Ella mala y rebelde. Él ejemplar y disciplinado. ¿Sobrevivirán al matrimonio?
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Capítulo 15 Jamás me enamoraré
Brandon
Chiquilla maleducada siempre me deja con la palabra en la boca. Quiero aunque sea ponerla nerviosa por mi cercania pero no consigo nada con ella. Que irónico, las mujeres darían lo que fuera por meterse en mi cama pero la mía duerme conmigo y no me desea. Eso me frustra aún más porque me gusta escoger con quien estar sexualmente, nadie se resiste excepto ella.
Pude ver su cuerpo en esa bikini que le quedaba sensacional pero gracias a que jamás digo lo que deseo cuando estoy con ella acabé en la piscina con todo y traje.
Todo esto no es nada comparado a la cena que le pidió a Christopher que preparara, hamburguesa con papas fritas, milanesa y huevo frito. De solo pensar en todas esas grasas y calorías me pongo mal del estómago.
Es un atrevimiento lo que hizo, decidió mí menú, podría haber elegido solo el suyo pero luego se puso a limpiar la cocina y lavar los platos. No la entiendo, no debería limpiar si realmente hay gente a quien le pago para eso.
Nos acostamos a dormir, desperté y me fui a la empresa. Tenía mucho trabajo por delante y no podía perder el tiempo. Entro y veo a mí secretaria, con una falda pegada al cuerpo que apenas tapaba sus muslos y una blusa que enseñaba buena parte de su busto, un maquillaje perfecto y su cabello arreglado. Podría dedicarse al modelaje si lo deseara.
Mí padre llega poco tiempo después para ver qué tal me va con la dirección de la empresa y brindarme su apoyo, algo que agradezco muchísimo porque esto del traspaso de nombre me tiene con muchos papeles por todos lados.
-*Hola hijo, veo que llegué en buen momento para ayudarte a poner esto al día, tu secretaria podría estar ayudándote ¿No le pagas para eso?
-Papá no empieces, ella es muy buena en lo que hace
-Si, no lo dudo, en hablar por teléfono con cosas no relacionadas a la empresa y en salir con gente de alto rango es la mejor sin dudas, sin contar tu aventura con ella. Salvo eso no sé en qué sea buena
-A mí me gusta como hace su trabajo y no la despediré. Si no deseas ayudarme no te preocupes
-Mejor pongámonos a trabajar*
Las horas se pasaron demasiado rápido y la pila de papeles y documentos apenas disminuía, parece que no acabaré jamás con tanto trabajo pendiente. Fuimos a comer al lugar de siempre, hablamos de temas triviales para nosotros, todo gira alrededor del trabajo hasta que mí padre se puso serio y cambió abruptamente de tema
-¿*Cómo van las cosas con Guadalupe?
-No nos llevamos bien, no podemos hablar sin pelear y me ignora gran parte del tiempo
-Es una buena muchacha, espero que puedas darte cuenta a tiempo. Me gustaría que pudieran enamorarse, creo que hacen una buena pareja*- comencé a reír ganándome una seria mirada
-*Papá creo que éstas mal de la cabeza, ella y yo somos de mundos diferentes en los cuales no hay similitud ni intereses similares, no podríamos ser más opuestos. Jamás estaríamos juntos, sería más probable acabar matándonos
-Los opuestos se atraen, hazme caso. si tan solo abrieras los ojos y la vieras como realmente es se que te darías cuenta que es la mujer que necesitas a tu lado
-Eso no pasará papá. Yo jamás me enamorare de una mujer sin clase y ordinaria como ella
-Si algún día ves que éste viejo estaba en lo cierto no vengas a pedirme ayuda
-Como tu digas padre*
Regresamos a la empresa y mí secretaria no estaba, mí padre se que la odia pero a mí me sirve así que seguirá en su puesto. Luego de que mí padre se va trabajaré horas extras con ella, siempre lo hacemos en el baño o mí escritorio y muchas íbamos a algún hotel pero ahora que estoy casado no es una posibilidad
Follamos salvajemente, ella siempre está lista para mí. Subo su falda y una pequeña braguita de encaje me recibe, la corro a un lado y entro en ella de una sola estocada. Abro su blusa y lamo sus senos, valieron cada dólar que invertí en ellos, porque si, yo quise que se operara y como también era su sueño la llevé al mejor cirujano plástico para que quede perfecta. Sus gemidos son como música para mis oídos y siempre me pide más duro y fuerte. El sexo con ella es salvaje, rápido y brusco pero sumamente genial y satisfactorio.
Terminamos y voy a mí mansión dónde Guadalupe se encuentra. Ella no me dice nada pero me observa y me mira con desprecio, no entendí que le pasaba pero cuando fui a bañarme comprendí todo. Una pequeña marca en mí cuello, lápiz labial en mí camisa y el perfume de mí secretaria estaba impregnado en mí ropa. Yo le pedí discreción y soy todo menos discreto.