Elang se convirtió en el objeto de deseo de mujeres adultas desde la secundaria. Se vio obligado a hacerlo para sobrevivir en la dura vida de la capital. Hasta que un día, una clienta lo metió en un gran problema.
El destino llevó a Elang a convertirse en el profesor particular de la hija de una de sus clientas. Para colmo, esa hija era amiga de la novia de Elang. Lo peor es que las tres mujeres terminaron enamorándose de él.
Esta es la historia de Elang. Su aventura lidiando con tantas mujeres en su vida. ¿Cómo continuará todo? ¿Permitirá que muchas mujeres anclen en su corazón? ¿O elegirá entregar su corazón solo a una de ellas?
NovelToon tiene autorización de Desau para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.
Capítulo 13
Yolanda estaba a punto de hablar, pero Elang rápidamente le tapó la boca con la mano. Estaban en modo silencioso ahora. Principalmente porque ambos todavía estaban desnudos.
"¿No van a usar este coche, verdad?", preguntó Elang en un susurro.
Yolanda asintió. Luego, lentamente, apartó la mano de Elang de su boca.
"Es mejor así", dijo Yolanda mientras acariciaba la barbilla de Elang. Obligó al joven a besarla.
Elang no pudo resistirse. Él y Yolanda se besaron. Ignorando a Tarjo, que acababa de pasar corriendo junto al coche donde estaban.
Tarjo dejó de correr por un momento, porque su atención fue atraída por una mochila tirada en el suelo.
"¡Tarjo! ¿¡Qué estás haciendo ahí parado?! ¡Rápido! ¡Si mi paciente muere, te culparé!", gritó Ilyas.
"¡S-sí, señor!", Tarjo ignoró la mochila que había visto. Corrió hacia el coche e inmediatamente se llevó a Ilyas. Los dos ya habían salido del garaje.
Mientras tanto, Elang y Yolanda seguían ocupados en un apasionado beso. Mientras tanto, la mano de Elang no dejaba de explorar las curvas del cuerpo de Yolanda.
"Mmph... Mmph..." Yolanda se estaba excitando de nuevo. En ese momento, Elang detuvo su contacto.
"¿Por qué te detienes? Hagámoslo de nuevo", pidió Yolanda.
Elang se rió con arrogancia. Con la actitud de Yolanda, se sentía como un rey.
"Vaya, tía. Tu vida sexual parece complicada", comentó Elang mientras se sentaba. Se vistió inmediatamente.
Al ver a Elang vestirse, Yolanda resopló decepcionada.
"Te pagaré el doble si lo hacemos de nuevo", ofreció Yolanda.
"Lo siento, tía. Una vez parece suficiente", rechazó Elang amablemente. "¿Por qué no se lo pides a tu marido? Está demasiado ocupado para hacerlo?", continuó.
Yolanda se vio obligada a vestirse también. "Claro que ya se lo he pedido. No es cuestión de que esté ocupado. Pero la duración de mi marido es muy corta. Termina antes incluso de dos minutos. Además, el calentamiento también es muy corto", reveló largamente.
"Ah, así que ese es el problema. ¿Por qué no le compras una medicina o un tónico? Y sobre el calentamiento, puedes hablar con él sobre ello. Así es como debe ser la relación entre marido y mujer, ¿no?", respondió Elang. Estaba actuando como un hombre casado.
"Ya ha tomado muchas medicinas para aumentar la potencia. Pero ninguna de ellas funcionó. La duración máxima fue de cinco minutos. Y sobre el calentamiento, también he hablado de ello con mi marido. Pero sigue estando confundido sobre cómo hacerlo en la práctica. ¡Es un hombre inteligente en todos los aspectos, pero muy estúpido en lo que respecta al sexo!", explicó Yolanda con un largo suspiro.
"¿Así que por eso necesitas mis servicios?", preguntó Elang.
"Sí. Al principio, intenté aguantar lo máximo que pude. Pero eso sólo empeoró las cosas", respondió Yolanda.
"No hay problema. Siempre y cuando no lo hagamos todo el tiempo. Tienes que ser capaz de establecer un tiempo para parar", dijo Elang.
Yolanda guardó silencio por un momento al escuchar hablar a Elang. Una leve sonrisa apareció en su rostro mientras miraba al joven. "No esperaba que tú también tuvieras un lado maduro", comentó.
"Me vi obligado a madurar desde los seis años", respondió Elang.
"¿Por qué?", Yolanda sentía curiosidad.
"Porque desde que nací, mis padres me dejaron en la puerta de un orfanato. A los seis años, ya estaba pensando en maneras de ganar dinero", respondió Elang, bajando lentamente la cabeza. "Esa es mi principal razón para hacer este trabajo", añadió.
Yolanda miró a Elang con compasión. Luego lo abrazó con cariño. Como madre, sintió empatía inmediatamente. Principalmente porque Yolanda acababa de dar a luz a un bebé.
"Si necesitas algo, puedes decírmelo. Seguro que te ayudaré", dijo Yolanda sinceramente.
