Liliam es una chica campesina cuya vida cambiará cuando el Rey Evans se presente en la hacienda de su padre a cobrar una antigua deuda. A partir de allí empezará una historia de odio, romance y pasión entre ambos.
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INJUSTO REY
...LILIAM:...
Suspiré pesadamente mientras me llevaba una mano a la cabeza.
— Señorita, creo que fue un error provocar a la duquesa — Dijo el general mientras observaba por dónde se había ido la duquesa, con preocupación y algo de miedo.
— No se preocupe, yo me encargaré de que esa víbora quede como lo que es — Aprieto mis puños.
Él niega con la cabeza.
— No quiero ensuciar la imagen de mi majestad, pero el Rey Evans tiene preferencia por la duquesa — Me dió una expresión de molestia como si también ocultara alguna razón — Se conocen de hace años y a usted tan solo de hace tres días.
— Pero yo soy su prometida, él no se pondrá en mi contra.
Sonreí despreocupada pero en el fondo mi confianza flaqueó, no era su prometida en verdad y eso podría jugar en mi contra y si esa "preferencia" como la llamaba el general era demasiado profunda íbamos a quedar como unos calumniadores, pero mi consciencia estaba limpia.
— Eso espero Señorita Liliam.
— Gracias por haber impedido que cayera, esa bruja se aprovechó de mi falta de experiencia usando zapatillas y me humilló — Suspiro cansada, me observó y se atrevió a sonreír.
— A la orden — Hizo una reverencia — Por cierto, soy el General Itans Dely del Ejército Real — Elevé mi mano para estrechar la suya pero la tomó y depositó un beso en mi mano, esta vez no sentí el escalofrío.
— Mucho gusto, sabe muy bien lo que hice así que no debería tratarme con cortesía — Dije mientras apartaba mi mano.
— Lo sé, pero es una dama y siempre se debe tratar como tal, independientemente de lo que haya hecho — Era muy cortés — En cuánto al altercado, usted es muy valiente al defender a su hermana.
Sabía a que me refería.
— Gracias por eso.
Él me inspiraba tranquilidad.
— Puedo notar que tiene cierta guerra con las zapatillas — Observó esas condenadas zapatillas.
— Si, desde que tengo memoria tengo guerra con ellas — Me quejé.
Se rió, su risa era elegante.
— Yo también tendría una guerra con esos zapatos, aunque mis botas pueden hacerle la competencia — Observó las suyas, negras y pulidas, tenían un tacón también.
— La vida en el palacio es más complicada de lo que pensé, después de esto no tendré un maestro con paciencia y que no quiera humillarme por mi torpeza.
Se quedó un momento en silencio.
— Yo podría ayudarla.
— ¿ En serio ? ¿ Usted sabe de esto ? — Pregunté sin creerlo.
— Si, es diferente pero es parecido a las lecciones de marcha de los soldados, también hay ciertas reglas que seguir, en todo momento hay que tener un andar firme — Dijo mientes caminaba de ese modo, se giró con gracia — Y no bajar la guardia.
Me tendió su mano enguantada.
— Supongo que sí.
La tomé.
— Hay que dar un paso a la vez, contando uno — Movió un pie hacia delante — Dos — Movió el otro — Ahora usted.
Conté uno, tambaleando levemente pero equilibrando gracias a su mano, estaba cálida y aterciopelada por el guante blanco. Así anduvimos recorriendo el salón, riendo cuando me tropezaba pero lentamente empecé a recobrar la seguridad de mis pasos. Al parecer había desarrollado una fobia a mi infancia cuando me coloqué las zapatillas y caí. Desde ese momento me negué a usarlas.
Cuando me percaté, estaba caminando sola por todo el salón.
El General Itans estaba de pie en medio del salón, con las manos entrelazadas y sonriendo.
Me reí y caminé hacia él sin tambalearme.
— Esto es un milagro — Jadee felíz, sentí tanta emoción que rodee su cuello y le di un abrazo, jamás había estado tan cerca de un hombre y menos un desconocido pero la emoción le resto importancia — ¡ Oh, gracias, gracias, gracias!
— A la orden... Señorita...
Me aparté percatando lo que hice. Él parecía igual de incómodo.
— Lo siento, me ganó la emoción.
— Descuide, ahora debe seguir practicando como le enseñé.
— Sí, lo haré.
Repentinamente palideció y observó por detrás de mí. Me giré, el rey observando enojado y al lado, esa mujer sonreía con suficiencia como si estuviera segura de que ella iba ganar la batalla que estaba por llevarse a cabo.
El rey se quedó observando del general a mí, como si estuviera imaginando una situación que obviamente no sucedió, tal vez me observó abrazarlo pero eso igual no debía importarle, yo podía abrazar a cualquiera.
— Majestad... — Dijo el general pero el rey movió su mano para hacer énfasis de que se detuviera.
