En la ciudad de San Cristóbal de las Casas, Chiapas, una serie de desapariciones misteriosas aterra a la comunidad. A pesar de los esfuerzos de la policía local, las víctimas desaparecen sin dejar rastro. Héctor Ramírez, un detective experimentado, es llamado para investigar. Mientras avanza en su pesquisa, descubre que las desapariciones están conectadas por una serie de pistas inquietantes que parecen ir más allá de lo criminal. Atrapado en un misterio que desafía su comprensión, Héctor se enfrenta a fuerzas que no pueden ser explicadas por la lógica. A medida que el caso avanza, la atmósfera de la ciudad, cargada de historia y superstición, se convierte en un campo de juego para lo sobrenatural.
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7 de Abril 2024
Bitácora del Inspector Héctor Ramírez
El caso de Santiago Herrera está lejos de resolverse. Las pruebas recolectadas ayer solo aumentaron el enigma, y los resultados preliminares de los análisis toxicológicos no ofrecieron respuestas claras. Según el laboratorio, no encontraron rastros de drogas comunes, pero identificaron una sustancia extraña que podría ser un compuesto no registrado. Esto complicó aún más las cosas.
Esta mañana, decidí profundizar en los posibles vínculos entre los casos de Santiago y Mariana. La conexión seguía siendo tenue, pero ciertos elementos no podían ignorarse: las marcas rituales, el latín y las circunstancias misteriosas de ambos eventos. Santiago aún no estaba en condiciones de hablar, pero su madre permitió que revisáramos más de cerca sus pertenencias en busca de pistas.
La casa de los Herrera, modesta y ordenada, no parecía tener secretos. En la habitación de Santiago, encontramos lo que esperábamos: libros técnicos, apuntes de ingeniería, dibujos de máquinas. Pero, escondido bajo su cama, descubrimos algo inesperado: una pequeña libreta negra con símbolos dibujados en las esquinas de sus páginas.
La mayoría de los símbolos eran simples bocetos, pero algunos se parecían al que encontramos en el pecho de Mariana. Este detalle me hizo llamar de inmediato al forense para comparar los trazos. Si las coincidencias eran significativas, estábamos ante un patrón que unía ambos casos.
En las últimas páginas de la libreta, Santiago había escrito varias frases desordenadas. Una de ellas me llamó especialmente la atención:
"El círculo se cierra. La puerta ya está abierta."
Le mostré esto a Clara, la especialista en análisis de perfiles del equipo, quien me dijo que el texto podía indicar un estado de paranoia inducido por trauma o drogas. Sin embargo, también señaló que el contenido parecía aludir a algo aprendido, como si Santiago hubiera estado expuesto a ideas ritualistas o sectarias antes de desaparecer.
Por la tarde, las cosas dieron un giro aún más desconcertante. Recibí una llamada de María Herrera. Me dijo, con voz temblorosa, que había encontrado un sobre extraño en el buzón de su casa. Fui inmediatamente a recogerlo.
El sobre contenía una sola hoja de papel con una frase escrita en latín:
"Quod perierat, iterum invenietur."
Después de traducirla, supe que decía: "Lo que se perdió, será encontrado de nuevo."
El mensaje era inquietante, y lo peor de todo era que no había pistas claras sobre quién lo había enviado o por qué. Las coincidencias entre este mensaje, las palabras grabadas en el pecho de Santiago y las marcas del caso de Mariana eran demasiado evidentes para ignorarlas.
Esa noche, me reuní con mi equipo para discutir los avances. Clara sugirió que podríamos estar lidiando con alguien que utiliza rituales como parte de su modus operandi, un individuo o grupo que selecciona víctimas con algún propósito específico. La idea de un culto o secta no era descabellada, especialmente en una región con tanta historia mística como San Cristóbal de las Casas.
La conexión entre el edificio abandonado donde encontramos a Mariana y las circunstancias de Santiago comenzó a ser nuestra principal línea de investigación. Revisamos los registros históricos y descubrimos que, durante la época colonial, ese edificio había sido utilizado no solo como iglesia, sino también como un lugar de "penitencia" para individuos considerados herejes. La información era limitada, pero las referencias a rituales y castigos corporales eran constantes.
Al cerrar el día, me senté solo en mi oficina, repasando las pruebas y tratando de encontrar sentido a todo. La frase "mox perveniet" seguía rondando en mi mente.
¿Qué estábamos enfrentando? ¿Y cuánto tiempo teníamos antes de que algo más sucediera?