Bayolett Anderson era la chica a la que todos esperaban saludar por la mañana en la escuela. Era amable, femenina, inteligente y la mejor en todo, literalmente. Todos la conocían como La Duquesa debido a que su familia era una de las más ricas, y por su actitud. Ella misma planeaba su futuro meticulosamente. A pesar de siempre mostrar una imagen perfecta, solo aquellos que realmente la conocían sabían quién era en realidad. Sin embargo, todo cambió cuando sus padres decidieron
intervenir en su destino. ¿Acaso los matrimonios arreglados aún existen en la actualidad? Al parecer sí. Al ser unos padres ausentes, no fue mucha sorpresa para Bayolett, pero sí mucha indignación. Eros Wild era uno de los más destacados de toda la ciudad. Eros seguía su camino hacia lo que quería, mostrando su
dominio y estableciendo las reglas. Por otro lado, Bayolett revelaba poco a poco su verdadera esencia, la cual mantenía oculta ante los demás y que sería su perdición. Eros sería otra de las victorias.
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Capitulo 15
Me siento en la silla y me cruzó de piernas, Eros se sienta a mi lado. Julia y su madre en frente y Ester a su lado. De a poco las mujeres de servicio empiezan a traer las cosas, les agradezco cuando dejan el café frente mío, junto a algunas galletas. Esta vez empezaré yo.
-Entonces, Julia –me mira, le sonrío –me gustaría escuchar de ti –ladeo la cabeza. Mira unos segundos a Ester y luego a mí, me sonríe.
-Que tierna eres –levanto levemente mis cejas, aún sonriendo –.Y bueno, no hay mucho que contar. Es decir, soy modelo hace tres años, y ahora estoy grabando un programa –sonrío más.
-Vaya, eso es algo realmente admirable –digo honestamente, bajo la mirada a su vestido –Oh, me encanta tu vestido.
¿Chanel? –asiente, aún sonriendo –Uh, tienes un gran gusto.
-Gracias –ladea la cabeza –Ester carraspea, la miramos.
-Concuerdo contigo, Julia tiene un gran gusto. Y una gran independencia, consiguió todo por sí misma –la mira con orgullo.
-No lo dudo vuelvo a hablar –. Por eso lo digo, admirable.
-vuelvo a mirar a Julia. Espero tener tu espíritu en unos años.
-Estoy segura de que lo lograras. A tu edad también buscaba inspiración –toma un sorbo –un poco soberbia, pero inofensiva. La única reina serpiente es la señora Ester, pero aún queda tiempo.
-Yo también lo creo, mi hijo será una gran ayuda para eso –suspiro –¿Verdad, hijo?. No tiene nada para atacar más que para insinuar que soy una sanguijuela.
-bayolett es bastante independiente, en realidad –lo miro –Y algo reservada, se que planea su propio futuro, y a pesar de que estemos juntos, se que no me necesitaría si estuviera sola. Ella es muy capaz toma de su café, mientras deja el
Ambiente en silencio Eso no me lo espere.
-Solo espero –me mira –estar en su futuro. Le sostengo la mirada, no una batalla como siempre, simplemente, una mirada. Y dejándome con la duda, si todo lo que dijo fue de verdad, o solo por actuar.
-Bueno –parpadeo y miro hacia Ester cuando carraspea –mejor cambiemos de tema antes de que esto se vuelva sentimental –sonríe. Miro de reojo a Eros, mientras aún pienso en sus palabras.
Suspiro, cuando el agua fría llega a mi nuca. Me miro al espejo. Me estoy desconcentrando de lo importante, hacer que Ester deje de intentar tirarme abajo. Posiblemente, también pensó en su momento que Julia era una sanguijuela, tal vez ni siquiera le agrada. Pero ahora mismo, hará todo para intentar acabarme. Y eso de verdad me da lástima. Me giro y abro la puerta del baño, detengo mis pasos cuando veo a Ester, parada de brazos cruzados –Suspiro, aquí vamos.
-Bien, suficiente de juegos –se adentra, giro mi cabeza hacia ella –iré al punto porque me canse de ser paciente –suspira –¿Cuánto quieres? junto mis cejas –¿Un millón?, ¿una casa?, ¿los dos?. La miro unos segundos más y me vuelvo a girar.
-Aún no termino mi café –. Avanzo, pero toma mi brazo, frunzo el ceño y la miro.
