La Autora Maldita

La baronesa permaneció inmóvil, como si mis palabras la hubieran congelado en el tiempo. La preocupación me invadió. __¿Está usted bien, baronesa?__. Pregunté con cautela.

La baronesa pestañeó, desconcertada, y luego sus ojos se iluminaron con una sonrisa. Su cabello rosa, suave como la seda, parece cobrar vida con la luz del atardecer que se filtra por la ventana.

__Mi lady, le pido disculpas por ausentarme de nuestra conversación. Sus palabras despertaron en mí recuerdos hermosos, pero también dolorosos, de algo que tal vez nunca podré recuperar__. Cada palabra de la baronesa es un eco de un pasado perdido, una melodía de nostalgia, dolor y culpa por algo que ya no existe.

__Baronesa, soy yo a quien le corresponde pedir perdón. Mis palabras, sin querer, han abierto una herida en su corazón, un recuerdo de su vida anterior que la ha llenado de nostalgia. Siento mucho haberla lastimado. Solo quería saber si usted también comparte mi secreto, si usted también es una reencarnada__.

No anduve con rodeos. La sorpresa de la baronesa se desvaneció, su rostro se tiñó de un blanco espectral, como si la nieve misma la hubiera tocado. El miedo se apoderó de sus facciones, pero solo por un instante. Una sonrisa radiante floreció en su rostro y, con un ímpetu inesperado, se lanzó hacia mí, provocando un grito ahogado de dolor causado por los efectos secundarios que dejó el despertar tormentoso de mi magia.

__Lady Zephyr, mis disculpas. La emoción de encontrar a alguien más en este infierno me nubló la razón. ¡Este mundo es una pesadilla! Bestias, cambiaformas, humanos... ¡Y estos últimos son la peor plaga, aunque seamos humanas también, la triste verdad hay que aceptarla! Las bestias, en su mayoría, atacan por instinto, por defender lo suyo, su vida. Pero los humanos... ¡son capaces de las mayores crueldades, incluso contra los de su propia sangre!__.

Las palabras de la baronesa me atravesaron como dagas, cada una provocando una reacción distinta en mi cuerpo. Ahora que la miro con atención, la felicidad que irradia es solo una fachada; sus ojos reflejan un alma herida, marcada por cicatrices invisibles.

__Te entiendo perfectamente, baronesa. Yo también estoy emocionada de no ser la única reencarnada en este mundo de fantasía y horror. Un día era una nerd amante de la lectura, luego me convertí en escritora de novelas de terror, y ahora estoy atrapada como castigo en la última novela que escribí. ¡Y para colmo, en el personaje que murió camino a su boda, devorado por las bestias!__

Por fin, aliviada y dichosa de poder hablar con alguien sobre mi reencarnación, le revelé a la baronesa los detalles de mi vida anterior: mi transformación en escritora de novelas de terror, mi llegada a este mundo, el curso que la historia debía seguir... ¡Y la peor parte es que se desvió! Ahora me enfrentaré a mi prometido antes de tiempo, ¡y mañana! Un hombre gruñón, amargado y solitario que salió de mi propia pluma, pero cuya hermosura, al menos, será un consuelo para mis ojos durante lo que será nuestro matrimonio.

__Reencarnar en una novela ya era increíble, pero descubrir que usted es la creadora de este mundo me dejó sin palabras. Un mundo de terror oculto hasta mi llegada, inspirado en una novela donde mi personaje, ignorado en el texto, sufrió un calvario inimaginable. Comprendí entonces que mi destino aquí es expiar los pecados de mi vida pasada, un castigo impuesto por el guardián de las almas__.

La tristeza y la culpa se ciernen sobre la baronesa, sombras que oscurecen sus palabras y su rostro. La lucha contra sus sentimientos es evidente, pero es imposible disimular un alma destrozada, consumida por la necesidad de expiar errores del pasado, errores que persisten incluso más allá de la muerte.,

__Cierro los ojos, buscando refugio en la ilusión de que este mundo es solo un sueño, una pesadilla de la que despertaré. Pero la realidad es terca, y debo aceptarla si quiero cambiar mi destino y el de aquellos cuyas vidas he entrelazado en esta macabra historia. Ahora que he hablado de mi baronesa, la curiosidad me carcome. ¿Quién es esta mujer que no figura en mis páginas? Su historia me intriga, y anhelo conocerla.__.

Maldición, parece que me equivoqué al preguntarle a la baronesa sobre su historia. Su rostro se transformó en una máscara de terror, haciéndome estremecer al transmitirme su dolor y horror por hablar de su primera vida y su llegada a este mundo de ficción.

__Mi lady, no me malinterprete. Anheló un día poder confesar los secretos que me atormentan desde mi primera vida y esta, y usted, como alguien de mi mundo, es la confidente ideal. Pero las heridas del pasado aún sangran, y necesito tiempo para sanarlas antes de hablar. No quiero que la locura me consuma. Mejor hablemos de usted. Mañana su prometido llegará, y su supervivencia depende de impresionarlo. Si usted vive, este mundo de fantasía también tendrá una oportunidad de sobrevivir__.

Asiento ante las palabras de la baronesa, asegurándole que estaré disponible cuando desee desahogarse. Superado este incómodo momento, centro mi atención en los diseños que comienza a mostrarme, amando cada uno de ellos. Al final de la tarde, tras disfrutar del té y algunos postres (sin abusar por mi estado de debilidad), seleccioné una gran cantidad de vestidos, desde sencillos hasta elegantes, para asistir a las celebraciones de la nobleza. También elegí ropa interior más cómoda y unas pijamas para descansar sin perderme en un batón que podría matarme sofocada.

__Todos tus diseños son preciosos. Me encanta que mantengas la elegancia y el estilo de la época antigua en tus creaciones, pero dándoles un toque moderno con menos capas de tela y un toque de sensualidad sin llegar a lo vulgar. Mostrar mucha piel, considero, es para la intimidad, para seducir a tu pareja. Pero en público puedes lucir hermosa, con un toque de sensualidad, sin ser vulgar__.

La baronesa me agradeció con una sonrisa y algunas lágrimas de alegría brotaron de sus ojos. A pesar de su satisfacción por sus diseños innovadores, el camino no ha sido fácil para ella. Las críticas han sido un obstáculo, pero su espíritu no se ha doblegado. Mi apoyo al usar sus creaciones es un rayo de esperanza para que su talento sea reconocido y llegue a un público más amplio.

Después de encargarle a la baronesa algunos diseños personalizados, llamé a Leonor para que la acompañara a la salida, no sin antes prometerle que visitaría su tienda cuando me recuperara por completo. Leonor regresó unos minutos después, informándome que la baronesa ya se había ido. Sin embargo, su rostro reflejaba que había algo más que quería decirme y que le preocupaba. Mis dudas se confirmaron cuando me dijo que mis padres habían llegado de la capital y solicitaban mi presencia esa noche en la cena.