Anastasia es una joven de 17 años que reside con sus padres, David Blanco y Carmela Cruz, así como con su hermana de 18 años, Ana. A pesar de haber sido criadas en un ambiente similar, la relación entre las hermanas no es del todo armoniosa: Ana es aficionada a las fiestas y suele ser bastante contestona, mientras que Anastasia prefiere dedicar su tiempo a los estudios y no es muy propensa a salir. David, su padre, es el propietario de una de las empresas más destacadas de la ciudad.
Un día, mientras David se encontraba en su oficina, recibió una visita inesperada: Ernesto Contreras.
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capítulo 12. sorpresaaa
El día del cumpleaños ha llegado y, desde temprano, sus padres le pidieron a Ana que los acompañara. Al darse cuenta de que iban a salir, Ana preguntó a dónde se dirigían.
David: Iremos a la empresa y luego llevaremos a tu hermana a comer algo.
Ana: ¿La llevarás a algún lugar? En mi cumpleaños no hicieron eso.
Carmela: Querida, recuerda que nosotros quisimos hacerlo, pero tú insististe en que no. Solo querías dinero para viajar con tus amigas, y te lo dimos. Fuiste tú quien no quiso, cariño.
Ana: Pero ustedes no insistieron, aunque sí lo hicieron con ella.
David: Anastasia no ha solicitado nada, por eso insistimos en llevarla a comer.
Anastasia: Puedes unirte a nosotros.
Ana: No lo pienses, tengo asuntos importantes que atender.
Carmela: ¿Qué puede ser más importante que acompañar a tu hermana en su cumpleaños?
Ana: Vamos, mamá, no empecemos. Sabes que no compartimos intereses y no hacemos buena combinación. ¿Para qué voy a ir? Ustedes vayan. Yo saldré con Yuly.
David: Ana, ya estás cruzando los límites.
Ana miró a su padre y no dijo nada más.
David salió con su esposa y su hija menor en dirección a la empresa. Camila, por su parte, aprovechó la oportunidad para regresar a casa y organizar todo con la ayuda de Nelly, la nana de Anastasia. Ernesto, por su parte, había adquirido un regalo especial y un hermoso ramo de rosas. Luego, decidió llamar a Anastasia.
Anastasia solicitó permiso a su padre para atender la llamada desde la oficina:
Anastasia 📲 Hola
Ernesto 📲 Hola, cariño. ¡Feliz cumpleaños!
Anastasia, sorprendida, no sabía que Ernesto recordara el día de su cumpleaños. Estaba feliz y respondió con un agradecimiento.
Ernesto 📲 ¿Crees que podríamos vernos hoy?
Anastasia 📲 Actualmente me encuentro con mis padres en la empresa, y más tarde saldremos a comer. Puedo avisarte cuando terminemos, ¿te parece bien?
Ernesto 📲 Perfecto, te confieso que te he extrañado mucho.
Anastasia 📲 Yo también, pero comprendo que estás ocupado con la universidad.
Ernesto 📲 Ya falta poco. Entonces esperaré tu llamada.
Anastasia 📲 Está bien.
Anastasia colgó, sintiéndose feliz porque Ernesto la había llamado en su cumpleaños. Justo al mediodía, estaba salio a comer con sus padres.
Después de disfrutar de una comida y cantar cumpleaños, David debía regresar a la empresa junto a Carmela. Anastasia aprovechó la ocasión para informarles que saldría con Ernesto. Aunque sus padres estaban al tanto de su relación, no estaban seguros de si era algo serio.
Carmela le comentó que le parecía bien, ya que así tendrían tiempo para finalizar la sorpresa en casa. Le indicó que se verían a las 6 p.m. en la residencia.
Anastasia asintió, les dio un abrazo y luego se dirigió a tomar un taxi, momento en el cual llamó a Ernesto.
Ernesto 📲 Querida Anastasia,
Anastasia 📲 Estoy en camino en un taxi. ¿Dónde nos vemos?
Ernesto 📲 ¿Por qué no esperaste? Yo podría haberte ido a buscar.
Anastasia 📲 Ya estoy en el taxi, querido.
Ernesto 📲 Está bien, dirígete al centro comercial Encanto y espérame ahí. Estoy saliendo.
Anastasia solicitó al chófer que la llevara al Encanto. Al llegar, esperó a Ernesto afuera y se emocionó al ver su auto. Ernesto estacionó, salió y se acercó a ella, la abrazó, le dio un tierno beso y le dijo: Feliz cumpleaños.
Anastasia expresó su agradecimiento y, tras ello, comenzaron a caminar hacia el cine. Después de una hora y media, salieron, momento en el cual Ernesto tomó su mano y la condujo hasta el automóvil. Le solicitó que lo esperara mientras iba a comprar un pastel. Regresó y se dirigieron directamente a la montaña, desde donde se podía apreciar toda la ciudad. Allí, le pidió que cerrara los ojos, y de esa forma, en la parte delantera del auto, la torta, las flores y su regalo especial estaban preparados. Luego, la sacó del vehículo y le pidió que abriera los ojos.
Anastasia se emocionó profundamente, lo abrazó y le dijo: Gracias, mi amor, es tan hermoso. Ernesto sintió una gran emoción en su pecho al escucharla llamarlo de esa manera.
A continuación, le cantó Feliz Cumpleaños y disfrutaron de pastel sentados en el capó del auto. Ernesto le dijo: Ahora es tu turno de abrir tu regalo.
Cuando Anastasia abrió el obsequio, descubrió un magnífico collar de perlas, acompañado de una pulsera, un anillo y unos zarcillos; era realmente deslumbrante. Ella lo miró, sin saber qué decirle, y Ernesto, ante su mirada, la besó y la ayudó a ponérselo.
Permanecieron un tiempo adicional en el lugar, y luego Anastasia le comentó que su madre deseaba que llegara temprano ese día. Sin embargo, recibió un mensaje que indicaba que debía ir primero al hotel. Ernesto la llevó, se despidió y se dirigió a su casa para prepararse, con el objetivo de llegar antes a la de ella y sorprenderla.
Anastasia subió, donde la estaban aguardando dos chicas para ayudarla a arreglarse. Ella ya sospechaba que sus padres habían organizado algo especial, por lo que abrió la puerta y entró con las dos chicas, diciéndoles: Me esperan aquí, voy a ducharme rápidamente.
Salió de la ducha, recibió ayuda para arreglarse y decidió volver a ponerse el regalo de Ernesto, el cual combinaba perfectamente con su vestido. Luego bajó y se dirigió directamente a su casa.
Ana se sentía obligada por su padre a asistir a la fiesta, pero al ver a Ernesto, toda su rabia se desvaneció. Cuando Anastasia llegó, todos gritaron ¡sorpresa!.
Anastasia estaba muy feliz; todo lucía encantador. Abrazó a sus padres, a su hermana, a la nana, a su amiga y también a Ernesto, así como a los demás invitados.
Ojala que Ana pueda recapacitar pedir perdon y ser perdonada.