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Mayday Y Sus Magníficas Vacaciones En Amphy City

Mayday Y Sus Magníficas Vacaciones En Amphy City

Status: Terminada
Genre:Demonios / Brujas / Terror / Maldición / Juego del gato y el ratón / Poderosas criaturas sobrenaturales / Completas
Popularitas:139
Nilai: 5
nombre de autor: Powder34

Mayday Brown, una niña de 8 años que pasa la navidad en casa de sus abuelos mientras sus papás están ocupados en su trabajo.

Sus vacaciones parecian normales; convivía con sus tíos, primos, sus abuelos, y exploraba la casa. Cuando de pronto conoce una chica llamada Elizabeth quien su abuela presenta como su hermana mayor.

Sin embargo, May no tarda en darse cuenta de que detrás de la sonrisa de su hermana mayor, hay una oscura intención que pondrá a prueba su valentía e ingenio.

¿Que secretos puede ocultar Elizabeth? ¿Podra Mayday sobrevivir a su navidad?

NovelToon tiene autorización de Powder34 para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.

Capitulo #12

Con ayuda de los fantasmas y de Rin comencé a explorar la casa de mi abuelita para encontrar a mi familia, podía sonar a una locura pero sentía que me observaban, era como si miles de ojitos me estuvieran vigilando desde las sombras.

—Por aquí, señorita —me guió un fantasmita mientras volaba hacia la habitación de mis abuelitos—.

Los pasillos de la casa parecían deformarse y estirarse, parecía esas casas de muñecas en las que tu puedes cambiarla a tu gusto y a tu conveniencia. Me recordaba a los laberintos de los juegos de terror que solía jugar papi en las noches.

Los fantasmitas me llevaron a la habitación de mis abuelos, nunca antes había entrado ahí aunque aún así, me parecía extraño que la puerta fuera totalmente roja, lo que también llamó la atención de los fantasmitas.

—Señorita, es mejor que entre con cuidado, nosotros no podemos entrar ahí

—¿Qué? Pero… ¿Por qué?

—Nosotros no estamos vivos

—No podemos interferir en su juego

—Así son las reglas cuando juegas con un ser como ella

—Pero no se preocupe, sólo siga las reglas, y hay posibilidad de vencerla, sólo sea más lista que ella

—Siga las reglas de su juego, es su única posibilidad ya que ni siquiera ella puede romperlas

—¿Tú también? —pregunté en voz baja mientras veía cómo Rin se apartaba de mí—.

Cuando Rin mordió la cangurera, supe al instante, a qué se refería con eso, en este juego contra Elizabeth solo había un jugador que podía enfrentar a esa bruja, según las reglas, esa era yo. Por lo que si quería respetar esas reglas tenía que dejar a Jade con Rin y con los fantasmitas.

—Nosotros lo cuidaremos, señorita

—Buena suerte

Antes de entrar, respiré hondo para obtener las fuerzas suficientes para entrar a la habitación de mis abuelitos. Su habitación era completamente normal, al menos lo fue por unos segundos. La habitación se estiró para volverse tan grande como una fábrica de juguetes, luces navideñas decoraron todo el alrededor mientras sonaba la canción de Haitana que siempre escuchaba.

Asustada volteé hacia la puerta mientras retrocedía. Aunque la puerta había desaparecido, dejándome sola con Elizabeth.

—Doy un saltito, ellos me observan, doy otro saltito y ellos observan. Mami y Papi gato son mi escudo, son mi escudo de pelos. Ellas odian a los gatos, les temen, es por eso que yo sueño con ser un gato —tarareé en voz baja mientras intentaba calmarme—.

—Ay, pobrecita, tienes miedo —preguntó Elizabeth mientras salía de la oscuridad con un atuendo de navidad—.