— Ahorre su pleitesía — Cortó y luego me observó a mí, sus ojos dorados almendrados parecieron traspasarme completa, evité desviar la mirada de la suya, debía demostrar que no me intimidaba, lo que sí hacía.
Estaba muy guapo, traía un traje oscuro con botones dorados, al parecer le gustaba el color negro y tenía el cabello peinado hacia atrás. Me desconcierto, me había abrumado por su belleza de nuevo.
— Espero que la razón por la que la duquesa me interrumpió sea razonable, estaba en una importante reunión como para perder el tiempo en tonterías — Gruñó mientras se cruzaba de brazos.
Tragué mi nudo de miedo.
— En tal caso no es mi culpa, la duquesa fué quien lo interrumpió y usted más tonto en hacerle caso — Dije, de nuevo no mordí mi lengua.
Sus fosas nasales se dilataron, estaba siendo muy impertinente pero es que no podía controlarme, siempre estaba acostumbrada a decir todo lo que me pasaba por la mente.
— Tengo muy buenas razones para que el rey haya venido a corregir su inapropiado comportamiento — Intervino la duquesa, fingiendo estar ofendida.
— ¿ Qué rayos sucedió? — Preguntó el rey.
— Permita que le explique ya que yo fuí quien lo trajo aquí majestad — Dijo la duquesa, apresurando para ganar ventaja, estaba demasiado cerca de él y su postura era de seducción, la respuesta de su problema hacia mí surgió al instante.
— ¿ Qué le vas a decir ? — Gruñí y abrió su boca — No creo que le seas sincera, me humillaste y luego me agrediste.
Hizo una mueca y luego se giró hacia el rey.
— Majestad, en ningún momento hice ninguna de esas cosas, yo solo estaba cumpliendo con mi deber de enseñarle, lo que dice que fue una humillación fue realmente sugerencias, yo estaba aconsejando y ella se lo tomó como una ofensa y lo de agredir, ella se tropezó porque supuestamente no sabe usar las zapatillas y me culpó de que yo interpuse mi pie para hacerla tropezar.
Negué inmediatamente, esto era increíble.
— Eso es mentira, ella si me humilló, me dijo burra corriente y luego me hizo tropezar — Dije desesperada, no sabía porque quería que el rey me creyera — Ella está mintiendo.
— Jamás mentiría ante la presencia del rey — Dijo aduladora — Me estoy defendiendo de tus calumnias.
El rey se quedó escuchando sin ninguna expresión.
— Puedo probar que mis palabras son ciertas — Dije y observé al General Itans— Él estuvo, el general observó como la duquesa me humillaba y luego me hacía tropezar.
— ¿ Es cierto eso General Itans? — Preguntó el rey mientras fijaba sus ojos en el hombre.
El general mantuvo una postura firme con la presión de tres miradas pero asintió con la cabeza.
— Es cierto, la duquesa humilló a la señorita Liliam y luego se aprovechó de su falta de equilibrio al caminar y la hizo tropezar al propósito — Dijo mientras pasaba sus ojos hacia la duquesa con cierta incomodidad que no comprendí.
Le di una expresión de agradecimiento.
El rey le dió una expresión de paciencia agotada a la duquesa, ésta se encogió temerosa y pensé que iba aceptar su derrota.
— ¿ Quién te da derecho a tratar a mi prometida como mejor te apetece ? — Gruñó enojado — ¡ La vuelves a tratar así y no volverás a pisar éste palacio, romperé alianzas con tu padre y eso solo será el comienzo de tu desgracia ! ¡ Largo de mi vista !
Él señaló la salida con furia. La duquesa empezó a derramar tantas lágrimas que se le escurrió el maquillaje.
— No, esto es una equivocación ¿ Qué no lo nota majestad? — Nos señaló a los dos — Esto es un plan de ellos dos para dejarme mal ante su presencia.
— ¿ Qué rayos ganaría yo con eso ? — Pregunté.
— Majestad, hoy es que vengo a tratar con la señorita Liliam, además, jamás atentaría contra usted — Dijo el general, la duquesa lo fulminó con la mirada.
— Pues es verdad, ella estuvo fingiendo no saber caminar y usted lo sabía.
— Déjese de estupideces, tengo que volver a mi reunión — La interrumpió el rey.
La duquesa se acercó y lo tomó de los brazos, fruncí el ceño cuando él no se los apartó, se observaron íntimamente.
— Tiene que creerme, los acabamos de ver, ella caminaba segura de si misma y el general sonreía como si hubiesen estado planeando algo y el abrazo al final, obviamente fue una artimaña para hacerme quedar mal.
— ¡ Ay, por favor! No seas ridícula, el general me enseñó como caminar, resultó ser mejor maestro que tú — Gruñí enojada, mientras daba dos pasos hacia el rey, una acusación más e iba quedar pelona.
— Ves como camina, obviamente estuvo fingiendo ser una ignorante.
El rey me observó con desconfianza, como si estuviera dejándose convencer por la cuerva.