-¿Te crees astuta solo por sostenerme la mirada?, no me conoces, Bayolett. Y no sé que hiciste para engatusar a mi hijo, pero te advierto, no eres lo suficiente para él –. Suspiro y relajo mi gesto, observando su rostro serio, algo nervioso.
-o tal vez le asusta de que yo sea demasiado –hablo suavemente, frunce el ceño. Me suelto de ella y me coloco al frente –Señora Ester, dice que no la conozco cuando usted no me conoce a mí. Estoy segura de de que es mucho más que una mujer hipócrita y farisea –frunce el ceño
-Lava tu boca antes...
-No quiero pelear, no quiero ser mejor que tu y no quiero rebajarte. Yo no peleo con mujeres al menos que sea algo verdaderamente personal. Es alguien intimidante y altanera, lastima que lo usa con las personas equivocadas –Parpadea, aún con su ceño fruncido.
-No seguiré respondiendo a sus comentarios. Así que, solo gastara saliva si sigue. La miro unos segundos mas y luego me giro, saliendo del baño. Espero genuinamente que con eso se calme un poco, y que entienda que diga lo
que diga, no llegará a afectarme.
Saludo con dos besos, tanto a Julia como a su madre. La madre fue más tímida de lo que espere, creí que también me atacaría. Veo de reojo a Julia despedirse de Eros. De igual manera que como lo saludo, muy pegada. Bueno, al menos no me hizo perder la paciencia como espere.
-Vuelvan cuando quieran –les sonríe, la puerta se cierra
Afortunadamente, Ester –No seguiré respondiendo a sus comentarios. Así que, solo gastara saliva si sigue. La miro unos segundos más y luego me giro, saliendo del baño. Espero genuinamente que con eso se calme un poco, y que entienda que diga lo que diga, no llegara a afectarme.
-Muy bien, iré a darme un baño –anuncia, sin mirarnos y caminando hacia las escaleras La miro unos segundos más, luego a Nick. Estuvo desde que empezamos el café en ese sofá, con un montón de pochoclos.
-Me gustaría ir a la playa levanto mi cabeza hacia él –oí que son muy lindas –Suspira.
-No lo sé, habrá demasiados ojos sonrío levemente. Empiezo a caminar hacia las escaleras, me sigue.
-¿No quieres que nos presten mucha atención?, ¿o no quieres que me presten atención a mí? –lo miro, sonríe levemente y me mira.
-¿Para eso quieres ir?, ¿para hacerme enojar? –entrecierra los ojos.
-Es tierno verte pensar que eres el centro del mundo –pellizco su mejilla y borra su sonrisa –. Quiero ir porque me gusta la playa. Y me aburro. Terminamos de subir, camino hacia la habitación.
-Además, tenemos que aprovechar y hacer que nos miren. Estoy seguro de que si vas, y tu madre también, habrá algunos paparazzi. –Quitó el cinturón de mi vestido, lo dejo en la punta de la cama, aún sintiendo su mirada. De atacarme, pero aún me sigue mirando con pesadez.
-Muy bien, iré a darme un baño –anuncia, sin mirarnos caminando hacia las escaleras. La miro unos segundos más, luego a Nick. Estuvo desde que empezamos el café en ese sofá, con un montón de choclos.
-Me gustaría ir a la playa levanto mi cabeza hacia él –oí que son muy lindas.
-No lo sé, habrá demasiados ojos sonrío levemente. Empiezo a caminar hacia las escaleras, me sigue.
-¿No quieres que nos presten mucha atención?, ¿o no quieres que me presten atención a mí? –lo miro, sonríe levemente y me mira.
-¿Para eso quieres ir?, ¿para hacerme enojar? –entrecierra los ojos.
-Es tierno verte pensar que eres el centro del mundo –pellizco su mejilla y borra su sonrisa –. Quiero ir porque me gusta la playa. Y me aburro. Terminamos de subir, camino hacia la habitación.
-Además, tenemos que aprovechar y hacer que nos miren. Estoy seguro de que si vas, y tu madre también, habrá algunos paparazzi. Quito el cinturón de mi vestido, lo dejo en la punta de la cama, aun sintiendo su mirada.
-Reforzar la mentira del matrimonio, ¿te parece bien esa idea? –me quito los zapatos.
-No mucho.
-Empiezo a sospechar, rechazas cada propuesta de querer hacer esto más público lo miro, me encojo de hombros –yo solo sigo el contrato. Por más que no me gusta, esto de hacer el matrimonio más público parece una misión para mí. Es la costumbre de siempre hacerme objetivos a mi misma.