—¡N-No! Yo no te tengo miedo

La canción de Haitana se cortó para ser reemplazada por las risas de cientos de personas, las risas se hicieron cada vez más pesadas y crueles, eran muy similares a la risa de mis primas. Sus risas no envolvieron solo la casa, sino todo el lugar, un lugar donde debería sentirme segura, se estaba burlando cruelmente de mí, sin darme opción para defenderme.

—Tienes… —sus brazos se alargaron como plastilina—. ¡Miedo! —su barriga se hinchó como un globo de agua—. ¡Tienes! —su rostro se deformó volviéndose el de una momia, sus ojos se cayeron al suelo embarrando el suelo con un color rojo intenso—. ¡¡Miedo!! —añadió riendo. Sus dientes caían con cada carcajada y gusanos salían de sus encías debido a lo putrefacto que era su aliento—. Tienes miedo, jajaja —añadió caminando hacia mí riendo, pero Elizabeth no tenía una risa igual de cruel que la de Rubí y Clara, sino que era una risa muy infantil, similar a la mía, era mi propia risa atacándome—.

Me había quedado paralizada por el miedo, sentía mi corazón latiendo tan rápido que dolía, mis ojos se empaparon de lágrimas, sentía un peso horrible, uno que una niña no debería sentir jamás. También sentí cómo mis muslos se empaparon, me había hecho del baño debido a lo aterradora de su risa, su risa era lo que más me inquietaba de esa forma.

—¡¡Dientona!! —gritó lanzándose hacia mí—.

En un acto reflejo esquivé a Elizabeth dando un salto hacia atrás, en un intento desesperado la apunté con la linterna, logrando algo inimaginable. La linterna le quemó el rostro a Elizabeth y la hizo huir de la habitación. Sus chillidos hicieron temblar toda la casa regresando la habitación de mis abuelos a la normalidad, en un parpadeo ya no estaba en la fábrica de juguetes sino en una habitación ordinaria de unos ancianitos.

Con la respiración agitada me puse de pie y busqué a mis abuelitos a mi alrededor, para mi mala suerte la habitación estaba vacía, lo único que había era una pareja de tarjetas del tarot; una de esas tarjetas estaba tachada con sangre y tenía un dibujo de mi abuelito, con la cara llena de rayones.

—Abuelito…

La otra tarjeta era una que tenía un dibujo de mi abuelita, a diferencia de la tarjeta de mi abuelito, su tarjeta estaba intacta. Algo dentro de mí, no quería dejar ninguna de las tarjetas, simplemente no quería dejarlas.

No comprendía porque, pero las llevé conmigo y salí de la habitación de mis abuelitos con ambas cartas. Los fantasmitas me voltearon a ver sorprendidos, incrédulos de lo que veían frente a sus ojos.

—Señorita, lo hizo, pudo sobrevivir a su ilusión

Rin tan solo maullo y me mordió la ropa para que me acercara a Jade. Aún no me recuperaba del todo, de aquella ilusión que había visto, así que me quedé de pie frente a ellos respirando cada vez más despacio hasta calmarme.

No dije nada, estaba tan asustada que no pude decir una sola palabra, solo acomodé a mi hermano en la cangurera y seguí a los fantasmitas, quienes me guiaron entendiendo mi silencio, y mis manos temblorosas.

—Señorita, la llevaremos a la habitación de sus primas

—Es la más cercana e intuimos que ahí puede haber otro de sus seres queridos

—Debe ser fuerte, no debe olvidar lo que antes nos dijo, sea valiente

—Su valentía es lo que la diferencia de todas sus otras víctimas

Cuando llegamos a la habitación de mis primas, volvimos a encontrarnos con la puerta tan roja como la sangre. Verla hizo que mi boca tuviera un sabor metálico, y que sintiera un horrible frío recorrer por todo mi cuerpo, solo que no era un frío que sientes en invierno, sino el que sientes cuando estás al borde de la muerte, un frío que nadie debe sentir jamás, pero que todos sentiremos en algún momento.

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pau
sigas así 👏
Powder34: ¡Gracias! Me alegro que te guste ❤️
total 1 replies
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