Tu Dulce Aroma

Habían pasado más de diez días antes de que el omega pudiera salir de la habitación, su rostro demacrado aun bajo toda la capa de maquillaje tenía como explicación lo mucho que extrañaba a su prometido.

Skylar vagaba como alma en pena por la casa, ocasionalmente le escribía mensajes a Kelly y aunque las respuestas eufóricas de la omega lo hacían sonreír, la sensación se iba rápidamente cuando apagaba la pantalla.

Tenía que volver a clases dentro de una semana, supuso que así era mejor quería salir de casa, se sentía ahogado.

Los regalos ostentosos que enviaba Carter se acumulaban en la entrada de la casa, el omega ni siquiera se esforzaba en ver qué cosas enviaba.

-Sky, cariño han vuelto a llegar flores y un estuche de la joyería más reconocida de la ciudad, deberías bajar a ver que te ha enviado Carter. - La voz de su madre lo irritaba.

-No me interesa, puedes dárselo a los sirvientes. - La voz del omega sonaba apagada.

-No, debes dejar de hacer una pataleta y comportarte a la altura. Carter se equivocó y está tratando de enmendar su error agasajándote. - Una ligera arruga apareció en la frente de su madre.

El omega abrió los ojos y se fijó en su gesto, nunca le pareció tan abrumadora la presencia de su madre.

Se puso de pie y lentamente subió a su habitación y cerró la puerta con fuerza.

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Era muy temprano aun, pero Skylar ya estaba listo para ir a clases solo quedaba un mes de clases y aunque él debía algunos exámenes no le preocupaba demasiado.

Kelly lo mantenía al día de todo lo que se decía, se lo había pedido porque necesitaba sentirse preparado para la avalancha de preguntas que se avecinaban.

Suspiró profundamente y apenas el reloj marcó las siete bajó a la cocina, masticó una tostada y se subió al auto, el chófer ya lo estaba esperando.

No dejaba de juguetear con sus dedos estando sumamente nervioso todo el camino, llegó como siempre puntual. Antes de bajarse del auto el chófer le deseó un buen regreso a clases y eso lo animó, le devolvió una sonrisa y por fin después de semanas de agonía sentía que estaba volviendo a algo que reconocía como normal.

Se bajó y caminó altivo hasta llegar a su salón, nadie le dirigió la palabra, pero no dejaban de observarlo y un cuchicheo persistente perseguía al omega.

-Sky... - Una voz que reconocía perfectamente.

Giro y pudo ver el cabello rojizo y las gruesas gafas de su amiga y por un instante sintió ganas de llorar. La omega corrió hacia él y lo abrazo efusivamente, él solo pudo devolver el abrazo tímidamente. Tenía tanto miedo de que esto no fuera real.

-¿Sky? ¿Qué sucede? - La voz de la omega sonaba preocupada.

El omega hundió su cabeza en el hombro de la chica y ella comprendió que algo estaba mal. Lo llevó a los jardines traseros del instituto, Skylar se dio cuenta y negó con la cabeza.

-No quiero ir allí, me trae malos recuerdos, vayamos a otro lado. - Su voz sonaba demasiado triste.

La omega asintió y lo llevó detrás del gimnasio, era su escondite favorito porque rara vez alguien llegaba hasta allí a comparación de otros lugares escondidos que tenía el instituto este era prácticamente suyo.

- Kell tú tenías razón… Carter es un idiota... - El rostro del omega se contrajo y no pudo evitar derramar algunas lágrimas.

-¿Qué fue lo que sucedió? La última vez que hablamos sobre esto estabas feliz y me decías que él era perfecto para ti... ¿Qué te hizo ese imbécil? - Kelly tenía la cara desencajada.

-Fui tan estúpido. - Skylar sabía que la única persona que podría darle verdadero consuelo era aquella omega que no podía sacarle los ojos de encima.