Después de un año de lo sucedido todo sufrió un cambio. Emily tratará de detener una inminente guerra entre ambos mundos, pero antes tiene que revelar secretos que le dirán quién es en verdad, pero no será la única que buscará respuestas en esta lucha.
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Capítulo 11 — Leonina
A la mañana siguiente Emily se despertó con un gran dolor muscular y de cabeza, sentía que todo le daba vueltas y como era Sábado no tenía que preocuparse por ir al colegio, aunque... no había ido por semanas.
— ¿Dormiste bien? — Preguntó la anciana al ver a su nieta bajar.
— No tanto — Respondió.
Emily se sentó y empezaron a desayunar, pero todavía la imagen de esa bestia rondaba en su cabeza. Todo iba bien hasta que en un descuido su abuela descubrió que tenía marcas de rasguños en su brazo derecho.
— ¿Qué te paso? — Dijo la anciana.
— ¿Eh? — Dijo confundida.
— En tu brazo — Respondió señalando.
— Esto... — Dijo mirando su brazo — Creo que me lo hice sin querer mientras dormía — Agregó en voz baja.
— ¿Estás segura? — Dijo la anciana con duda.
— Puede que sea lo más probable ya que no recuerdo como me lo hice ni con qué — Respondió mientras comía.
La anciana la miró y siguió comiendo aunque dudando de la historia de su nieta. Emily comió lo más rápido que pudo y posterior a terminar subió a su habitación para tomar su computador e investigar sobre lo sucedido. De repente su celular sonó, era una notificación de mensaje de Hanabi.
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Hanabi: ¡Hola! ¿Qué haces?
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Emily: ¡Hola! Estoy investigando, oye ¿Puedo preguntar algo?
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Hanabi: Sí ¿Qué ocurre?
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Emily: ¿Conoces una criatura mitológica que tenga forma de león gigante?
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Hanabi: No, pero puedo investigar... espera.
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Hanabi mandó varios enlaces de páginas que trataban sobre temas mitológicos; Emily al recibir dichos enlaces se puso en marcha para investigar, pero no hallaba esa criatura de su sueño o eso pensaba ella hasta que...
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Emily: Creo que lo encontré. Revisa el sexto enlace.
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Hanabi: Esa criatura es de orígen chino.
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Emily: Te veo en la estación de metro en 40 minutos.
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Hanabi: Espera.
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El mensaje llegó, más nunca lo vio Emily que ya había salido de su casa.
Emily llegó a la estación del metro donde siempre se veía con Hanabi. Al llegar ya se encontraba él en el lugar, esperando mientras leía su manga favorito.
— Perdón si tarde — Dijo ella mientras se acercaba a Hanabi.
— No te preocupes, yo llegue 15 minutos antes — Respondió con una sonrisa — Ahora dime ¿Por qué la urgencia? —
— Aquí no podemos hablar, vayamos a un lugar más privado — Respondió en susurro.
Los dos subieron al próximo tren y bajaron a dos estaciones. Salieron de la estación y caminaron tres calles más para entrar a una cafetería donde a Hanabi le gusta ir mucho.
— Sonará raro, pero tuve un sueño donde una criatura con cabeza de león me atacaba — Dijo ella mientras miraba su café.
— Entiendo, pero quizás... sólo fue un sueño — Respondió un Hanabi escéptico.
— Lo mismo pensé hasta que... —
— ¿Hasta qué? — Replicó Hanabi.
Emily miro a Hanabi directo a los ojos para después enseñarle su brazo con rasguños.
— ¿Qué te ocurrió? — Dijo Hanabi con preocupación.
— Hoy en la mañana amanecí con estás cosas y mi abuela las vio, pero no entiendo porqué las tengo ¿Qué criatura era? ¿Por qué me atacó? — Dijo Emily con seriedad.
— Como te dije: Es una criatura de la mitología china, le llaman “Nian” y según la mitología china se creé que habita bajo el mar o en las montañas — Respondió Hanabi.
— En mi sueño... mi casa se encontraba en la cima de una montaña, pero todo alrededor se encontraba destruido dejando sólo mi casa en el centro del todo y esa criatura salió de las profundidades — Respondió ella.
