo aventó con sus pies por lo que aquella bala se incrusto en uno de los muros, por lo que aseste un segundo golpe con la misma pata en las manos de el para que soltara el arma, todo fue tan rápido que estábamos trenzados tomándonos de la camisa chocando entre los muebles de aquel cuarto, mientras el gritaba buscando la ayuda de Erick, quien empezaba a reaccionar, tenía que actuar rápido, tenía que encontrar la manera al menos de sacar a Carolina de ahí. Por lo que lo avente sobre una vieja televisión la cual cayó al suelo junto con nosotros, el tomo el arma y sin dudar me le fui encima, al instante en que el arma escupía una bala más…