"AUT VIAM INVENIAM AUT FACIAM" (encontraré mi camino o haré el mío yo misma) - susurró en latin. Era una declaración de guerra. "Él pasaba horas dibujándola a ella en papel y ella se pasaba las horas dibujándole palabras de amor en la piel. Habían estado seis meses juntos y habían vivido mil cosas. Creyó que le conocía como nadie. Ahora debía aprender que nadie conoce a nadie. La traición siempre es más dolorosa cuando quien la comete es el más amado por ti."
Bixby es una experta en matar y proteger. Toba la convierte en su numerale, su mano derecha. Él es el jefe de todos los jefes de la mafia y juntos se convierten en invencibles. Todos la llaman L'onorevole del Don y la consideran el bien mas preciado del jefe. Entre ellos saltan chispas y Toba no tarda en convertirla en su goomah (amante). Pero la hermosa asesina, no es adecuada para ser la gran señora de la casa al lado de él y elige a otra mujer como su esposa.
Nunca mas le permitirá verla ni acercarse a ella.
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Capítulo 16
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Sebastián se va, dejando a Bixby al cuidado de Toba. Les visitará en unos días para hacerle seguimiento a ella. El médico se va de la casita, con ganas de conocer a esa mujer cuando no esté medio muerta por un impacto de bala. Además de eso, se lo come la curiosidad pensando en qué clase de vida lleva una persona como ella.
Toba le ha contado cosas increíbles sobre su familia y le ha dicho que la chica se llama Bixby y que es su guardaespaldas, por no decir que es una asesina. Él vio la noticia de lo que pasó en el hospital con un total de siete hombres muertos y ahora que sabe que fue ella la autora, se muere de ganas de saber de ella.
Se ha quedado impresionado con su amigo también. Sabía que su familia era relevante y tenía dinero, pero nunca supo que tenía ese tipo de implicaciones en los bajos fondos. “¿Mafia? Madre mía…”. Ahora entendía por qué había algo distante en Toba siempre.
Desde que lo conoció en el colegio, siempre le cayó bien y tenían una amistad que con los años se volvió más profunda. Sabía que era el amigo más íntimo que tenía Toba en su vida. Y con eso y con todo, nunca había conocido esta parte de él. No estaba mal tener un amigo en la mafia, pensó. Y condujo de vuelta a la ciudad.
Toba, estaba preocupado. Se había quedado mal con la conversación que tuvo con Marián y ahora solo quería volver para verla, pero sabía que no podía, en parte porque sería una terrible imprudencia y en parte porque no podía dejar tirada a la chica para que muriera. Le gustase o no, estaba confinado por tiempo indefinido en la casa.
Dio algunas vueltas por el lugar observando todo con detenimiento. Realmente era una casita acogedora y tenía de todo. Sin embargo, no había ningún objeto personal. Nada que se pudiera relacionar con un hobby o un interés particular con la mujer de la cama. El espacio era impersonal y destilaba frialdad. Todo en su sitio y un sitio para todo.
Reconoció que ella era más masculina que él incluso en esto. La casa de Toba era un guirigay de cosas que le gustaban y que revelaban a cualquiera que visitara su apartamento, qué cosas le gustaban y cuáles eran sus intereses. Además, le gustaba estar rodeado de cosas bellas.
Tenía objetos hermosos por todos lados y también cosas entrañables que le gustaban o representaban algún recuerdo agradable de su vida, como unas figuritas de barro hechas por su hermano Josu cuando iba al kínder, o un gorrito que usaba Valeria cuando era una bebé… cosas de sus hermanos, sus padres, sus amigos… recuerdos de su pasado que le hacían sentir bien.
Bixby no tenía nada de eso. Como si no tuviera pasado. Como si ni siquiera existiera en presente tampoco. Reflexiono que en gran medida tiene su lógica. No era alguien que pudiera dar pistas sobre sí misma o sobre quién era ella. Una asesina entrenada no podía mostrar jamás a quienes amaba o quienes eran su familia pues eso podría convertirse en una debilidad y pondría en riesgo a sus seres queridos.