-Me gusta hacerlo a mi manera –se acerca, sonrío.
-No lo dudo. Pero, mis maneras son más efectivas, te sugiero que aceptes una. Lo miro unos segundos más y luego camino hacia el baño. Me adentro y cierro la puerta, me acerco a la ducha, la enciendo. Empiezo a sacarme la ropa, mientras espero que se caliente el agua. Me quito el vestido, hago lo posible por desatar el sostén, hasta que escucho la puerta. Giro mi cabeza hacia atrás, se apoya en la puerta luego de cerrarla, mientras observa mi cuerpo de espaldas. Espero que diga o haga algo, pero solo se mantiene mirando.
-¿Si? –levanto una ceja.
-Necesito una ducha, también.
-De acuerdo. Ve a otro baño –quita la espalda de la puerta, mientras empieza a quitarse su saco –suspiro y miró hacia otro lado. Mis dientes se aprietan, mientras los nervios se asoman. Estoy en mi plan de no caer por él, ¿acaso otra vez me leyó la mente y me hace esto?
-Por cierto –vuélvo a girar mi cabeza hacia a el, hago todo mi esfuerzo para mantener mi mirada en la suya, ya que está completamente desnudo –espero que te cubras esto cuando estemos en la playa –me estremezco cuando acaricia mi
trasero, justo donde tengo el moretón que dejó. No creo que quieras que lo vean. Doy un respingo cuando lo golpea suavemente. Aprieto mi mandíbula y sonrío levemente, mientras se dirige a la ducha. Lamo mis labios y luego lo miro.
Sueña si cree que me intimidó. Me quito mi sostén, al igual que mis bragas. Corro la puerta corrediza y me adentro, el agua tibia enseguida me cubre. Me mira, aún con su mirada arrogante. La ducha está arriba nuestro, por lo que no hay que pelearnos por el agua. Pero las cosas están en su lado.
-Pásame el champú –murmuro, mientras sigo mojando mi cabello. Me mira unos segundos más y luego se gira de costado, tomando el champú. Aprovecho para mirarlo, de verdad que yo debería preocuparme porque ese cuerpo esté exhibido. Me lo tiende, hago todo lo posible por tomarlo, pero lo aleja, subiéndolo más. –suspiro y lo miró.
-Gracioso –entrecierro los ojos, sonríe levemente.
-Solo tómalo –se encoje de hombros, no sé cómo tomarme eso Me quedo en la misma posición, al igual que el, con su brazo extendido. Sostengo su mirada, ahora mismo parecemos pensar lo mismo. Y de pronto, la botella de
shampoo no importa. La suelta y estira sus brazos, hago lo mismo. Rodea mi cintura mientras que yo rodeo su cuello, junto mis labios con los suyos. Enseguida me pega a la pared y jadeo, sus labios toman los míos con desespero. Sus manos se deslizan por mi cuerpo mojado y suben lentamente, toma
firmemente mis pechos y gimo sobre su boca. Su lengua se siente tan bien sobre la mía. Se separa y me mirá unos segundos, para luego inclinar su cabeza. Me arqueó cuándo cubre su boca a uno de mis pechos, mi cabeza se pega a la
pared, mientras el se asegura de lamer, besar y succionar cada centímetro. Muerdo fuertemente mi labio. Acaricio su cuello, sus manos bajan y apretujan mi trasero, jadeo mientras me
eleva. Rodeo su cintura y atrapó sus labios. Me contraigo con solo sentir su piel pegada a la mía, y más al sentir su dureza.
Deslizo mi boca y esta vez lamo su mandíbula, hasta bajar a su cuello. Mis brazos se aprietan hacia él, con deseo de sentirlo aún más.
-Eros susurro, en petición. Escucho su sonido ronco cuándo me nota succionar, sus manos se aprietan a mis muslos.
-Dilo –susurra –y lo haré –muerdo su piel a propósito, sisea. Deslizo mis labios hasta los suyos, lo miro.
-Perderás la oportunidad si no lo haces, porque no lo diré –sonrío en medio de un jadeo. Me mira con sus labios abiertos, probablemente pensando en su siguiente
Movimiento. Vuelve a besarme, explorando a fondo mi boca. Su lengua se desliza sobre la mía, Acariciándola, mientras sus brazos acomodan mis piernas. Me separó y lo miro.
