¡Casada Con Un Mafioso! ¡El Contrato!

Contenido explícito para mayores, leer bajo su responsabilidad

Dean

Somos interrompidos por Gael.

— Con toda la dedicación que está poniendo Jordan, tendremos la doble boda más hermosa que esta ciudad haya visto. Brindemos.

— Mejor no debería beber. Soy débil con las bebidas. — se niega Hazel.

— Acepta solo una copa de vino, te ayudará a relajarte y disfrutar de la noche. — ella acepta la copa y se dirige hacia donde están Jordan y Mayra, mientras yo me uno a Gael y Anthony, quienes, para mi desesperación, comienzan con las preguntas e insinuaciones.

— Entonces, Dean, ¿cómo será la noche mágica de la boda? ¿Habrá muchos gemidos y algunas palmadas? — bromea Anthony.

— A juzgar por la emoción de Jordan, que está a toda máquina con los preparativos, creo que nuestra primera noche como casados será durmiendo. Pero no me importa. Lo único que importa es estar a su lado. — completa Gael.

— Anthony, ¿quieres un video completo de mi noche de bodas también? ¡Porque eso es lo único que te falta pedirme! — digo y él asiente riendo.

— Lo quiero en zoom, no me gustaría verte. — le miro mal y él cambia rápidamente de tema. — ¿Qué tal el aroma de estos platos divinos? ¿Vamos a comer?

— Inteligente de tu parte cambiar de tema. Sí, vamos a comer. — nos sentamos a la mesa y hago que Hazel se siente a mi lado.

Entre conversaciones y brindis aleatorios veo a todos felices, mientras como en silencio y simplemente asiento con la cabeza. Al final de la comida, Jordan nos llama afuera ya que ha organizado un espectáculo de fuegos artificiales.

Todo fue hermoso aquí, nunca había quedado hasta el final deseando felices fiestas a todos, como lo hice hoy. Y Jordan está tan feliz. Cuando el cielo pierde la luz festiva de los fuegos artificiales, entramos y seguimos bebiendo, hasta que me doy cuenta de que Hazel está ebria.

— Voy a llevarla a su habitación. — aviso a mi hermano.

— Está bien... Pronto iremos a dormir también, puedes irte. — dice sonriendo — Y gracias por quedarte y participar. Te quiero.

— Yo también te quiero. — respondo y luego voy hacia Hazel, que está sonriendo y conversando con Mayra, y el contenido de la conversación me irrita.

— ¡En serio! Es súper agradable, te sientas con las piernas abiertas y comienzas el movimiento de vaivén y...

— ¡Y nada más! — interrumpo — Vamos, Hazel, realmente eres débil con las bebidas, no debería haber animado a que bebieras.

— No quiero irme ahora. Ella me está enseñando cómo acostarse con una mujer. Y creo que no hay problema en que aprenda, aunque sea hetero. — dice con la voz entrecortada por el alcohol.

— Mayra, estás prohibida de hablar sobre eso con mi mujer. Vamos, Hazel.

— No puedes mandarme. Todavía no eres mi esposo. Eres un gran pesado.

— Voy a pasar por alto eso porque borracha eres adorable. — ella intenta soltarse de mí y no veo otra opción que cargarla sobre mi hombro.

Hazel golpea mi espalda y me llama varios nombres. Hubiera llevado a ella a su habitación, pero no confío en Mayra ebria.

Al llegar a mi habitación, cierro la puerta y la dejo en el suelo.

— Esta no es mi habitación. Quiero ir a la mía. Dame la llave.

La miro, aunque incluso con tacones sigue siendo más baja que yo, levanto mi mano balanceando la llave.

— Inténtalo, si logras tomarla, puedes irte.

— Eres un gran idiota. — me insulta, luego se encierra en el baño y sale poco después envuelta en una toalla.

— Ponte esto, Hazel. — le ofrezco una camiseta.

— No quiero. Ve a mi habitación y trae algo para mí.