— Majestad, no tendría motivo para hacer tal cosa, la señorita Liliam aprendió rápido, quise enseñarle como debía hacerlo — Dijo el general.
— Debería darle de baja o castigar a este hombre por ceder a semejante artimaña y por asumir obligaciones que no le corresponden — Dijo la duquesa, volviendo a su seguridad.
Encaje mis uñas en las palmas de mis manos — Maldita bruja te voy a desfigurar...
— ¡ Cierre la boca ! — Gruñó el rey y me quedé paralizada — ¡ Tiene prohibido soltar palabras tan vulgares en mi palacio y ante mi presencia !
Me quedé sin asimilar nada, pero debí imaginarlo, ni él creía en la palabra de una simple campesina ¿ Cómo puede estar de parte de algo y luego cambiar de parecer ?
— ¡ Pues no me callo ! — Grité y se acercó enojado con tal amenaza que me dió miedo, retrocedo — ¡ Su duquesa puede ser muy pulcra pero se cree con el poder de insultarme y humillarme por ser una campesina e inventar semejante estupidez de que yo planee todo esto para hacerla quedar mal... Jamás voy a permitir que me corrija, no veré lecciones con ésta víbora! — La señalo y suelta un gemido de asombro y ofensa — ¡ Jamás voy a permitir que me corrija, prefiero seguir siendo una mujer sin clase que una postiza como ella !
El rey suelta un gruñido bajo de enojo.
— ¡ A usted la creo capaz de cualquier cosa, su rebeldía, su aire de libertad me deja en claro que puede inventar cualquier patraña para hacer lo que se le dé la gana, ya no está en el campo, está en mi palacio y debe obedecerme en todo momento!
Me observó con decepción, obviamente ya no estaba actuando. Fulminé con la mirada a la duquesa quién tenía una sonrisa de victoria pero cuando el rey se giró volvió a su rostro de mosca muerta que no rompe ni un plato.
— ¡ En cuanto usted ! — Gruñó al general — ¡ Debería darle de baja por ceder a los capricho de ésta niña malcriada, largo, se quedará toda la noche de guardia en la entrada del palacio, sin comida, ni descanso, comience desde ahora !
El general se quedó inmóvil y luego hizo una reverencia antes de marcharse y darme una mirada de disculpa.
— ¡ A cometido un error y una injusticia con el general, él tiene más educación y cortesía que la infeliz de esa...
Guardé silencio cuando me dió una mirada tan furiosa que me provocó un miedo terrible.
— Eso te enseñará a comportarte en el palacio — Dijo la duquesa mientras se cruzaba de brazos.
¡ Ah no! ¡ Ya no aguanto más a esa mujer!
Me lancé para atacarla, la mujer soltó un grito exagerado cuando me quité las zapatillas levanté una, se la aventé con fuerza. Se apartó gritando a milésimas de que le diera en el rostro.
— ¡ Niña loca, auxilio, me quiere matar ! — Gritó.
No lo ví venir mientras intentaba otro ataque.
Sentí un golpe en una mejilla, no fue fuerte pero aún así se me aflojaron las lágrimas, me toqué la mejilla, estaba caliente y observé hacia el rey.
No podía creerlo, él muy infeliz me había golpeado. Abusó de su poder para hacerlo, pensé que era diferente pero era un tirano e injusto.
Aún tenía su mano levantada, la bajó y me evaluó como si yo fuera la culpable de todo esto cuando claramente el que me había golpeado era él.
— ¡ Me avergüenza con su comportamiento tan corriente y salvaje, otro teatro como éste y no voy a reaccionar tan sutil, espero que usted se comporte a partir de hoy y trate a todos con respeto, sobre todo a la Duquesa Anabella o me veré obligado a tomar medidas severas !
La mujer me evaluaba con victoria, mientras se colocaba muy cerca del rey fingiendo temor hacia mí.
Supe en ese momento que el general tenía razón, había una preferencia hacia esa bruja, pero también parecía nublar la razón del rey. Tal vez él estaba enamorado, tal vez eran amantes.
El rey no tenía derecho a pegarme, bajo ningún concepto.
Las lágrimas salieron de mí, de rabia y dolor. No iba quedarme con la bofetada, tampoco iba quedarme callada.
— ¡ Se hace llamar un rey justo pero al parecer cuando esa bruja le viene con cualquier palabrería se deja convencer como si no poseyera autoridad, aplica la justicia con el equivocado, jamás voy a perdonarle esto, de ahora en adelante usted es mi enemigo, lo odio y le aseguro que no volverá a tocarme, ni lo intentará porque responderé de la misma forma, no me importa que sea el rey y que tenga todo el poder, usted a mí no me humilla !
Los ojos del rey brillaron en respuesta, apretó su mandíbula pero mantuvo una expresión severa.
Solté la zapatilla en mi mano y salí corriendo fuera del salón mientras sollozaba.
Esa niña es un diamante en bruto, pobre de la duquesa cuando ella aprenda a manejarse por si sola.