Scarlett Donovan es la joven típica que siente que debe ser perfecta, siempre guardando la etiqueta y comportándose a la altura de las expectativas. Su prometido Gianluca Vitale, hijo de una familia influyente en la sociedad Pero que se ve opacado por el desempeño de su tío Massimo. Pero la vida de Scarlett cambiará de un momento a otro cuando descubra el engaño de su prometido y mejor amiga, lo cual la terminara devastando, Pero también la despertara de ese sueño donde la vida es perfecta y la llevará a la vida real. ¿Que hará Scarlett para vengarse? Massimo también ha sufrido una decepción amorosa y odia a las mujeres debido a esto. ¿Que pasará?
NovelToon tiene autorización de Amilkar para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.
Capitulo 13
Esa mañana, Scarlett estaba con Clara frente a un Massimo bastante serio. Cuando se trataba de trabajo, era un hombre diferente.
—La señora Clara busca llegar a un acuerdo con usted, que es el dueño de la pintura robada —comenzó Scarlett—. Queremos que nos diga qué exige para terminar con estas acusaciones.
Valentina, quien anotaba ciertas indicaciones en su iPad, escuchaba atenta todo lo que se hablaba, mientras Scarlett observaba las reacciones del hombre.
El hombre miró a Clara con indiferencia para luego sonreír.
—La pérdida fue millonaria. ¿Cree que solo con venir acá y pedir un acuerdo solucionará todo lo perdido?
—Señor Jorge, coloque un precio —en esta ocasión fue Valentina quien habló, esperando una cifra razonable para solucionar el problema.
El hombre miró a Massimo, quien asintió para que dijera el precio.
—Junto con mis socios y gerente administrativo, estuvimos analizando las pérdidas y queremos 133.000 euros por todo lo ocasionado.
Clara se indignó. Esa era una suma exorbitante; ninguna de esas pinturas costaba eso, ni siquiera todas juntas. Scarlett también apretó los dientes, pero no podía hacer nada, su clienta debía decidir si aceptar y pagar o negarse y enfrentar el juicio.
—Eso no cuesta ni siquiera todas sus pinturas —soltó Clara enojada.
—Esas son las condiciones. Tenemos todo para ganar, las pruebas están a nuestro favor —dijo el hombre con tranquilidad, con una sonrisa a medio lado. Scarlett arrugó el entrecejo, ya veía por dónde iba esto, y una idea cruzó por su cabeza. Ya sabía qué pasaba con ese caso; todo el rompecabezas tomaba forma y las pruebas, para ella, no eran más que las actitudes de ese hombre.
—Mi clienta no tiene esa cantidad. Seamos sinceros, con esa cantidad serían millonarios de la noche a la mañana.
—Ustedes pidieron un precio, y ese es el que colocamos —dijo el hombre.
—Bien, pues no lo aceptamos y continuaremos con el juicio. Con permiso —Scarlett se levantó seguida de su clienta y Valentina. Sin esperar nada más, todas tomaron el ascensor; debían empezar a ejecutar el plan de Scarlett.
—Qué estúpidas —dijo el hombre aún en la sala.
Massimo lo miró, causando escalofríos en él.
—Señor Jorge, haré esta pregunta solo una vez —dijo con calma—. ¿Está usted involucrado en el robo?
El hombre se puso un poco nervioso, pero luego se recompuso.
—Por supuesto que no, ¿para qué robarme a mí mismo? —dijo desviando la mirada.
—Quizás para llegar a este punto: acorralar a una mujer desvalida y lograr hacerle pagar una cantidad exagerada, que usted sabe que sí tiene —Massimo se puso de pie, mirando directamente al hombre—. O me va a decir que no sabe que la señora Clara está por recibir la herencia de sus abuelos, que equivale a una gran fortuna.
El hombre palideció; Massimo Vitale parecía conocerlo todo, sentía que hasta podía leer sus pensamientos.
—No se le ocurra mentirme.
Massimo suspiró; debió darse cuenta de esto antes, pero por estar pendiente de Scarlett, no sonaron sus alarmas.
—Lárguese de mi oficina. Mañana lo representaré tal y como está en nuestro contrato y porque soy un profesional, pero no vuelva a acercarse a mi bufete nunca más —dijo, saliendo de la sala de juntas.
—¿Qué pasa? —le preguntó Diego al verlo salir enojado, mientras se dirigían a la oficina de Massimo.
—Ese cabrón es el culpable del robo —dijo sin más.
—¿Cómo?
—Lo que oyes. La jugó y ahora tendré que defender a ese criminal, y lo peor, una inocente irá a prisión —gritó Massimo.
—Cálmate, estoy seguro de que podemos solucionarlo —Diego estaba tan enojado como Massimo.
—Ya lo solucionaré. No somos curas, no debemos guardar secretos de confesión, pero debemos mantener nuestra credibilidad como abogados, así que debemos tener cuidado —dijo Massimo.
—Bien, lo haremos —ya calmados, Diego miró curioso a Massimo—. ¿Cómo no te diste cuenta de su culpabilidad?
Massimo soltó el aire.
—Porque me distrajo una pelirroja. Por eso debo alejarme de ella.
—Oh, y con alejarte significa que no leerás esta investigación —dijo Diego, colocando un sobre en la mesa.
Massimo miraba los papeles con intriga, deseaba tomarlos, pero sabía que eso era lo que Diego esperaba. Así que los tomó y los lanzó a la basura.
—Exacto, no necesito saber nada más de ella. Las mujeres son solo distracciones. Escúchame bien, jamás sentiré nada por Scarlett Donovan, no la tocaré porque no es mi tipo —dijo, mientras Diego solo asentía.
—Sí, seguro que así es —decía Diego mientras se aguantaba la risa.
Diego salió del despacho mientras Massimo revisaba unos documentos en su portátil, pero su mirada se desvió hacia la basura, donde se encontraba intacto aquel sobre. Mirando a su alrededor, se levantó y negó con la cabeza, para luego empezar a caminar por su oficina mientras pensaba en si debía o no leerlo. Al final, la curiosidad lo venció y tomó el sobre, abriéndolo de una vez. Dentro, encontró una foto de Scarlett, sonriente junto a su hermano Niccolo y su abuelo. Luego había más información sobre la joven, quien había pasado por mucho dolor al ser excluida solo por su peso.
Massimo no entendía por qué su peso era un problema; para él, Scarlett era hermosa, su cuerpo era perfecto, no necesitaba maquillaje para verse atractiva. Quizás todas esas mujeres solo sentían envidia de ella.
—Scarlett Donovan, ¿por qué te enamoraste del idiota de Gianluca? —se preguntó a sí mismo mientras revisaba cada documento. Leyó que, a pesar de que Gianluca le era infiel, Scarlett seguía detrás de él, inocente de todas sus manipulaciones.
—Gianluca —bufó Massimo—. Maldito idiota, solo la usabas para ganarme a mí. Maldito cobarde.
Massimo vio que durante ese año, Scarlett había cambiado demasiado. Pero solo sonrió; estaba seguro de que Scarlett solo desearía venganza, así que lo mejor era usar eso a su favor.
Guardó los documentos y la foto en un cajón de su escritorio. Sabía que tenía una oportunidad única. Scarlett, con su nueva apariencia y su determinación, podría ser una aliada valiosa, aunque eso implicara navegar en aguas turbias. Su mente ya comenzaba a trazar un plan para asegurarse de que ambos lograran sus objetivos.
dar la vuelta y dejar que la zorrita gane!!