Una alma tranquila puede llegar a oscurecerse después de perder a una de las personas que más se ama. Dusan Leonardi vive lidiando a diario aquel atormentado pasado que lo persigue, que llegó a desatar aquella bestia que intenta sobrepasar todos los límites, y que solo ella puede domar.
NovelToon tiene autorización de Zuly Torres para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.
[15]: Bienvenida a mi vida, Daphne.
...DUSAN...
—¿Cómo que sida? — Esme da un salto de su silla al suelo—. ¿Qué clase de broma es esta? ¡Solo tiene 17 años! — pongo mis manos en su cintura, sujetándola antes de que cometa una locura.
—¿Hay algo que podamos hacer por ella, doctor? — inquiero.
—El sida es una enfermedad que actualmente no tiene cura.
—¡Le doy todo el maldito dinero del mundo, pero salvela!
—Lo siento, señorita, pero ya no depende de mí. Podría seguir un tratamiento; sin embargo, le soy sincero al decir que no debemos fiarnos.
Esme cubre su rostro, dejando escapar un grito que se disipa en sus manos.
—Pues que los tratamientos comiencen ya — hablo—. No permitiré que le suceda nada a esa niña; velare por su salud, dándole las atenciones que necesita.
No sé si de algo habrá servido mis palabras para calmar la angustia de Esme, pero siento que le ha comenzado a tomar más atenciones a Daphne, la cual aún no sabe de su enfermedad; de todas maneras, me he encargado de que siga los necesarios tratamientos.
Con calma y mis manos en los bolsillos, entro a la habitación de Daphne tras recibir su permiso para pasar.
—Buenos días, señor.
—Deja de decirme señor, no soy tan viejo.
—Claro, lo siento. ¿Le puedo ayudar en algo?
—Solo venía a asegurarme de que no necesitaras nada, ¿deseas algo? Estar encerrada en estas cuatro paredes no te está haciendo bien, recrea tu mente.
—Desde que tengo uso de razón, me he acostumbrado a encontrarme en la soledad que es mi fiel compañera — sonríe—. El que parece necesitar algo es otro, ¿qué se le ofrece?
—¿Te importaría contarme algo de tu vida? No sé, de tu familia o amigos.
—Mis padres... será mejor no hablar de ellos, después de todo no me interesa hablar de los desgraciados que me vendieron a mi antiguo jefe. En pocas palabras, mi vida es una porquería como cualquier otra prostituta que la obligaron a tener sexo con tan solo 13 años — seca sus lágrimas, ampliando una sonrisa en sus labios—. Pero no creo que le importe escuchar una aburrida vida como la mía...
En un simple parpadear, mis manos están abrigando su cuerpo con un cálido abrazo.
—¿Señor?
—Prometo vengarme de cada maldito que te ha lastimado, y al final, haré que se arrodillen a tus pies.
Saco un brazalete de mi bolsillo, colgandolo en su mano.
—Bienvenida a mi vida, Daphne.
—No entiendo, señor... ¿Por qué tan de repente usted...?
—Solo eres una niña, no es justo que sigas viviendo por el mismo infierno que te hicieron pasar desde tus 13 años — la miro a los ojos, recordando una vez más a Violet—. Te cuidaré como una de las cosas más sagradas.
Sonríe con dulzura, devolviendome el abrazo.
—Usted es una de las cosas por las que amo tener estos ojos que recibí como donación hace más de seis años.
—¿Cómo que donación? No entiendo.
—Nací descapacitada de la vista, por lo que me sometieron a una operación donde me donaron los ojos de una niña, los cuales son los que usted vé ahora, señor.