Un grupo de amigos, conformado por siente personas, prendieron un viaje hacia distintos lugares turísticos al ya ser las típicas vacaciones de verano, pero ese divertido viaje de risas y bromas, se transformo en un suceso trágico, aterrador y repulsivo al apenas pisar aquel hotel desierto, al cual se hospedaron por unos días cuando toparon con aquel lugar donde surgiría su mayor pesadilla jamás soñada.
⚠Advertencia⚠
❌Contenido extremadamente sensible, morboso y repulsivo, se habla casi de necrofilia, sadismo, fetiches raros, muertes y tortura. También quiero dejar en claro que quizás esta historia se le haga muy cliché, ya que me inspire en varias películas de terror (más que nada antiguas como Viernes 13 o Psicosis), pero con una trama más distinta de lo imaginable, tiene un poco de la película de "el ciempiés humano" en el trama del morbo para que se hagan una idea antes de leerlo❌❗
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Ellos
Ashleigh
Cerradas, puertas cerras. De nada sirvió venir aquí. Las puertas que eran nuestro paso a la libertad estaban cubiertas por una persiana de metal por fuera. La puerta, que está adentro, puede abrirse. Pero aquellas malditas persianas nos interrumpía el paso, no encontramos el cajón de la persiana para que las cortinas metálicas aquellas no nos joda. Miramos los lados donde debería de estar, como ejemplo, los lados de la puerta, o hasta sobre la misma aunque no tuviera sentido. No estaba en ningún lado y eso era raro, éramos cuatro personas buscando un estúpido cajón de persiana que debería de estar a la vista. Era tan estresante que llegamos al punto de patear y empujar aquella cortina metálica, que se supone que estaba hecha para mantener segura a las personas y que ahora nos está condenando a un momento de tortura que nos llevara a una muerte segura más tarde. No nos importaba el estruendo que provocábamos con nuestros golpes, estábamos perdidos en la desesperación, y tampoco nos importaba que ese loco nos escuche con los mismos ruidos que provocábamos con frecuencia hasta cansarnos.
Lloramos, bueno, más bien, yo lloré, creí que saldríamos. Pero fue una estúpida esperanza que no tenía sentido, era sabido que no íbamos a salir de aquí tan fácil. Aunque se me era más fácil pensar que íbamos a volver a casa sanos y salvos que morir en este lugar y posiblemente pasar por aquellas atrocidades narradas en el diario. Nuestro anfitrión del terror nos debe de estar viendo ahora mismo entre mi oscuridad de espirales. Él debe de estar riéndose de nosotros ahora mismo y gozando de vernos tan desesperados y llenos de temor. Lo detesto.
—¿Y ahora que?—pregunte, mientras miraba el movimiento de los fastidiosos espirales que mi cabeza creaba. Lastimosamente, los veo y siento la irritabilidad que me provoca hacerlo. Quería nuevamente salir de mi cuerpo y solo ser un muñeco que seguía los pasos de mis amigos, o que se dejaría hacer cualquier cosa si llegara a las manos de aquel hombre de sonrisa que me produce un inmenso terror en mis pensamientos, como si su sonrisa fuera una plaga para mi salud mental, o más bien, los acontecimientos que él creo eran una plaga, todo proveniente de él era una plaga asquerosa.
—Nada Ashleigh, nada, todo está cerrado, vamos a morir, nosotros vamos a morir, ¡Oh!, pero mira el lado positivo, vamos a morir todos juntos como en familia—decía Randy con sarcasmo, mientras se alejaba de nosotros por tener la mirada ruda de Charlotte sobre él. No puedo culparlo por reaccionar así, cualquiera de nosotros hubiera reaccionado de la misma manera. Pero preferimos aferrándonos a seguir de pie e intentar salir con vida de aquí. Aunque yo estoy en un intermedio de esas dos opciones.
—Vamos a probar por la parte de atrás del hotel, hay muchas salidas aquí, no debemos bajar los brazos ahora—contesto mi mejor amiga de la mejor manera para tranquilizarme. Sus manos pasaban por mi espalda con delicadeza, así me destensaba y calmaba un poco. Eso era lo que necesitaba en estos momentos. Me gustaría que esas acciones me calmaran lo suficiente como para quitar por completo este miedo incontrolable, y que sus palabras dulces, como las de una madre, logren dejar de hacerme ver espirales—vamos en ese lugar donde están las piscinas, quizás ahí halla alguna salida.
—No lo creo Charlotte, ya estuvimos ahí y no hay alguna salida, debemos probar otra y rápido—esta vez hablo Brian. Aunque sus ojos no estaban mirando a Charlotte, Brian seguía buscando el cajón de la persiana aun sin rendirse, por eso no dirigía su mirada hacia ella para contestar.
—¿Y a que otro lugar iremos?, esa por ahora es la opción más sencilla, ¿Estas seguro que no hay nada para poder salir por allí?—siguió insistiendo la pelirroja, y un negamiento de cabeza se le dio por repuesta, uno que era cruel por su realidad.
