Sinopsis: "La Felicidades No Está Hecha Para Mí" es la desgarradora historia de un joven que lo pierde todo. Después de que su familia muriera en un trágico accidente automovilístico, su mundo se derrumba por completo. Sumido en la desesperación y el dolor, el joven lucha por encontrar un sentido a su vida. Sin embargo, en medio de su sufrimiento, el joven encuentra un rayo de esperanza cuando conoce a alguien que logra despertaren él un sentimiento que creía perdido: el amor. A medida que su relación avanza, el joven comienza a vislumbrar un futuro más allá del abismo de la tragedia. Pero la felicidad que parecía al alcance de su mano se ve truncada cuando, de forma inesperada, su nuevo amor es brutalmente asesinado. Devastado por este nuevo golpe del destino, el joven se enfrenta a la dolorosa realidad de que la felicidad tal vez no esté hecha para él.
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Un Nuevo Hogar
Capítulo 14: Un Nuevo Hogar
Conforme pasa el tiempo, Lucía y yo nos hemos ido afianzando cada vez más en nuestro objetivo de hacer crecer la empresa que tanto significaba para nuestra tía Mariana. Juntos, hemos logrado implementar cambios estratégicos que han permitido expandir su alcance y consolidar su presencia en el mercado.
A medida que avanzamos en este proyecto, siento cómo el legado de mi tía va cobrando nueva vida. Cada decisión que tomamos, cada meta que alcanzamos, es un homenaje a su persistencia, su visión y su inquebrantable determinación. Puedo sentir su espíritu guiándonos, infundiéndonos la fortaleza que necesitamos para llevar su sueño a nuevas alturas.
Lucía y yo nos hemos convertido en un equipo imparable, complementando nuestras habilidades y nuestras perspectivas para lograr los objetivos trazados. Nos turnamos para supervisar las diferentes áreas de la empresa, asegurándonos de que cada detalle refleje la esencia que nuestra tía Mariana tanto valoraba.
En los momentos de incertidumbre o desafíos, nos apoyamos mutuamente, transmitiéndonos la confianza y la determinación que nos han mantenido a flote durante todo este proceso. Sé que ella estaría orgullosa de vernos trabajar juntos, de ver cómo hemos fortalecido nuestros lazos a través de esta experiencia.
Más allá de nuestras responsabilidades laborales, Lucía y yo hemos logrado encontrar un equilibrio en nuestras vidas personales. Nos hemos mudado a un apartamento más amplio, que nos permite compartir momentos de tranquilidad y conexión después de nuestras jornadas de trabajo.
"Martín, ¿recuerdas cuando tía Mariana soñaba con que viviéramos juntos?" me pregunta Lucía una noche, mientras cenamos en nuestra nueva cocina. "Creo que estaría feliz de ver que finalmente lo hemos logrado."
Asiento con una sonrisa, sintiendo cómo el recuerdo de mi tía llena mi corazón de calidez. "Tienes razón, Lucía. Estoy seguro de que ella estaría radiante de ver cómo hemos logrado encontrar un equilibrio en nuestras vidas."
Lucía me mira con esos ojos brillantes que tanto me recuerdan a los de mi tía, y extiende su mano para tomar la mía. "Gracias por estar aquí conmigo, hermano. Sé que no ha sido fácil, pero juntos hemos logrado honrar la memoria de tía Mariana de la mejor manera posible."
"Y lo seguiremos haciendo, Lucía", le aseguro, apretando suavemente su mano. "Tía Mariana siempre será parte de nosotros, y vamos a asegurarnos de que su legado perdure por siempre."
Después de la cena, nos acomodamos en el sofá, contemplando el horizonte a través de las amplias ventanas de nuestro apartamento. El cielo nocturno se extiende ante nosotros, lleno de estrellas brillantes que parecen observarnos con serenidad.
"Sabes, Martín, tía Mariana solía decir que las estrellas eran como nuestros guías en el camino de la vida", comenta Lucía, con la mirada perdida en el firmamento. "Que nos recordaban que, por más oscura que parezca la noche, siempre habrá una luz que nos mantenga orientados."
Asiento en silencio, sintiendo cómo las palabras de mi tía resuenan en mi interior. "Tienes razón, Lucía. Tía Mariana siempre tuvo una forma tan bella de ver el mundo y de encontrar la esperanza incluso en los momentos más difíciles."
Lucía se acerca a mí y apoya su cabeza en mi hombro, suspirando profundamente. "Extraño tanto su voz, su risa, su sabiduría. Pero siento que, de alguna manera, ella sigue estando aquí con nosotros."
"Yo también la extraño, pequeña", le digo, rodeándola con mi brazo y apretándola con suavidad. "Pero estoy seguro de que tía Mariana estaría orgullosa de ver cómo hemos logrado mantenernos unidos y honrar su legado."
Permanecemos en silencio por unos instantes, dejando que la tranquilidad de la noche nos envuelva. Siento cómo el peso de los últimos años va disipándose gradualmente, y una sensación de paz se apodera de mí.
"Sabes, Martín, creo que tía Mariana estaría feliz de saber que hemos encontrado un hogar juntos", dice Lucía, rompiendo el silencio. "Este lugar se siente tan acogedor y lleno de su espíritu."
Asiento con una sonrisa, mirando a mi alrededor con aprecio. "Tienes razón, Lucía. Este apartamento se ha convertido en nuestro refugio, nuestro propio pedazo de hogar."
Lucía se incorpora y me mira con una expresión de determinación. "Y vamos a asegurarnos de que siga siendo así, hermano. Tú y yo, juntos, vamos a construir un futuro que honre la memoria de tía Mariana."
Sus palabras me llenan de orgullo y resolución. Tomo su mano y la aprieto con cariño, sintiendo cómo nuestros lazos se fortalecen aún más. "Así será, Lucía. Tía Mariana estaría feliz de ver que hemos logrado encontrar el equilibrio que tanto buscaba para nosotros."
En los días y semanas que siguen, Lucía y yo nos sumergimos de lleno en la tarea de administrar y hacer crecer la empresa de nuestra tía. Nos mantenemos en constante comunicación, tomando decisiones conjuntas y asegurándonos de que cada paso que damos refleje la esencia de su visión.
A medida que avanzamos, vamos introduciendo cambios y mejoras que transforman gradualmente el negocio. Implementamos nuevas estrategias de marketing, diversificamos nuestros productos y servicios, y fortalecemos los vínculos con nuestros clientes y proveedores.
En cada una de estas iniciativas, siento la presencia de mi tía Mariana, observándonos con orgullo y guiándonos en la dirección correcta. Lucía y yo nos aseguramos de mantener vivo su espíritu, honrando su legado con cada decisión que tomamos.
Pero nuestra labor no se limita solo a la empresa. También nos esforzamos por cultivar una vida personal plena y equilibrada. Dedicamos tiempo a actividades que nos aportan satisfacción y bienestar, como las excursiones a la naturaleza que tanto disfrutábamos con nuestra tía.
En nuestro apartamento, creamos un espacio acogedor y lleno de recuerdos. Llenamos las paredes con fotografías de nuestra familia, evocando los momentos felices que compartimos juntos. Y en los rincones más íntimos, colocamos pequeños detalles que nos recuerdan la esencia de nuestra tía Mariana.
Una noche, mientras cenamos, Lucía me mira con una sonrisa serena yme dice: "Sabes, Martín, creo que tía Mariana estaría muy satisfecha de ver cómo hemos logrado reconstruir nuestras vidas. Siento que, de alguna manera, ella sigue cuidándonos desde donde esté.