Cásate Conmigo

Zaid está acostumbrado a ser relegado y burlado por los compañeros de la escuela, de hecho, todos saben que odia al Príncipe, por lo que abiertamente le dicen que es su némesis, y casi nadie le habla más de lo necesario, pero esta vez… por primera ocasión, no se siente tan solo y abatido como solía estar cuando esto ocurría… se pregunta por qué será, desde que tiene memoria todos lo miran o con miedo, o con disgusto, incluyendo a su padre.

Por eso quiere tanto a Naya, recuerda que cuando la conoció era la fiesta de su décimo cumpleaños. Fue la primera y única fiesta que ofreció el ducado Yeber en su honor.

Él estaba muy emocionado porque se invitó a todos los hijos de las familias más prestigiosas y el Príncipe heredero confirmó su asistencia, así que antes de la celebración su corazón rebosaba esperanza.

Las mesas, decoraciones, todo estaba listo, había preparado una cuadrilla de caballos para ir a montar con los que esperaba se convirtieran en sus nuevos amigos, además preparó juegos y actividades populares entre los niños de alta sociedad para entretenerse.

Al momento de la fiesta, llegaron sólo la mitad de los invitados y solo algunos le dieron regalos, aunque trató de ser amable y sonar casual estaba demasiado nervioso por ser esta su primera fiesta. La mayoría de los invitados sólo le dio la espalda y no estaban interesados en jugar.

Por primera ocasión fue consciente de las miradas de lástima que le daban los caballeros que lo cuidaban y la servidumbre en la casa. Ni siquiera su padre llegó, como todos los años, estaba bebiendo junto a la tumba de su madre.

Fue entonces cuando llegó Salomón, el Príncipe heredero, en cuanto entró todos los invitados se arremolinaron con él y querían hacer actividades como saltar a la cuerda, jugar atrapadas e inclusive alguien dijo que podrían ir a montar en caballo.

Pero él tenía una agenda apretada y no podía hacer todo. Zaid se preguntó ¿por qué cambió tanto la actitud de todos los invitados con su Majestad, mientras que nadie quiso jugar con él que era el festejado? Ese fue el día que Salomón se ganó su odio.

Salomón: (Burlándose) Vaya chicos, sé que Zaid es sólo un huérfano, pero no deben ser tan malos con él sólo porque no tiene mamá, aunque huele a establo y nadie le ha enseñado a comportarse, deben darle una oportunidad. ¿Qué les parece si todos jugamos con él?

Inmediatamente una rabia interna surgió en Zaid, pero el mayordomo principal le pidió contenerse porque todos los invitados en ese momento estaban felices de jugar y no podía arruinar el ambiente que se acababa de crear.

Salomón: Bien todos, vamos a jugar a las escondidas. Recuerden, el que sea encontrado al final gana. Deben esconderse muy bien. Yo contaré hasta 100 y cuando termine empezaré a buscarlos a todos.

Niños: Siiiii

Salomón comenzó a contar y, por un momento Zaid olvidó la rabia anterior y comenzó a buscar un escondite, que fue la parte hueca de un tronco en el jardín, no le gustaba mucho el juego, pero escuchaba a lo lejos cómo poco a poco las risas de los demás niños iban en aumento a medida que eran encontrados por el Príncipe, así que espero pacientemente su turno.

Pero nadie llegó a encontrarlo, poco a poco, las risas y los ruidos se fueron extinguiendo, y cuando finalmente decidió salir de su escondite, encontró que la mayoría de los niños ya se había ido, todos habían comido el pastel sin él, comido los dulces y tomado los recuerdos de la fiesta, pero nadie realmente se acordó que él faltaba…

Ese día, Zaid sintió claramente como algo se rompió en su interior, era un dolor intenso y no quería volver a pasar por algo similar.

Se echó a correr nuevamente al jardín pero, sin querer, chocó con una niña vestida de rosa, tenía los ojos completamente llenos de lágrimas, así que no pudo verla bien, pero recuerda que su voz era completamente amable y se preocupó por él pues al caer raspó su rodilla y estaba sangrando.

Así que ella sacó un pañuelo que llevaba en su bolsa y con él envolvió la herida de Zaid, fue el acto de bondad más maravilloso que había experimentado hasta ese momento, ella sólo le dijo, “no llores, todo va a estar bien”, pero de repente se dio la vuelta y se alejó corriendo del sitio porque habían llegado a buscarla.

Cuando terminó de limpiar sus ojos de las lágrimas ella ya no estaba, pero quería saber cómo se llamaba esa niña… al preguntar al mayordomo obtuvo la respuesta:

Zaid: Marco ¿Quién es la chica que acaba de salir? Tenía un vestido rosa.

Mayordomo Marco: ¿Vestido rosa? No lo sé señor, creo que es la hija del Primer Ministro, la verdad no la vi bien. ¿Necesita algo?

Zaid: No, déjalo, ¿sabes cuál es su nombre?

Mayordomo Marco: ¿De la hija del Primer Ministro? Creo que se llama Naya.

Zaid: Naya… es un bonito nombre.

Ahora, ya siendo un joven adulto, en su habitación, sigue pensando y recordando ese tiempo con cariño.

Pero también le inquieta esa chica rara, Latifa, cómo puede sonreírle tan abiertamente, decir y hacer cosas tan descaradas, ¿acaso no le tiene miedo? Quiere que sean socios… y ¿por qué sintió tanto calor en su rostro cuando ella le dijo que quería algo más de él? Ella es un misterio… pero de algo está seguro… le gustó ver la travesura que le jugó al Príncipe.

.

.

.