—No se a que otro lugar iremos. Pero sé que esa no es una opción. Hay rejas enormes que nos separan de la salida y hay púas al final de la reja que creímos que eran de "seguridad". Pero ahora que sucedió todo esto, sé que no eran para eso—explico el de ojos marrones. Su mirada está vez si se dirigió a nosotras, a Charlotte para explicarle y a mí para confirmar eso, ya que era verdad, había púas, mejor dicho, había de esos alambres con aquellos pinches los cuales se llaman "concertina". Era peor aún, puesto que eran más difíciles de evitar para poder escapar—no me sorprendería que las rejas tuvieran electricidad y dudo que ese hijo de puta no halla pensando que podríamos escapar por ahí.
—Bien, esta bien—fue lo que dijo Charlotte luego de quedar callado por unos segundos. Soltó un suspiro y sentí que la mano de ella, que estaba en mi espalda, se tensaba—veremos en otro lugar... Debe haber otro escape.
Escuche una risa que no tenia gracia, sino, una pizca de sarcasmo que provenía de Randy. Intente no enojarme con él. Pero si que es difícil no hacerlo, ya que Randy se molesta con Charlotte siendo que es la que más estable y que tiene razonamiento en estos momentos.
—¿Tienes algo que decir Randy?—le pregunto Brian mientras lo miraba con fuego en los ojos. Dejaba muy en claro su molestia por todo lo que salía de la boca de su mejor amigo.
—No, claro que no, lo que menos tengo ahora, es algo que decir—contesto el castaño aun teniendo el mismo tono de voz que antes y con la misma pizca de sarcasmo en su risa anterior.
Otra discusión, de nuevo. Charlotte tenía que encargarse de intentar pararlos, y yo solo me quede viendo la nada un momento. Por lo menos, gracias a esta discusión, logre salir de mi cuerpo, ya no estaba presente por mucho que podía mover mi cuerpo, o por mucho que podía girar mi cabeza para ver a mis amigos, o por mucho que los escuchara, no lo estaba, no estaba allí y no sentía nada. Se sentía bien, mejor que cualquier droga fuerte y mejor que el alcohol más caro del mundo. Mi forma de enfrentar las cosas era esta. Dejar de estar presente en la realidad durmiendo o repentinamente pasar por esto. Desearía estar siempre así, en este modo automático sin sentimientos, que en el modo manual con ellos. Pero no pude quedarme así por mucho. Escuche más voces a mi alrededor que no descifraba de quienes eran, sé que no eran de mis amigos, ya que decían y repetían sus palabras una y otra vez a mi alrededor, mientras ruidos extraños acompañaban las voces que se acercaban lentamente a mí. Ruidos de pisadas y de algo provocando un pequeño chirrido en el suelo, como si arrastraran algo. Mi cuerpo era jalado levemente del pelo y de mis prendas. No sentía al cien porciento esos toques. Pero igualmente podía saber lo que sucedía. Las voces ya estaban a los lados de mis oídos. Algunas me susurraban y otras me gritaban, eran tonalidades que eran hechas al mismo tiempo, eso me dificultaba el saber quienes eran los responsables. Pero no importaba ahora, sean quienes sean estas personas, pedían por ayuda sin cesar. Una de esas entidades llego a empujarme de una forma tan salvaje que provoco el choque de mi espalda contra el suelo. Respire muy hondo con mi boca bien abierta. Volví, volví por culpa de ellos, ¿Ellos?, ¿Quiénes eran ellos?.
—¡Ashleigh!, ¡Ashleigh!—me gritaba Charlotte una y otra vez estando de rodillas a mi lado, junto con Brian que sostenía mi cabeza y Randy qué me estaba preguntando cosas qué no le prestaba atención.
—Estoy bien—murmuré mientras levantaba mi espalda con la ayuda de Brian—solo me empujaron un poco.
—¿Pero qué mierda dices?—me pregunto Randy notablemente confundido por lo que dije. Lo entiendo, ni yo sé lo que estoy diciendo.
—Me empujaron, no se me bajo la presión ni nada, estoy bien. Pero me empujaron—seguí insistiendo, mientras clavaba mi mirada en el pequeño diario que estaba en el suelo y con sus hojas abiertas para mostrar otros escritos, posiblemente igual de horribles que el anterior. Sin embargo, eso era lo que tal parece que ellos quieren que vea.
Me acerque más al diario y lo tome para observar la página que se mostraba. Justamente era el relato siguiente que debíamos ver. Esto no es una coincidencia. Algo más está pasando aquí, algo irreal que no creía, algo que solo en las películas se manifestaba. Pero tengo la esperanza de que eso se revele aquí, en este diario que tengo entre mis manos, que únicamente dice la verdad y nos ayuda a saber mucho más sobre nuestro asesino. Ellos quieren que lo lea ahora. No me importan las miradas extrañas de mis amigos posadas en mi, lo único que me importa ahora mismo, es este diario de supervivencia que es lo único que nos queda aquí.
Es una historia excelente y la ambientación me fascina.