Odet y Dafne se conocen desde niñas, siempre fueron amigas hasta que cada una tomó su camino. Después de muchos años volvieron a encontrarse. Esta es una historia basada en hechos reales, los nombres y los personajes fueron creados para dar vida a esta historia. No todo lo que se escribe pasó de verdad. Sin embargo, algunas cosas sí pasaron.
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La próxima graduación
Los bomberos lograron apagar el fuego, pero se quemó la agencia en un 50%.
Rolando estaba muy abrumado por lo que acababa de pasar.
¿Tiene idea de quién pudo haber cometido tal barbaridad?, preguntó la policía.
Rolando pensó en Sergio, pero se dijo a sí mismo que si lo denunciaba después nunca se iban a acabar las represalias.
No tengo ni la menor idea oficial, yo no tengo ningún enemigo.
De todos modos, seguiremos con la investigación en cuanto tengamos alguna noticia nosotros le avisamos.
La policía y los bomberos se fueron dejando a Rolando con una expresión amarga en su cara.
Rato después llegó Aurora con toda su belleza juvenil.
Su hermosa sonrisa se apagó en cuanto vio la agencia quemada y a Rolando con una cara de tristeza y amargura
Mi amor, ¿qué pasó aquí?, ¿cómo empezó el fuego?
No lo sé, cuando yo llegué la agencia se estaba quemando. Todo esto es un desastre. Tendremos que cerrar hasta nuevo aviso, tengo que hablar con los clientes.
No te preocupes, mi amor, solamente teníamos un cliente, pero él lo quería para dentro de dos meses, igual y lo podemos hacer en tu casa o en la mía. A los otros clientes yo ya les había entregado el trabajo.
Mi amor, eres un genio, no sabes el peso que me quitaste de encima.
Levantaremos todo esto de nuevo, ya verás.
Gracias, amor, me has vuelto a la vida, no sé qué haría sin ti.
Bueno, dejemos de preocuparnos ahora lo que importa es terminar el trabajo de Don Eusebio.
Tienes razón, ¿lo hacemos en mi casa o en la tuya?
Creo que tú tienes más herramientas que yo, por lo tanto, lo haremos en la tuya, ¿te parece bien?
Estando a tu lado hasta un techo cualquiera me parecería formidable.
Entonces, no se hable más del asunto, si quieres empezamos ahora mismo.
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Monterrey, Nuevo León...
Dos días después de que Javier terminara con Odette.
Odette, sus padres y hermano estaban reunidos en la mesa comiendo.
Vanessa, la madre de Odette vio a través de la ventana. Ahí te hablan, Odette, dijo.
Odette volteó a la ventana y se paró como impulsada por un resorte.
Javier estaba afuera esperando ser recibido.
Mil ideas se formaron en la mente de Odette, "¿acaso se habrá arrepentido y quiera volver conmigo?, ¿entonces, sí me ama de verdad? Seguro viene a pedirme perdón por la forma en que se comportó conmigo, sí, eso debe ser".
La sonrisa de Odette era genuina.
Pero antes de que Odette pudiera decir algo Javier habló.
Vine a traerte esto.
Eran unos regalos que ella le había dado en el transcurso de su noviazgo.
¿Qué... qué es esto?, dijo ella sin alcanzar a comprender.
Son las cosas que me regalaste no tiene caso que las conserve.
La sonrisa de Odette se borró como por arte de magia.
¿Por qué me la regresas? Quédate con eso yo te lo regalé.
No, mejor consérvalos tú, entre tú y yo no habrá nada jamás.
Odette se sintió fatal, Javier había ido a darle el tiro de gracia.
¿Sin rencor?, le dijo ya para irse.
Sin rencor, le contestó ella con las lágrimas agolpándose en sus ojos.
Él estrechó la mano, y se fue sin voltear atrás.
Allí acabó todo. Las ilusiones de Odette rodaron por el suelo, ese hombre no había tenido tacto con ella y la había tratado como lo peor del mundo.
En el transcurso de los días, Odette no paraba de llorar día y noche.
Comía muy poco y en el trabajo no hablaba con nadie.
Ella seguía yendo a la escuela le faltaba todavía un año para poder graduarse de secretaria bilingüe.
