La historia de una chica italiana en Inglaterra. Con amigos especiales y un gran secreto que no quiere revelarles. Su hermano que regresa por ella y un gran amor que vuelve a su vida después de años. Qué pasará? Cuál será ese secreto? Acompañenme a descubrirlo.
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CAPÍTULO 11.
CAPÍTULO 11.
Pasaron días desde aquel incidente. Massimo al fin fue dado de alta. Ya se encontraba mejor, sin embargo, debía hacer reposo absoluto debido a las cirugías a las que fue sometido para arreglar sus órganos.
Giovanni acababa de llegar con él. Decidieron que se alojaría en casa de los Bonano para que su madre no tenga que ocuparse de dos pacientes críticos.
Camila ayudó a Giovanni a llevar sus cosas a la habitación. La cual estaba al lado de la suya.
Cuando eran pequeños y sus padres se iban de viaje juntos, Massimo dormía en la casa de los Bonano, sus cuartos estaban uno de cada lado del cuarto de Camila, ya que, de esa forma, decían que la mantendrían segura. Sin embargo, en noches de tormenta solían dormir los tres juntos para no tener miedo. Porque claro, la valentía tenía un límite.
Aunque Fabricio le insistió a Massimo para que durmiera en el cuarto de visitas para evitar que haga esfuerzos al subir las escaleras, este se negó. Pues decía que podía subirlas perfectamente y además, el único lugar donde estaría cómodo es en su cuarto. Sin embargo, a pesar de decir que era totalmente capaz de subir las escaleras, no pudo hacerlo solo. Más bien, necesito de la ayuda de Fabricio y Giovanni. Mientras tanto, Camila iba por detrás con una bolsa con sus medicamentos y una charola con comida.
Después de dejar a Massimo recostado, los hombres se retiraron y dejaron a la chica allí. Camila dejo los medicamentos en la mesa de noche y apoyo un vaso de agua a su lado junto a la charola con comida, para ayudarlo a comer.
-Ni sueñes que me darás de comer en la boca. - Gruñó.
-Pues… Es eso o mueres de hambre
-Puedo hacerlo solo.
-De milagro estás vivo. Cállate.
Massimo revoleó los ojos.
Camila estaba ayudándole a comer cuando recordó que nunca terminaron la charla del hospital… Él quería decirle algo, pero fueron interrumpidos y no tuvieron oportunidad de retomar el tema.
-Camila.
Su voz la saca de los pensamientos.
-¿Sí?
-Te has quedado tildada. ¿Ocurre algo?
-No. Solo pensaba en lo que me ibas a decir aquel día en el hospital. No hemos terminado la charla.
-Es verdad. Suspira. -Lo que iba a decirte…
La puerta se abre de golpe.
-VAYA COSTUMBRE TIENE LA GENTE EN ESTA CASA DE ABRIR LA PUERTA DE GOLPE. ¿ACASO NO SABEN TOCAR? -grito irritada.
Al girarse en dirección a la puerta, Camila la vio. La mujer que no esperaba ver jamás se encontraba de pie en la puerta de la recámara de Massimo. En su propia casa.
-Tranquila querida Camila, si no te conociera diría que te molesta mi presencia. -Dice con voz desafiante.
-Ivana Rostova. -Suspiro la chica.
-La misma querida. ¡Oh! Massimo, me enteré de lo ocurrido por mis hermanos y he decidido venir a verte en persona. -exclamo la perra, haciendo pucheros.
Se acerca y Camila intenta alejarse de ellos. Massimo aprieta su mano, rogando que no lo deje, pero ella, tomo la charola y salió de la habitación dando un portazo.
No sabía por qué, después de tantos años, la presencia de esa rubia seguía llenándola de rabia. Quizá sea porque solía ser su mejor amiga hasta que la encontró besando al hombre que amaba.
Ivana sabía perfectamente que Camila amaba a Massimo. Estaba enamorada de ese hombre, incluso fue su primer beso. Hasta que un día llego a su casa y lo vio besando a Ivana en el jardín. Ese día supo, que había perdido una amiga. Pero también supo que ese hombre no era para ella. Que debia olvidarlo, cueste lo que cueste.
Lo que Camila no sabia, era que a Massimo no le importaba en absoluto esa mujer, él siempre la vio como una conocida, la respetaba por ser la hermana de sus amigos, pero no le interesaba nada de ella. El único error que Massimo Costello habia cometido, fue no haber aclarado que no existía ninguna relación entre ambos.
Ivana Rostova