Cristina es una excéntrica chica cuya carrera musical fue vetada por Mireya Carmona la hija del presidente del país y que se encuentra en medio de una situación difícil debido a una mala decisión que tomo, Cristina debe encontrar su camino para alcanzar sus sueños y su felicidad
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Capítulo XVI: Cristina una chica muy valiente Parte 1
Cristina siempre había desconfiado de Marcia, la novia de Luis Arturo, aunque las autoridades insistían en que no tenía responsabilidad en el secuestro, algo en ella no le cuadraba. ¿Cómo era posible que los delincuentes supieran exactamente cuándo y dónde estaría su amigo sin escoltas?, además, la puerta de la habitación había sido dejada sin seguro y nada era coincidencia.
Durante varios días, Cristina observó a Marcia en silencio, descubrió que siempre iba al baño a la misma hora, así que una tarde decidió anticiparse y esconderse allí, no tuvo que esperar mucho. Marcia entró, y con ella… su hermano Marcos, a pesar de que era el baño de chicas, él no dudó en ingresar, lo que Cristina escuchó a continuación fue devastador.
—¿Marcos, qué haces aquí? —preguntó Marcia, nerviosa.
—Tengo miedo —respondió él—. Hicimos todo lo que nos pidieron y María no ha vuelto.
—¿Llamaste al número que nos dieron?
—Sí, pero está desconectado.
Marcia rompió a llorar.
—Yo hice lo que querían… los ayudé a llevarse a Luis Arturo. ¿Cuándo va a regresar María?
Ambos hermanos se abrazaron, destrozados.
—¿Qué hemos hecho, Marcos? ¡Dios, soy una persona horrible!
—No teníamos opción… Nadie sabe dónde la tienen. Mamá y papá la están buscando por todas partes.
Cristina, paralizada detrás de una de las puertas, sintió un nudo en la garganta. Su corazón latía con fuerza. Por suerte, llevaba consigo su grabadora del club de música. La encendió justo a tiempo, registrando la confesión entera.
Cuando estuvo segura de que podían verla sin sospechar nada, salió del baño con cautela. No sabía qué hacer con la grabación. Temblorosa y angustiada, buscó a la única persona en la que confiaba por completo.
—Leo… acabo de escuchar algo horrible y no sé qué hacer.
—¿Qué pasó, Cris?
—Grabé a Marcia hablando con su hermano… Ella ayudó a los secuestradores a llevarse a Luis Arturo.
Leo palideció.
—Tienes que llevar eso a sus padres. Ahora.
A pesar del miedo, Cristina hizo lo correcto. Fue directamente con la familia Alcalá. Ellos también albergaban dudas sobre Marcia, pero no habían tenido pruebas. Hasta ahora.
Gustavo vio como salían de la secundaria juntos, y Leo llevaba abrazada a Cristina, presentía que algo muy grave había pasado, sin embargo, sintió disgusto a pesar de lo que estaba ocurriendo, Cristina cada vez era más cercana a Leo y eso no le agradaba. Se dirigieron a la casa de Luis Arturo y Cristina habló con Mercedes, la información que ella le proporcionó fue bastante útil, ya que sospechaban de Marcia.
—Te arriesgaste mucho Cristina, eso que hiciste es muy peligroso.
—Si con eso puedo ayudar a que Luis Arturo regrese pronto, no me importaría volver a hacerlo.
Jaime Alcalá, en cuánto le avisó Mercedes sobre lo que Cristina había encontrado, llegó a casa al poco rato, se veía bastante demacrado, había sido dos semanas desde que su hijo estaba desaparecido, apenas vio a la chica
la abrazó, estaba desesperado por su hijo, pero también porque Cristina se pusiera en riesgo porque la conocía desde niña.
—Gracias Cristina, evitaré por todos los medios que se sepa que fuiste tú la persona que grabó esta conversación, ahora por favor vuelve a tu casa y no salgas, porque aún no sabemos quiénes son las personas tras estos actos.
Jaime se refería a que había muchas personas desaparecidas en ese momento y nadie estaba exento de correr la misma suerte.