-¿Usas la pastilla? -susurra
-Tengo el implante susurro de vuelta.
-Bien.
Pega bien mi espalda a la pared, no quitó mi mirada de la suya. Tan determinante y severa, está seguro de lo que hace y eso me pone más, nunca había visto una mirada así antes. Junto a mis cejas cuando se mueve en mi entrada, estimulándome. La facilidad con la que lo desliza me hace cerrar unos segundos los ojos. Hago que pegue su pecho al mío. Se entierra lentamente en mí y dejo de respirar, mientras entre abro mi boca. Desconecto mi mirada de la del cuándo una sensación de placer me invade, mezclado con un leve dolor. Termina por entrar por completo y resoplo, araño levemente su espalda. Su cabeza se pega en mi cuello, mientras siento el cálido aliento de su gemido. Se sujeta de mis caderas, mientras que yo me aferro a él. Aún con mis ojos cerrados.
-¿Estás bien? -asiento.
Se mantiene quieto, asimilo unos segundos la sensación de sentirme completa. Giro mi cabeza hacia él, rozando sus labios.
-Muévete. Por favor –susurro, sedienta por sentirlo más
Abro los ojos al mismo tiempo que me obedece, moviendo sus caderas de arriba abajo. Cubro mi boca por instinto, reteniendo el posible grito que quiere salir. Sus estocadas son firmes y profundas, haciendo revolucionar mi cuerpo.
-No –gruñe, sacando mi mano, y dejando salir mis gemidos
Se siente demasiado bien, perfecto. Sus movimientos nublan mi mente. Y a pesar de no ser la primera vez, se siente como si lo fuera. Sus manos se aferran a mis caderas con fuerza y gracias a eso sus movimientos comienzan a ser cada vez más rápidos. Acerca su rostro al mío y roza nuestros labios húmedos, robándome un beso cada tanto. Me quejo cuando sale de mi, luego de dar una profunda estocada. Me baja y lo
miro, al mismo tiempo que me da vuelta, pegando mi pecho a la pared. Sube mis caderas levemente, mientras pego mis manos a la cerámica. Un grito breve escapa de mi garganta cuando me penetra de un solo movimiento, sostiene
mis caderas firmemente y empieza a moverse con rudeza.
Gimoteo sobre la pared, está siendo demasiado rápido que apenas me deja asimilarlo cierro los ojos disfrutando mejor de la sensación. Siento su mano deslizarse por mi mandíbula, tira mi espalda hacia atrás y inclina su cabeza hacia mi oído. Mis gemidos aumentan al escuchar los suyos, succiona el
lóbulo de mi oreja, llevo mi mano a su muñeca y la aprieto.
Besa mi cuello para después soltarme, haciendo que mis manos vuelvan a tocar la pared. Esta vez inclina su cuerpo al mío, pegando su pecho a mi espalda. Siseo cuando da un mordisco a esta. Suelta mis caderas y esta vez toma mis muñecas, colocándolas en mi espalda, se aferra de ellas mientras sigue moviéndose. Su ritmo controlan mis gemidos, los cuáles aumentan su volumen. Mis piernas empiezan a flaquear, mientras siento la presión en mi entrepierna.
Parece notarlo porque suelta mis muñecas, para rodear mi cintura, sosteniéndome. Baja más su mano, jadeo cuándo la desliza a mis pliegues, estimulando mi clítoris. Vuelvo a gimotear. Va a matarme.
-Eros –niego con cabeza, dándole señal de que ya no aguanto.
-Hazlo –susurra agitadamente, mientras acelera el movimiento de su dedo. Lo obedezco y me dejo caer, mis piernas se desvanecen al sentirme venir. Escucho su gemido unos segundos después, mientras aleja su mano. Mi cuerpo se estremece por completo y toda tensión que tenia se reemplazó por una total relajación. Mis piernas flaquean y me sostengo de la pared. Ruego porqué siga sosteniendo
Mi cintura. Mi cuerpo se siente como si hubiera corrido una maratón. Muerdo mi labio cuando sale de mí. Me gira y me alza en brazos –suspiro.
Menos mal. Se gira y abre la puerta, saliendo de la ducha. Creo que hay que posponer eso. Levanto la cabeza hacia el, baja la suya y sonríe levemente. Hago lo mismo, sintiéndome como una niña. Porque por primera vez, terminé realmente satisfecha.
