Después de llevar una vida de mafiosa, Camila Núñez muere en su mundo y despierta en otro diferente, siendo una mujer que está destinada a morir joven.
Cómo ya sabe el destino que le espera, ella no se quedará a esperar que la muerte le llegue por segunda vez.
Si en su primera vida no se dejó intimidar por alguien, en ese mundo menos, que cuenta con el poder y la magia.
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Vergüenza pública
Cuando llegaron allí, Aurelio y su concubina se comenzaron a quitar la ropa, y el sirviente quien tenía órdenes específicas, fue a ayudar a los dos a desvestirse.
Cuando él así lo hizo, Martina beso a Aurelio, y ambos se comenzaron a tocar.
El sirviente se acerca a ellos y le tienes una manta que había en la habitación, pero Aurelio y Martina lo obligan a unirse a la fiesta, y él por supuesto que hizo lo que ellos querían, la emperatriz le ordenó no negarse a cualquier petición que ellos en ese estado le hagan, además, aquel sirviente no es humano, y lo que estaba haciendo lo hace bajo la orden de alguien.
Pronto sonidos lujuriosos se escucharon por todas partes, y esos sonidos llegaron al salón de eventos, y la música hasta se detuvo.
La emperatriz se baja de su trono y un poco enojada camina en dirección a los gemidos.
La multitud por curiosidad la iba siguiendo, y todos se pararon frente a la puerta.
Al estar allí la emperatriz abre la puerta con enojo, y al hacerlo tanto ella como los demás se llevan la impresión de su vida.
Allí en ese salón se estaba llevando a cabo un trío, Martina besaba y tocaba la parte privada del sirviente, quien estaba desnudo y erecto, y Aurelio la penetraba con mucha fuerza.
Martina disfrutaba del trío.
Los padres de ambos no lo pudieron soportar más, y rápidamente corren a los lujuriosos y lo apartan de una bofetada.
Eso le hizo más o menos estar en sus cinco sentidos, pero no por mucho, ya que volvieron a lo mismo.
La emperatriz llamó a algunos guardias y le pide que lleven a esos dos a su habitación.
Luego de eso regaño al sirviente y lo mandó a echar fuera del palacio así desnudo.
Después de hacer eso, Yadira despide a la multitud de la fiesta, y se disculpa por los inconvenientes causados por su prima Martina.
Cuando se terminó de ir el último invitado, Yadira se reúne con los padres de los dos amantes, y los dos amantes estaban siendo atendidos por los sirvientes por separado, estaban borrachos.
Los padres de los afectados estaban en el salón del trono con Yadira, quien veía a todos con cara de pocos amigos.
—No sé cómo escogí a un hombre con tan poca moral para ser mi compañero de vida, y qué decir de esa desvergonzada de Martina, que se revuelque con el perro de Aurelio no es nada, pero también con la servidumbre es terrible ¿Qué dirán de la familia imperial?— pregunta Yadira en voz alta y sus tíos salen a la defensiva de su hija.
Deciden hablar mentiras. La idea es hacerla sentir mal.
—Tú tampoco estás en buen ojo en el público, aún nadie da noticias de que estás embarazada de tu esposo— gritó el tío de Yadira, y ella de manera indiferente responde.
—No estoy interesada en mezclar mi sangre con semejante basura, mis hijos merecen tener el mejor de los hombres como padre, no un desvergonzado bueno para nada— dice ella con cara de asco, de solo pensar tiene que pasar la noche con semejante enclenque, se le revuelve el estómago como si hubiera visto un pedazo de basura descompuesta.
Las palabras de Yadira enojaron al ministro de salud, quien salió a la defensiva de su familia. Él y su esposa se sintieron ofendidos por las palabras de la joven emperatriz.
—Te crees la gran cosa por ser solo la hija de los emperadores, pero sin ese título, ¿Qué otro mérito tiene?— expresa aquel hombre y su esposa lo secunda.
— Sí, ni retener a mi hijo pudiste— también dice aquella mujer y Yadira cansada de ellos, con su poder de fuego lanza sus llamas a ellos y los envuelve a todos en el fuego, sin quemarlos.
Todos estaban gritando del horror y estaban arrepentidos de sus palabras.
—Creo que voy a tener que mostrar porque soy la soberana de este imperio, todos ustedes se creen mucho solo por tener un poco de mi confianza, ¿pero, qué creen? Ya eso termina hoy, les mostraré quién manda en ese bendito palacio de Lumia— grita Yadira y luego de eso sale de allí, con una mano en alto, y las personas envueltas en fuego son arrastradas en llamas, hasta llegar fuera del palacio.
Acto seguido, Yadira sin hacer mucho esfuerzo los lanza fuera del palacio.
—Fuera de mi palacio, si quieren permanecer con vida, será mejor que en un futuro no me hagan enojar, agradezcan que no los mate a todos— les grita Yadira a todos esos infelices, y luego de eso se regresa al palacio.
Antes de entrar, le ordena a los guardias no dejar entrar a esa gente molesta a su palacio.
La gente en cuestión estaba asustada, ellos por un momento se habían olvidado de que aquella mujer era una pirómana de lo peor.
Por lo que tras llevarse el susto de su vida, todos se fueron de allí apresurados y por supuesto muy asustados.
Yadira en cambio con Yami, quien no paraba de reír la situación, mandó a buscar vino para pasar el coraje.
La joven emperatriz se durmió tarde y un poco pasada de copas.
Yami velaba su sueño, por si alguien intenta hacerle algo, por cómo van pintando la cosa, ella terminará quemando todo el palacio.
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Al día siguiente la cosa era color de hormigas en el imperio. Las personas que fueron a la celebración de bodas estaban hablando de lo que pasó en el palacio con ese par.
Todos tenían la misma opinión, aquellos dos eran dos personas de baja moral, las cuales son una vergüenza para la familia imperial. Por más que el tío de Yadira trató de sobornar a los que acudieron a la fiesta, al final el chisme se empezó a escuchar por todas partes.
Los sirvientes eran otros que también decían lo mismo, y Martina y Aurelio estaban muy apenados por esos comentarios, tanto, que ambos se reúnen con Yadira para pedir que ella intervenga en la situación.
Por supuesto que se lo piden como si ella fuera su sirvienta.
—Todos nosotros somos familia, y como tal tu deber es ayudarnos a solucionar este problema— dice Aurelio y Yadira se ríe.
—¿Qué tienen que ver lo que pasó anoche con la familia imperial? Que ambos vivan aquí, no le da derecho de decir que son parte de mi familia. Martina es mi prima, pero lo que pase con ella tampoco es mi problema, quién los mandó a ser borrachos— le grita Yadira, ella está cansada de lidiar con esa gente.
Solo lamenta que si usa su fuego para matarlo, la gente sabrá que fue ella y la ley en ese imperio es para que todos en general la cumplan.