— Entonces dormirás así.

Hazel me mira y siento que va a hacer algo, como imaginé... Se quita la toalla y se queda completamente desnuda.

— Hazel, no hagas esto. Sabes cuánto te deseo y esto me hará perder la cabeza.

— No quieres conseguirme ropa, así que dormiré desnuda. — me doy cuenta de que va a continuar el juego y me vuelvo de espaldas, tratando de mantener algún vestigio de control.

Ella se acuesta en la cama y se cubre, yo voy al baño y tomo una ducha muy fría para calmarme. Cuando vuelvo, la veo con los ojos cerrados, así que decido acostarme.

Pero no me acuesto mirándola, ya que estoy tratando de no perder la cabeza. Pero al parecer ella quiere verme perderla, porque me abraza por detrás y su mano va hacia mi miembro, que no pude calmar en el baño.

— Hazel, no hagas esto.

— ¿Por qué no? ¿Qué vas a hacer? — me pregunta al oído.

Me vuelvo hacia ella de inmediato y me subo encima de ella, colocándome entre sus piernas y sujetando sus manos sobre su cabeza.

— ¿Realmente quieres saber qué voy a hacer?

— Quiero, Dean. Dime qué vas a hacer. — me mira a los ojos.

Le sonrío y me acerco a sus labios.

— ¡Voy a entrar en esta hermosa, suave y apretada intimidad tuya con mi miembrö y te daré lo que tanto deseas! ¿Placer es lo que quieres? ¿Correrme en mi es lo que quieres? ¿Dime?

— Hablas demasiado... No sé si es todo eso.

Me vuelve loco. La beso, meto mi lengua en su boca y cuando me quito los pantalones y apoyo mi miembrö en su entrada, que está tan caliente y acogedora, recuerdo que está borracha y que no quiero que las cosas entre nosotros sean así.

Mi miembrö late exigiéndola, exigiendo estar dentro de ella, y mi demonio interior está como un loco empujándome hacia ella. Respiro hondo y me retiro, paso mi lengua por ella y gime en respuesta, uso mis labios y beso su intimidad como si fuera su boca y Hazel se corre.

Su cuerpo tiembla, dejándome excitado. Me sorprendo cuando ella me empuja para que me acueste en la cama y, sin que yo haya pedido, ella pone mi miembrö en su boca, haciendo que me arquee en la cama de tanto placer.

Aún sin creerlo, sostengo su cabello por la nuca y la ayudo a subir y bajar su cabeza, intentando mirar bien su rostro para asegurarme de que es ella quien está aquí haciéndome delirar y gemir como un loco. Siento que voy a correrme y trato de apartarla, pero Hazel aparta mi mano y en una última bajada siento su garganta y me corro, mi gemido fue tan fuerte que espero no haber despertado a toda la casa.

Ella se levanta y me mira limpiándose la comisura de los labios con el dedo.

— Tú, mi dulce obsesión, me vas a matar. Quería mucho golpear tu hermoso y sexy cuerpo contra todas las paredes de esta habitación follándote como loco.

— ¿Y qué estás esperando para hacerlo?

— Tu "sí" en el altar y mi apellido en el tuyo. No voy a hacer nada más de lo que ya hemos hecho porque sé que estás borracha. Pero no puedo negar que lo quiero, y mucho. — ella viene hacia mí y me besa.

La acuesto en la cama y cierro sus piernas, coloco mi miembro entre sus muslos y comienzo los movimientos, ella me vuelve loco cuando comienza a moverse también. Es una dulce tortura.

Cuando finalmente volvemos a corrernos, la llevo al baño en brazos. Nos duchamos besándonos, sé que lo que está pasando ahora no se repetirá mañana, así que quiero disfrutar cada segundo, porque cuando pase el efecto del alcohol, ella volverá a ser la Hazel de antes y tendré que esperar hasta la boda... Esta Navidad fue intensa.