Carla

El viernes llego, me siento con un poco de ánimo al saber

que voy a la casa de mi madre, gran parte me reconforta al saberlo pero mis pensamientos

se opacan un poco al ver a Iván en la puerta del edificio.

-buen día, Iván

-Buen día, Carla, ¿podemos hablar?

-Iván creo que no es buen momento

-sé que algo te pasa y no intento saber pero si quiero que

te despejes un rato.

-Iván, tengo problemas familiares, de hecho hoy voy a la

casa de mi madre cuando salga de aquí

- Está bien Carla, lo entiendo. Pero quiero que sepa que si

necesitas algo, yo estoy acá.

-te agradezco Iván, que tengas buen día.

Me doy la media vuelta y me marcho. Subo a mi lugar y me

hago un café, saludo a todos y me dispongo a trabajar, de repente Juan sé

aparece en mi escritorio y me pide que vaya a su oficina. La verdad es que no

tengo muchas ganas de hacer otro trabajo extra, es más, deberían pagarme por

eso. Al llegar Juan me hace un reconocimiento por los

trabajos bien logrados que entregue, esto no me lo esperaba, me levanta

nuevamente el ánimo. Vuelvo otra vez a mi escritorio y continuo con mi trabajo,

de repente, entre todos mis correos aparece un del mismísimo súper jefe

fantasma, no tardo en abrirlo, nunca recibí nada de él y esto me intriga.

Correo Alexander Watson:

Señorita Carla Fernández

Me contacto con usted para hacerle llegar mis felicitaciones

y el agradecimiento por los trabajos encomendados, es un placer saber que

contamos con un equipo de personas capaces como usted, y por ello recibirá un

bono de agradecimiento, en cuanto pase por la empresa la citaré para tener una

reunión y agradecerle en persona. Saludos cordiales.

Wow me  levanta el ánimo, voy a conocer al Sr. Watson y

me reconocieron por mi esfuerzo, es increíble, pero lo que más me parece irreal

el hecho de que el Sr. Watson venga a la empresa, quizás lo dijo para

alentarme, o piensa felicitarme en persona dentro de un millón de años luz

cuando se digne en conocernos. En fin fue un lindo detalle, es más, me da ganas

de seguir eligiendo estar acá. Con entusiasmo, trabajo todo el día, conversamos

juntos todos los compañeros, el aire se respiraba a día Light, todos hacían

bromas y contaba sus planes. Hora del almuerzos decidimos ir todos juntos a

comer y eso me distrae un poco. El horario de trabajo finaliza y dejo como

siempre todo ordenado para el día lunes, cuando estoy bajando para salir, me

encuentro en la salida del edificio a Iván, la verdad no tengo ganas de hablar

y menos de mis cosas con un desconocido, pero, por otro lado, pienso que

realmente se esfuerza por intentar acercarse a mí y me da pena dejarlo siempre

como un monigote, y acá está con una cara que nunca vi, creo que seria

preocupación, con sus manos en los bolsillos y apoyado en la pared. A medida

que me voy acercando, él se aleja de la pared y se incorpora, saca una de sus

manos del bolsillo y la pasa por su nuca.

-Carla, ¿estás un poco mejor?

-Hola Iván, si algo mejor.

-¿puedo pedirte un favor?

-Si Iván, por supuesto, siempre que esté al alcance de mis

manos ayudarte.

-quiero acompañarte a tu casa, pero no quiero un “NO” como

respuesta.

Su mirada seria, me daba a entender que hoy no iba a hacer

chistes, ni a propasarse.

-Está bien Iván.

Su semblante cambió, hasta hizo media sonrisa. Yo espero

fuera del edificio y él va a buscar su auto, subimos y nos ponemos en

movimiento. Yo me disperso mirando por la ventana, el ritmo de la ciudad, el

tránsito y ciclo de los semáforos, las personas que corren para llegar al fin a

sus casas. A veces la ventana refleja a Iván mirándome de reojo pero no emite

ninguna palabra. Sin darme cuenta ya habíamos estacionado y yo salgo de mi

ensoñación, miro a mi compañero y él automáticamente toma mi mano.

-Carla, a pesar de que siempre bromeamos y que mi reputación

en la empresa no es de las mejores entre mujeres y más allá de eso, quiero que

sepas que realmente me preocupo por vos, hay momentos que apareces en mi mente,

miles de mensajes que escribí para enviarte, pero luego los borre.

-Iván, por favor, esto es una declaración de amor.

-No sé qué seria, pero solo quiero que lo sepas, siempre estás presente para mí y es la primera vez que me pasa esto con alguien.

-Iván, por favor, hoy no tengo cabeza para pensar en esto.

-lo sé, pero no quería dejar de decírtelo. Antes de que

bajes quiero que sepas que realmente estoy acá. Por favor no dudes si algo necesitaras.

-Nunca creí que fueras así. Te agradezco.

Le doy un abrazo fuerte y él no quiere soltarme, cuando me soltó

me miro a los ojos y acaricio mi mejilla, se sintió muy tierno, fue un gesto

muy dulce. Nuevamente, le agradezco y me marcho.

Subo a mi casa, me cambio de ropa y me llevo mi bolso. Me

espera un largo recorrido.