Dos meses después, Odette había logrado sobreponerse al rompimiento con su novio, su primer amor.
Aunque Arturo no quitaba el dedo del renglón ella ya no le hizo caso.
Ese día se le acercó muy meloso. Ándale, Odette, vamos a salir tu y yo, ya te dije que sé cómo hacerle para que no quedes embarazada.
Deja de estar molestándome si no quieres que llame a seguridad y que me queje a relaciones humanas.
Está bien, pero no te enojes.
A partir de ahí, Arturo no volvió a molestarla.
Por esos días, sus amigos Bertha, Martín y José Francisco le hacían la vida más llevadera.
Ellos salían con frecuencia a comer o a cualquier parte. Odette no había olvidado a Javier, simplemente lo guardó muy dentro de su corazón porque ya no quería sufrir más.
Odette intercambiaba el trabajo y la escuela como podía. Una compañera le había dado el turno fijo de día para que ella pudiera seguir estudiando en las noches, se portaba de lo más bien.
Ese día estaba en su escuela, pero había unas compañeras mala leche que le hacían la vida imposible.
Eran dos mujeres muy gordas que siempre querían estar peleando. Odette no les hacía caso porque ella lo único que le interesaba era terminar su carrera.
Déjenme en paz, no me interesa su amistad.
¿No te interesa nuestra amistad?, pues qué pedante eres, le dijo Ofelia una de las dos compañeras.
Cecilia, la otra compañera que la molestaba se rio de ella. ¿A poco te crees mucho, idiota?
Respétame, yo no te hago nada, dijo Odette.
A mí no, pero ¿qué tal a Álvaro?, dijo Cecilia no de muy buena manera.
¿Qué pasa con él?
Tú lo trataste mal y le dijiste muchas palabras altisonantes.
Eso no es verdad, yo jamás lo he tratado mal.
Pues él dijo que sí, y yo le creo, Cecilia no se andaba con rodeos.
Álvaro era un chico casi de la edad de Odette, él padecía miopía en un grado muy alto.
Por lo tanto, usaba lentes de fondo de botella.
Álvaro, yo no te he dicho nada, ¿por qué mientes?, dijo Odette. Sabes que yo te estimo.
Eso no es verdad, tú me dijiste ciego cuatro ojos.
A mí no me gusta insultar a nadie, yo tengo educación, tal vez te equivocaste de persona.
No, estoy seguro que fuiste tú, dijo él con convicción.
¿Lo ves?, eres una arrastrada majadera.
Y tú eres una vieja chismosa, nomás andas buscando pleito. Estoy segura que tú y Álvaro están coludidos para molestarme.
Cecilia intentó agarrarla de las "greñas", pero Odette se quitó a tiempo y Cecilia fue a estamparse en el suelo con toda su humanidad.
Entonces, Ofelia entró en acción solo para caer también al suelo.
Ambas mujeres eran demasiado obesas para intentar siquiera ponerle una mano encima a Odette, chica delgada y muy joven.
Ella optó mejor por irse al salón.
El incidente no pasó a mayores, Cecilia, Ofelia y Álvaro decidieron no decir nada.
Ellos también entraron al salón.
Una compañera de Odette, Carmen, se acercó a ella.
¿Ya sabes que vamos a organizar una venta de todo para pagar nuestra graduación?
Guarden silencio, dijo la maestra antes de que Odette pudiera contestar a Carmen.
Como ya saben, empezó a decir la maestra, su graduación ya está cerca.
Entre todos deben cooperar para que sea un éxito. Haremos una venta de antojitos mexicanos, funciones de cine y todo lo que sea necesario para que tengan una graduación muy bonita.
Rosalba, otra amiga de Odette, le dijo que ella sería su pareja de ventas.
Me parece bien, trabajaremos mucho, pero nosotros lo valemos.
¿Puedo unirme a ustedes?, dijo Carmen.
Por supuesto que sí, dijo Rosalba.
Rosalba y Carmen eran las mejores amigas de Odette en la escuela.
Rosalba, a su edad, ya estaba casada con Benjamín, un hombre de 30 años.
Y Carmen era soltera, no tenía novio, las tres se apoyaban en todo.
