Él necesitaba con urgencia una solución inmediata a su problema, ella estaba en el lugar y momento justos.
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La entrevista al CEO (2)
Mientras tanto en la otra oficina...
-¿Qué es lo que está haciendo?- preguntó ofuscado el señor Brown a la mujer que se hallaba a su lado- Esto es una revista de negocios, algo serio- espetó- y ella lo está haciendo ver como una revista de chismes.
-¡Sabía que lo iba a hacer mal!- exclamó la señorita Smith- Ella no está preparada para algo tan importante- agregó echando sal a la herida.
-¡Esto es muy poco profesional!- se quejó el hombre- Esta entrevista se está transmitiendo en vivo por Internet- se quejó, temiendo que los niveles de audiencia cayeran estrepitosamente luego de la incómoda pregunta que Mía le hizo al joven empresario.
Y donde se hallaban Mía y Matt...
El joven empresario miraba a la mujer frente a él, desconcertado ante la pregunta que acababa de hacerle, su semblante mudó a uno difícil de identificar.
-Señorita Miller- dijo al cabo de unos minutos de silencio un tanto incómodos.
Mía sentía que el rostro y todo su cuerpo iban a evaporarse producto del calor y vergüenza que estaba sintiendo. No sabía como disculparse, su mente se había quedado absolutamente en blanco.
-Bueno- dijo finalmente, Matt, llevando los dedos de su mano derecha a sus sienes- Tengo un pequeño secreto para ti- dijo con voz ronca, ampliando la sonrisa en su rostro, Mía quien seguía sin saber cómo disculparse inclinó la cabeza hacia él instandolo a hablar- De hecho, acabo de casarme...- terminó diciendo Matt, inclinando su cuerpo hacia la muchacha y guiñándole sutilmente un ojo.
Mía inclinó la cabeza avergonzada, llevó un mechón de su cabello detrás de la oreja y sonrió tímidamente.
En tanto en la otra oficina...
-¿Escuchaste lo que dijo?- preguntó él señor Brown a la mujer sentada a su lado- Es probable que Mía haya conseguido la mejor exclusiva del mundo.
La mujer a su lado negó con enfado, mientras en su interior maldecía a la muchacha.
Y en el lugar donde aún seguía llevándose a cabo la entrevista ...
-¿Cuántas relaciones serias ha tenido en su vida?- indagó Mía, Matt la miraba sonriente, con sus dedos entrelazados y una sonrisa de lado bastante irresistible.
-A decir verdad- respondió Matt- han sido muy pocas, pero te puedo asegurar que está será la mejor de todas- afirmó sonriendo, haciendo que la muchacha sintiera vergüenza.
Luego, Mía se encargó de ir llevando la entrevista al rumbo que originalmente debía tener. En tanto en la otra oficina el jefe de la joven recibía la noticia de que los niveles de audiencia habían ido creciendo luego de la indiscreta pregunta de Mía, situación que al hombre le produjo mucha satisfacción.
-Muchísimas gracias señor Norton- se despidió Mía al terminar la entrevista- por permitirnos conocerlo un poco más.
Ambos se pusieron de pie, Matt estrechó la mano de la muchacha, luego acercó su rostro a la mejilla de ella como si fuera a darle un beso de despedida.
-Pasaré por ti, después del trabajo- le dijo con voz suave, casi en un susurro. Mía agachó la mirada.
-¡Fue una fantástica entrevista señor Norton!- dijo el jefe de la joven, entrando a la oficina donde ellos se encontraban- Y felicidades por su matrimonio.
-Debería agradecerle a la señorita Miller- replicó Matt estrechando la mano del jefe de Mía, para luego dirigir su mirada hacia ella y decir- Ella lo hizo todo.
-Por supuesto- dijo el hombre- te vamos a subir el sueldo- le dijo a la muchacha quien sonrió tímidamente.