— Pero... si fuera real, sólo saldría en primavera y estamos en verano además de que es una criatura china — Respondió Hanabi que seguía escéptico.
— Pero ¿Debe de ver alguna conexión o algo por lo cual lo haya soñado? — Respondió mientras miraba su celular.
— Lo que sé es que debes regresar al colegio si no te van a expulsar y no podrás estudiar en otra institución de la ciudad ni del país — Dijo el joven.
Emily agachó la mirada y asintió con la cabeza, pero lo único que ella menos quería era regresar y lo que importaba era enfrentarse a esa cosa antes de que lleguen sus padres.
— Debo de enfrentarme a él — Susurro la joven sin pensar.
— ¿Cómo? Si hace poco no sabíamos de su existencia — Dijo Hanabi.
— Tendré que buscarlo en mis sueños —
— ¿Cómo haremos eso? — Cuestionó Hanabi.
— ¡Haremos! — Dijo ella sorprendida.
— ¿Crees que te dejaré sola y aún más si estás en peligro? — Respondió Hanabi con una sonrisa.
— Está bien — Respondió regresando la sonrisa.
Cayó la noche y ambos se encontraban a la orilla del pequeño río donde le gustaba estar Hanabi.
— ¿Segura que funcionará? — Preguntó él aún incrédulo.
— Sí, funcionará — Respondió ella con decisión — Si llega a pasar algo me despiertas — Agregó.
Emily se recostó sobre el césped, cerró los ojos y empezó a relajar su cuerpo hasta el punto de ya no oír el ruido de los autos y centrarse solamente en el agua y del viento que soplaba levemente.
La imagen de ella en el césped se esfumó y solamente estaba ella sola, en silencio, sin nadie ni nada a su alrededor. Se levantó y caminó a la orilla del pequeño río mirando siempre el reflejo del agua que se encontraba estática.
— ¿Dónde estás? — Murmuró.
Siguió caminando mientras admiraba el paisaje y la tranquilidad que este le daba. Siguió así por unas horas hasta que el agua empezó a agitarse; primero lentamente para después violentamente.
— ¿Estás aquí? — Susurro tras quedarse estática.
Se detuvo y espero que algún ruido le diera aviso de que aquella criatura estuviera ahí, pero no fue así. El silencio volvió a hacer acto de presencia.
Esperó un poco más hasta que un ruido peculiar se hizo presente, pero ni era un ruido fuerte, más bien era como si alguien limpiará piedras, así que abrió los ojos y dió un grito al ver al ver a un pequeño hombre. El grito igual sorprendió al hombrecillo.
— ¡No me hagas daño! — Dijo asustada.
— No hacer daño, hacer daño no— Respondió el pequeño hombre — Aunque a veces comer hombres, comer hombres a veces —
— ¿Qué eres? — Cuestionó la joven.
— Soy Azukiarai, Azukiarai soy. Pero la pregunta es... ¿Qué haces aquí? —
— Vengo a buscar a un enorme león — Respondió la joven.
— El Nian es un ser muy peligroso y muy malo, aunque... no tan malo como el devorador de sueños — Decía el hombrecillo mientras seguía limpiando lo que parecía ser frijoles.
— ¿Sabes cómo encontrarlo? —
— El Nian no poder encontrarlo — Dijo — Él te buscará a ti y él ya sabe que estás aquí — Agregó con una voz fría y de ultratumba mientras la miraba fijamente.
— ¿Debe de haber una forma? — Insistió ella.
— Ya es tarde y si no regresas te quedarás aquí para siempre, para siempre quedarse aquí —
El hombrecillo desapareció y junto con él todo a su alrededor. Un viento soplo fuerte mente moviendo a Emily poco a poco, la oscuridad se hizo presente y varios relámpagos iluminaban el cielo obscuro para después hacer eco de un fuerte rugido. Emily cerró los ojos y desesperadamente trataba de despertar, pero no lo lograba y aquel rugido se acercaba cada vez más; hasta que la voz de Hanabi se escuchaba de fondo y por fin despertó.