Toba conocía a mucha gente de los bajos fondos. Pero como Bixby… era el primer asesino de su tipo con el que contactaba. Incluso los guardaespaldas o los soldados de la familia, eran más cercanos, más normales. Ella no. ¿Era la numerale de Don Antonio, quizá? ¿O de Doña Gilda?. Tenía un montón de preguntas acerca de ella.
Pero mirándola ahora tumbada en esa cama, le pareció que no era más que una niña a la que en algún momento se le torció la vida y terminó siendo así. Le acomodo las mantas y le refresco la cara con una toalla húmeda. Sudaba profusamente debido a la fiebre y se le pegaba el flequillo a la frente. Vista así de cerca y con esa expresión tranquila, debía reconocer que era bellísima.
Tenía una piel de alabastro y las pecas le daban un toque inocente y dulce. Las pestañas negras enormes y rizadas, bordeaban sus achinados ojos. Las cejas casi rectas enmarcan perfectamente su mirada que era inquietante y oscura como la noche cuando tenía los ojos abiertos. Nariz ni pequeña ni grande, un poco achatada en la base. Y su boca, curiosamente era de un color rojo oscuro, cuando no estaba enferma, con unos labios turgentes que parecían dibujados y a él le recordaban a una fresa muy roja.
Se entretuvo en recorrerla, atendiendo a cada detalle. Hasta su cuello era hermoso. Si no fuera por su manera de ser, sería preciosa. No sabía qué tipo de infancia había tenido, pero seguramente no en las mejores y se preguntó cómo sería ella si su entorno al nacer hubiera sido más parecido al de Toba, rodeado de privilegios y amado por su familia.
Y luego estaba esa forma de hablar sobre el sexo. ¿En serio esta mujer con esa carita y su edad había practicado sado tal como le dijo?. Quizá solo quiso burlarse de él porque ella no parecía del tipo que hubiera tenido tales experiencias y de hecho quizá no tenía siquiera experiencia de ningún tipo.
Toba siempre fue cuidadoso con las personas que se relacionaba, por eso que no había tenido demasiadas novias ni tampoco relaciones sexuales. Para él era importante tener una buena pareja y creía firmemente en las relaciones sanas y duraderas, en las que se debía respetar a la mujer y tratarla con cuidado y cariño.
Sus padres habían tenido una relación de toda la vida, y aun con problemas y sus más y sus menos, siguen juntos. Eso era lo que Toda deseaba también para sí mismo, aunque prefería a una mujer distinta a su madre en algunos aspectos.
Y desde luego, jamás pondría sus ojos en una asesina psicópata como Bixby.
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Los días pasan lentamente en la casa de la playa. Bixby apenas hace otra cosa que dormir, al punto que parece la bella durmiente después de pincharse con la rueca. Toba a veces se acerca a ver si sigue respirando.
Él mata el tiempo leyendo, viendo la tele o videos y también consiguió descargarse las aplicaciones que necesita para su trabajo de diseñador lo que le permitió ponerse a trabajar en algunos de los proyectos que tenía en mente desde hacía tiempo.
Empieza a crear un montón de buenos bocetos que le servirán en el futuro para ilustrar libros digitales que es su ocupación principal, o incluso para otros productos multimedia que gestiona en su empresa.
También hace bocetos sobre papel de Bix, su rostro, su pelo y su cuerpo. La dibuja sin parar en todas las perspectivas creando memorias de ella pues le parece el personaje perfecto de un manga, con su gabardina negra y sus botas. A veces usa personas reales para sus ilustraciones.
Gente que, como ella, tiene algo que le llama la atención y desea plasmar de alguna manera. Le toma mucho tiempo recrear exactamente el aura de Bix, pues los personajes no son solo un dibujo plano y sin contenido. El éxito está en ser capaz de dotarlos de alma y movimiento, así que trabaja y trabaja, hasta quedar satisfecho. Quien sabe, es posible que con el tiempo utilice estas ilustraciones en algún proyecto.
Quien sabe, es posible que con el tiempo use estas ilustraciones en algún proyecto. De momento disfruta dibujándola. Observa todos los bocetos. Los guarda en una carpeta plástica y va a preparar algo de comer.