En ese mismo instante la señorita Smith entró a la oficina, se paro frente a Mía, se cruzó de brazos con la intención de intimidar a la muchacha, pero ella se plantó y le reclamó por su mala actitud.
-¿Qué clase de preguntas son esas?- le increpó Mía.
-Oh, lo siento- se burlo la mujer- me cuesta escuchar a mujersuelas.
- Te lo advierto, deja de molestarme, no busque algo que se no se te ha perdido- le dijo Mía y luego se marchó dejándola sola y completamente furiosa por no haber conseguido lo que ella quería, que no era otra cosa más que Mía fuera despedida.
Luego de la entrevista, Mía regresó a su escritorio con la mente aún zumbando por la entrevista con Matt. Liz, su amiga, la esperaba con una sonrisa curiosa.
-¿Cómo fue la entrevista?- preguntó Liz, inclinándose hacia adelante en su silla.
Mía dejó caer su bolígrafo sobre la mesa y suspiró. - Fue interesante- respondió Mía con desinterés.
-¡Ah, entiendo!- dijo Liz- Ahora dime, ¿que sentiste al volver a verlo?
-¿De verdad quieres seguir hablando de esto?- Mía miró a su amiga con una mezcla de cansancio y sorpresa, la otra asintió.
-Lo siento, pero es que estoy tan intrigada- dijo Liz con una sonrisa traviesa- ¿Es tan guapo como en las fotos?.
Mía se encontró sonriendo involuntariamente.
-Las fotos no le hacen justicia- admitió-Tiene unos ojos tan bellos como el mar, y su sonrisa... es simplemente cautivadora.
Liz levantó las cejas con interés.
-¿Y qué más?- preguntó feliz de saber que su amiga lo había detallado con exactitud.
-Bueno, su cabello tiene estas suaves ondas que caen perfectamente en su lugar, y su cuerpo... está tan bien formado. Se nota que trabaja mucho en ello.-Mía se detuvo, sorprendida por su propia franqueza
Liz la miró fijamente, notando el brillo en los ojos de Mía al describir a Matt.
¿Te das cuenta de lo que estás haciendo, verdad?- indagó.
Mía frunció el ceño, confundida y preguntó...
-¿Qué quieres decir?- Liz sonrió con complicidad antes de responder
-Estás describiendo a Matt como si te sintieras atraída por él- afirmó.
Mía se quedó sin palabras por un momento, sorprendida por la revelación.
-No, no es eso-protestó débilmente, pero en el fondo sabía que Liz tenía razón- Es solamente ... interesante. Descubrí algunas cosas sobre él que no esperaba.
-¿Y de dónde sacaste esas preguntas tan personales?- Liz arqueó una ceja con intriga.
Mía vaciló por un momento antes de responder. -Fue obra de la bruja- admitió con una sonrisa nerviosa- Pero por suerte, salió mal.
Liz soltó una risita y levantó los brazos en señal de victoria.
-¡Eso es genial! No puedo creer que hayas logrado sacarle algo así.
Mía asintió, agradecida por el apoyo de su amiga. -Sí, fue un golpe de suerte, supongo.
Liz cambió de tema, con una chispa traviesa en sus ojos.
-Ahora sí, dime ¿cómo te sentiste al volver a ver a tu esposo falso?
Mía se recostó en su silla y miró fijamente al techo por un momento antes de responder.
-No sentí nada- admitió con una convicción que en realidad no sentía, ya que el ver los ojos claros de Matt su interior se estremecía y al contemplar su sexi sonrisa, esta le provocaba muchas más sensaciones de las que ella quería admitir-Entre nosotros no hay nada, Liz. Nada en absoluto.- terminó aceptando, pues esa era la realidad, entre ella y Matt no existía nada más que un acta firmada, la cual con un solo movimiento del joven empresario dejaría de tener validez.
La expresión de Liz se suavizó mientras colocaba una mano reconfortante sobre el hombro de Mía. -Lo sé, amiga. Estoy aquí para ti, pase lo que pase.