habla de la vida y los desafíos de un chico gay el cuál se desarrolla en medio de un país latinoamericano
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Competencia desigual
En la secundaria, Matías se encontró con un desafío constante en Fernando, un estudiante que siempre parecía tener la ventaja. Desde el primer día, Fernando se destacaba en todo, no solo académicamente, sino también en la popularidad entre sus compañeros y el favoritismo de algunos profesores. Matías, por otro lado, luchaba no solo con la carga académica, sino también con el constante acoso y burlas de Fernando y sus seguidores.
Fernando, siendo hijo de la profesora Ortiz, tenía una influencia notable en la escuela. Sus calificaciones eran consistentemente más altas, aunque a menudo era evidente para Matías y algunos otros estudiantes que las diferencias no siempre se justificaban por su desempeño real. La sombra de la favoritismo era evidente en cada interacción, cada evaluación y cada premiación escolar.
Matías, por su parte, no solo se esforzaba en mantenerse competitivo académicamente, sino que también enfrentaba la hostilidad abierta de Fernando y su grupo de seguidores. Casi a diario, Matías era objeto de burlas, humillaciones y, en ocasiones, de agresiones físicas sutiles pero dolorosas. Los comentarios despectivos y los apodos crueles eran moneda corriente en los pasillos y en las aulas, alimentados por la presunción de superioridad de Fernando y la complicidad de algunos profesores.
A pesar de los desafíos, Matías encontró en su madre y en su abuela un refugio emocional. Ellas eran su apoyo incondicional, alentándolo a seguir adelante incluso cuando sentía que el mundo entero estaba en su contra. Cada noche, después de un día lleno de tensiones y desilusiones, Matías encontraba consuelo en las palabras cariñosas de su madre y en los consejos sabios de su abuela, quienes le recordaban que su valía no dependía de las opiniones o las acciones de los demás.
Con el tiempo, Matías comenzó a encontrar pequeñas victorias dentro de la tormenta. Descubrió aliados inesperados entre sus compañeros de clase que, aunque no podían enfrentarse abiertamente a Fernando, le ofrecían palabras de aliento y gestos de solidaridad. En esos momentos, Matías aprendió la importancia de la verdadera amistad y la resistencia frente a la adversidad.
Un día, durante un examen particularmente desafiante de matemáticas, Matías notó una oportunidad para demostrar su capacidad. Se había preparado meticulosamente, revisando cada detalle y resolviendo problemas complejos con determinación. Cuando llegó el momento de entregar su prueba, lo hizo con confianza, sabiendo que había dado lo mejor de sí mismo.
Sin embargo, cuando recibió su calificación, la decepción y la frustración lo inundaron. Una vez más, Fernando había obtenido una nota más alta, a pesar de que Matías estaba seguro de haber respondido correctamente cada pregunta. Esta injusticia, combinada con la continua hostilidad de Fernando y sus seguidores, hizo que Matías se sintiera cada vez más desanimado y cuestionara su lugar en la escuela.
A medida que avanzaba el año escolar, Matías se volvió más reservado y concentrado en sus estudios. Evitaba confrontaciones directas con Fernando y se enfocaba en mantener su dignidad frente a las adversidades. Sabía que necesitaba encontrar una manera de resistir, no solo por él mismo, sino también por aquellos que enfrentaban situaciones similares en silencio.
El día de la entrega de premios anual, Matías sintió una mezcla de ansiedad y determinación. A pesar de las dificultades, había logrado mantener un rendimiento académico destacado, incluso superando las expectativas en varias asignaturas. Cuando su nombre fue llamado para recibir un reconocimiento por su dedicación y esfuerzo, sintió un atisbo de esperanza. Quizás, a pesar de todo, su trabajo no había pasado desapercibido después de todo.
Al final del día, mientras caminaba hacia su casa, Matías reflexionó sobre las lecciones aprendidas en su primer periodo de secundaria. Había experimentado la crueldad y la injusticia, pero también había descubierto su propia fuerza interior y la importancia de la resistencia frente a la adversidad. Con determinación renovada, se prometió a sí mismo que continuaría luchando, no solo por sus propios sueños, sino también por un cambio hacia un entorno escolar más justo y compasivo.
Así concluyó su primer periodo en la secundaria, con el corazón lleno de determinación y la mente enfocada en un futuro donde la justicia y la igualdad fueran una realidad para todos los estudiantes, sin importar las circunstancias externas que pudieran intentar desviar su camino.
estoy en secundaria y me va un poco mejor pero sigo con las inseguridades autoestima baja y ataques de ansiedad,la vergüenza y el pánico social,en fin,te comprendo