Amor Valiente.

CAPÍTULO 13.

Al otro día...

Pasé toda la noche en vela, dando vueltas en la cama tratando de conciliar el sueño. Pero no pude pegar un ojo porque el beso con Tyler se repetía una y otra vez en mi cabeza.

¿Por qué ese chico me besó así?

Me preguntaba a mí misma sin obtener una respuesta. No tenía sentido su acercamiento porque por mucho que quiera protegerme del mastodonte de su amigo, ese beso no era necesario.

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Me levanto de la cama e intento ir a hablar con Laura para rogarle que nos mudamos. Pero a mi mala suerte ella no se encontraba en casa, de hecho tampoco llegó a dormir porque su habitación sigue igual que ayer.

Me preparo algo de comer y me voy a la escuela, con pocas ganas de asistir, pero tengo el deber de hacerlo por mis calificaciones para entrar a la universidad.

Al llegar y cruzar la puerta de la escuela fue como si todos estuvieran en modo mute y cientos de ojos se clavaban en mí, cuando camino cabeza agacha por el pasillo hasta llegar a la sala de clases, escuchando uno que otro murmullo que decía "Esa es la novia de Tyler"

Al entrar al salón tomo asiento sin mirar a nadie, pero siento como alguien me observa por detrás sin apartar su mirada de mi cabeza. Hasta que escucho susurrar a Diego, quien me dice.

_ Creo que Margareth quiere asesinarte con la mirada.

_ ¡Eres una traidora! _ me grita Margareth frente a todos en la sala de clases

En ese instante mi corazón se detuvo, cuando recordé que ella estaba enamorada del chico que ahora es mi supuesto novio.

_ A ti te hablo mosca muerta _ se viene sobre mí.

Me quedo inmóvil, esperando que me tomé del cabello o me abofetee las beses que quiera. Pero no sucede nada, porque justo un metro antes de llegar a mí, el profesor entra por el umbral de la puerta, salvándome la vida.

_ ¿Qué ha sido esto? _ me pregunta Diego.

_ No lo sé _ le susurro para que el profesor no nos llame la atención por estar platicando.

Al terminar la clase, tomo mis cosas rápidamente y salgo corriendo del salón para evitar a Margareth quien no dejo de clavarme los ojos en todo momento.

Me voy al baño y me quedo sentada en un sanitario todo el recreo, rogando que Margareth no apareciera por ahí. Porque no es difícil imaginarme que está furiosa al saber que estoy saliendo con el chico que a ella le gusta.

Al escuchar el timbre para la próxima clase, salgo a paso lento esperando a no encontrar a nadie en el pasillo. Al verlo despejado me apresuro para llegar a la próxima clase antes de que el maestro llegué y no me permita entrar por llegar tarde.

Al dar mi primer paso dentro del salón, siento como un líquido espeso golpea directamente en mi rostro, haciéndome cerrar los ojos de inmediato. Frotando mis manos sobre ellos para poder abrirlos, Ya que veía todo borroso.

Suspiré desganada, cuando todos reían y se burlaban de mí. Mientras que yo estaba cubierta de pintura fresca que Margaret me lanzó.

_ Vaya, vaya. ¿A quién tenemos aquí? _ escucho decir riéndose a carcajadas a mi espalda.

_ A la mosca muerta, que intenta ligar con Tyler _ le responde Margaret al troglodita que se hace llamar Bruno.

(Tengo dos opciones me digo a mí misma: lloro en frente de todos sintiendo pena por mí misma o enfrentó a este par de tarados que quieren hacerme la vida imposible.)

Levanto la cabeza en alto, me erguí lo más que pude en frente de Margareth aparentando ser más alta que ella, le digo:

_ No intento serlo... Soy la novia de Tyler, le guste a quien le guste _ Le grito en la cara, para luego salir de ahí e ir a quitarme la pintura al baño.

Estando sola en el baño, cierto con seguro por dentro para que nadie entre y así poder limpiarme el desmadre en que me dejó la estúpida de Margareth.

No fue fácil quitarme la pintura del cabello, pero después de lavarlo y refregarlo unas ocho veces pude dejarlo algo decente. Pero no puedo decir lo mismo de mi sudadera favorita, ya que ella fue la que recibió la peor parte. Así que no me quedo más opción que tirarla a la basura y quedarme solamente con una polera gris que traía debajo.

_ ¿Liz, te encuentras bien? _ me pregunta Diego al otro lado de la puerta.

_ Si, no te preocupes, estoy bien.

_ ¿Necesitas algo? _ vuelve a preguntar.

_ Casi estoy por salir, no te preocupes, de verdad estoy bien _ le digo mientras me miro al espejo.

 Vamos, sal de una vez... Me digo a mí misma al ver que todo se me fue a la mierda, que mi plan de no ser vista no está funcionando, ya que en cosas de minutos toda la escuela hablaría de lo ocurrido con mi compañera de clases.

Al abrir la puerta, veo a Diego quien me espera con mi mochila que dejé tirada sin darme cuenta.

_ Te ves bien con el cabello suelto _ me dice Diego, cuando por primera vez no me ve con el cabello recogido.

_ Gracias _ le digo mientras caminamos al casino de la escuela para comer algo.

Al llegar, todo el mundo me miraba y murmuraban sobre lo ocurrido. Diego, amablemente intentaba distraerme con algunos chistes que me sacaban una que otra sonrisa.

Buscamos una mesa lo más apartada posible para estar más tranquilos, pero a mi mala suerte la proximidad de Tyler es inminente, puesto que viene hacia nosotros como si fuera un depredador que se acerca a su presa.

_ Vete, quiero hablar a solas con Liz _ le ordena Tyler a Diego, quien toma sus cosas y se marcha algo nervioso.

Tyler se me acerca, hasta que nuestros ojos quedan a escasos centímetros de distancia, nunca lo había mirado de tan cerca despertando algo en mí que jamás había sentido en toda mi vida.

Como un instante mágico donde mi estómago siente millones de hormigueros y un nerviosismo estúpido que me deja inmóvil frente a él al descubrir los rasgos que no había visto hasta entonces. Deseando que el tiempo se detuviese y que solamente fuéramos él y yo en ese lugar.