Venciendo El Pasado

Ella estaba muy preocupada al verse con un yeso en toda la pierna derecha y por eso le preguntó a los profesores qué pasará con ella? ¿Cuál será su situación de ahora en adelante?

Los médicos Adjuntos y jefes del servicio de Medicina Interna del hospital sonrieron y le dijeron: Maried cálmate, no te preocupes, tú eres una alumna brillante, la mejor que tenemos en mucho tiempo. Te permitiremos que estudies a distancia, solamente vendrás a presentar exámenes. Ella, sin embargo, se entristeció, ya que le apasiona ir al hospital y prepararse para el pase de revista diario. Rafael, conociendo esa mirada llena de tristeza replicó: "profesores, y si yo me comprometo a traerla y llevarla todos los días para que ella pueda participar en todo, tal y como normalmente lo hace? ¿Me lo permiten? Yo puedo ser responsable de sus traslados".

El Dr. Larry entendiendo la situación y admirado por el amor y vocación de Maried, y además, la disposición de servicio de Rafael le respondió: "está bien, si tú te haces responsable yo te lo permitiré pero con una condición".

Todos se alegraron mucho. Sin embargo Maried le dijo: "profesor, dígame por favor cuál es su condición?".

Él volteó a mirarla y le dijo: "que cuando tengas dolor no vendrás, te quedarás en tu casa. Si el pie se inflama, se edematiza, no vendrás, te quedarás en tu casa".

Tanto ella como Rafael, asistieron con la cabeza, y precisamente en ese momento María también preguntó: "ustedes tienen silla de ruedas, porque así será más fácil todo". Ambos se miraron y dijeron que no. Entonces el Dr. Vinicio le respondió: "tú tranquila y todos tranquilos, porque yo tengo una silla de ruedas guardada aquí en mi consultorio".

Todos estallaron de alegría y lo celebraron con muchos aplausos. A Maried la cargó Rafael y la pasó para una cama clínica, mientras María, Pili y Wendy iban con el Dr. Vinicio a buscar la silla de ruedas que se encontraba en el consultorio del jefe.

Rafael, Julieta y Ángel se quedaron acompañando a Maried, y el príncipe azul no dejaba de mirar a la princesa hermosa ni un instante. Ella estaba intimidada, sentía pena con los otros dos (2) compañeros, pero ellos los observaban a ambos con picardía y complicidad.

Es sorprendente ver las vueltas que puede dar la vida. Hacía unos meses atrás, ellos tres (3): Rafael, Ángel y Julieta la estaban atacando, y con el pasar del tiempo son buenos compañeros de clases, y posiblemente, hasta novios más adelante.

El príncipe enamorado le preguntó: "mi amor quieres algo? Tienes sed o hambre? Pide lo que necesites, que yo estoy aquí para atenderte". Sus mejillas se enrojecieron y bajó la cabeza, y respondió: "únicamente tengo sed".

Apenas la escuchó, la besó en la mejilla y salió corriendo para el cafetín a comprarle un jugo. Al poco tiempo llegó y le entregó el jugo. Maried no sabía cómo reaccionar a tantas atenciones, era la primera vez que experimentaba algo tan bonito.

Entraron María, Pili y Wendy con la silla. Inmediatamente Rafael se levantó y dijo: "ven amada mía, ya te paso para tu carro temporal". Maried reía, sin pronunciar ni una palabra. Él la cargó y la sentó en la silla de ruedas.

Así salieron del hospital, en medio de la situación y mala experiencia que había tenido, iba feliz porque estaba viva y el uso de ese yeso, sería temporal.

Salieron en caravana. En el carro de Rafael iba él y su hermosa princesa. En el segundo vehículo iban sus amadas amigas María, Pili y Wendy; y en el tercer auto iban los mejores amigos del príncipe, Ángel y Julieta.

En casa de Maried nadie sabía lo que había sucedido. Camila y Bárbara estaban afuera de la casa regando unas flores y vieron con asombro que tres (3) vehículos se estaban estacionando en el frente. Ellas reconocían el auto de las amigas de su hermana mayor: María, Pili y Wendy, pero no conocían los otros vehículos.

Las chicas se acercaron al carro de las amigas de su hermana, pero escucharon que Maried las llamó por sus nombres. Al voltear se dieron cuenta que ella venía en el otro carro. Caminaron de prisa para allá y cuando vieron que Rafael sacó de la cajuela del carro una silla de ruedas, ambas se asustaron y comenzaron a gritar para que su mamá, papá y hermanos salieran, y así fue. Primero salió su mamá Zaydana, luego Ernesto, Vicente y Santiago; y por último salió su papá Eudin. Al verla su mamá lloró y gritó: "qué le pasó a mi hija?".

Sus hermanos la acariciaban y Ernesto con mucho dolor en su corazón le preguntó: "hermana qué te hicieron? Porqué tienes ese yeso? No quiero que sufras Ojalá lo tuviera yo para que tú estuvieras bien.

Ella puso sus manos sobre las mejillas de su amado hermano y le respondió: "no te preocupes por mí, yo estoy bien. Y no digas eso, si fuera uno de ustedes el que tuviera el yeso, yo sufriría más. Un carro me arroyó, pero no es nada grave. Todos me atendieron muy bien en el hospital, y uno de mis profesores me prestó la silla de ruedas. Yo seguiré yendo a la universidad y al hospital todos los días, Rafael se comprometió a llevarme y traerme, así que no tienes por qué preocuparte mi hermano querido*.

Él sólo la abrazó y le dijo que la amaba mucho, que era su hermana amada. Todos los demás rieron y dijeron con algarabía: "también eres mi amada hermana, y así fueron respondiendo cada uno".

Maried se sentía feliz y en paz en medio de esa tormenta que había pasado.

Muchas veces, cuando la vida nos sorprende con algún evento no favorable, nos sentimos mal, tristes y deprimidos, pero encontramos la fuerza que necesitamos para continuar en nuestros seres queridos o en las ganas de vivir. Yo por lo menos me caracterizo por ser una persona positiva, empoderada, de firme decisión y de personalidad bien definida; y tú, cómo te consideras?