La Pianista

Capítulo 15

Jacob sonreía recostado en la cama mientras Alejandra lo miraba. Alejandra se sonrojaba, definitivamente él tenía una mirada que la podía poner de rodillas. El se acerca a ella, la toma de la mano comienza a acariciarla y besarla. Es la primera vez que ella no se resiste a su encantó. Mientras Jacob le quitaba la playera él metía su mano debajo de su sostén, se colocaba encima de ella. Aprovecho para quitárselo y dejar sus senos visibles, y con su pierna le acariciaba entre sus piernas dando la señal de que la haría suya. Ella le acariciaba el cabello, él se levanta y le quita el pantalón y las bragas. Queda completamente desnuda ante el. Jacob la acaricia y la acaricia en su parte íntima, ella suelta un gemido.

—Quieres que te haga mía?.—preguntó Jacob

Ella afirma con su cabeza.

Jacob la sigue acariciando hasta que ella comienza a gemir de placer, él moría de ganas de hacerla suya. Cuando de pronto los interrumpieron tocaron la puerta de la habitación, Jacob voltea a verla.

—Lo dejaremos para otra ocasión.—dijo Jacob y la besó.

Alejandra no podía creer todo lo que sentía. Se cubrió con la sabana y se fue a la ducha. En el baño, parada frente al espejo observó su cuerpo desnudo, excitado, veía su piel estremecida y sentía como una corriente eléctrica la recorría. Su parte íntima vibraba. Jamás había estado tan íntimamente con un hombre. Abrió la regadera y dejó que el agua se llevara toda esa experiencia; Ella simplemente quería más. No entendía como Jacob lograba hacerla ceder, como era posible que haya caído bajo sus encantos. Suspiró, y dijo en voz alta. “De todas formas él es mi esposo”.

Salió de la ducha, se puso un vestido sencillo. Bajo a buscar a su esposo para que le permitiera ir al conservatorio. En eso Jacob entra a la habitación, la mira y la vuelve a abrazar.

—Me encanta tu aroma.— dijo Jacob

—Gracias. Jacob no quiero que te enojes, puedo ir al Conservatorio?.—preguntó Alejandra

—Está bien, recuerda que hoy nos iremos a otra casa. Así que no desaparezcas y necesito que vayas a recoger un celular al centro comercial. El chofer y tu escolta ya están enterados, de acuerdo.—respondió Jacob

—Claro lo que tú digas.—dijo Alejandra

Alejandra lo besó y se marchó. Jacob realmente se sentía feliz de que ella estuviera cambiando su actitud con él. Ella era una buena mujer, y si él también ponía de su parte ambos serían felices.

Jacob se encargaba de la mudanza quería que antes de que ella llegara. Tener todo perfecto. Alejandra llegó a la tienda por su celular, también compró uno para Perla ya que pronto sería su cumpleaños. Para ese día tal vez estaría de viaje conociendo a los padres de Jacob, ya que coincidían las fechas. Pasaba por una tienda de lencería y decidió comprar algo lindo por si se daba la oportunidad de estar con él. Se arrepentía pero aún así compró algo. Sería una sorpresa, ella aún se sentía insegura con su cuerpo aún así se decidió.

Más tarde llego al conservatorio su profesora al verla llegar comenzó a cuestionarla. Alejandra le dijo que efectivamente estaba casada, pero que aún así no quería abandonar su profesión. Lo único que su profesora quería es hacerle saber que si necesitaba o si tenía alguna dificultad ella le apoyaría. Alejandra le agradeció, preguntó por Perla pero había pedido el día. Tenía trabajo en el bar donde tocaba. Alejandra continuó con su ensayo, más tarde llegó a su nueva casa. Era el momento de hablar con Jacob sobre su plaza de docente ya que tenía que guardar las apariencias.

Mientras tanto Jacob y todos ya habían hecho la mudanza. Él había comprado esa casa especialmente para ella, él quería darle un hogar. Además quedaba a veinticinco minutos del conservatorio; Esperaba que a Alejandra le gustara.