Carmona se sorprendió de que alguien encontrara una pista tan rápido porque necesitaba que Jaime Alcalá se sintiera más desesperado por no encontrar a su hijo, él estaba muy feliz produciendo dolor a muchas personas, tenía tanto poder en ese momento que ya no le importaba disimular, ver a Armando Ramírez desesperado buscando a su familia y a Jaime Alcalá tan orgulloso al borde de las lágrimas era muy placentero.
Leo acompañó a Cristina hasta su casa, donde los recibió Laura, visiblemente preocupada por su nieta.
—Gracias por traerla, Leo —dijo con alivio.
—No hay problema, abuela —respondió él con amabilidad, usando el apelativo cariñoso con el que Cristina solía llamarla.
Su familia también lo presionaba para que regresara a casa, así que se despidió pronto.
—Criss, me voy. Trata de descansar… y no te preocupes por nada —añadió antes de besarle suavemente la frente. Cristina estaba emocionalmente agotada.
Poco después, Gustavo llamó para intentar averiguar qué había sucedido, pero Laura le dijo con tono firme que Cristina ya dormía y no pensaba despertarla. Gustavo colgó con fastidio. Nunca le había simpatizado la abuela de Cristina; sentía que, cada vez que podía, lo humillaba, y eso hería profundamente su orgullo.
A la mañana siguiente, en la escuela, Marcia Ortega y su hermano Marcos fueron arrestados. Ambos lucían confundidos, sorprendidos: no entendían quién los había delatado, pues habían sido extremadamente cautelosos. Jaime Alcalá, consciente del riesgo que corría Cristina, jamás reveló el origen de la grabación. Sin embargo, con esa prueba en mano, las autoridades presionaron a los hermanos hasta quebrarlos.
Mientras tanto, uno de los hombres cercanos a Carmelo Carmona contactó a Jaime, y lo condujo a un lugar oculto. Allí, lo primero que vio fue el cuerpo sin vida de Pedro. Un golpe devastador. Luego, lo llevaron ante Carlota, que apenas respiraba. Esa escena quebró algo dentro de Jaime. El hombre fuerte, firme, que durante años había sostenido un imperio con orgullo… dejó de ser el mismo.
Fue entonces cuando comprendió la verdadera naturaleza de Carmona. A pesar de la amenaza latente, Jaime ejecutó una jugada estratégica: cedió la toma de decisiones de Industrias Alcalá a la junta de accionistas y estableció restricciones para evitar que las acciones pudieran ser vendidas o manipuladas fácilmente. No dejaría que ese monstruo se apoderara de la empresa que tanto le había costado levantar.
En un acto de gratitud hacia la única persona que había actuado con absoluto desinterés —aun a riesgo de su vida— Jaime decidió cederle en secreto un 2% de las acciones a Cristina. Sabía que ella ahora era un blanco.
—Jaime, ¿puedo preguntarte por qué querías reunirte conmigo? —preguntó Laura al recibirlo en su casa.
—Acabo de transferirle el 2% de acciones a Cristina. Pero nadie debe saberlo —respondió con solemnidad.
—¿Por qué lo hiciste?
—Porque mientras Carmona siga en el poder… y su hija continúe obsesionada con Luis Arturo, tu nieta estará en peligro constante.
Ambos acordaron mantener el asunto en absoluto secreto. La identidad de Cristina como accionista debía protegerse. Si se hacía público, el gobierno o incluso su propio padre podrían usar esa información para manipularla. Así, estipularon que solo se usaría una parte mínima de los dividendos para sus necesidades cotidianas, mientras que el resto se mantendría en un fideicomiso al que Cristina solo podría acceder al cumplir los 21 años, la mayoría de edad legal en el país.
o sea que siempre están en condiciones de violencia, maltrato e injusticia??? ya sobrepasa la inmoralidad y la ignorancia de los ciudadanos, así sea los que más tienen dinero... ya que son los que mantienen al país y a su presidente!!!! 🥱🤢🤮