LA HISTORIA DETRÁS DE LA VILLANA.

Con el dinero que obtuve de Fabián abrí mi segunda tienda que ya era todo un éxito.

Aunque era una mujer ocupada nunca descuidé de mis hijos. Tatiana e Iván era lo único que me quedaba de Amadeo y los atesoraba con mi vida misma.

Compartía con ellos siempre que podía y les daba todo el amor que necesitaban. No quería que ellos vivieran como yo a su edad.

Quería que fueran felices. Aunque solo fuera conmigo.

Disfrutábamos de vacaciones, viajes fuera. Salíamos a cenar a parques de diversiones. Éramos una familia feliz solo de tres.

Admito que me esforcé demasiado para que nos sintieran la ausencia de Fabián. Ya que él se había vuelto la figura paterna que ellos tanto añoraban.

Pero nunca me importó esforzarme por mis hijos y por sacarlos adelante. Yo nunca tuve una madre que estuviera dispuesta a tales sacrificios por mi bien.

Aun así aunque nunca aprendí de ellos, sabía que yo podía darles todo mi amor sincero.

Aunque seguía sintiendo esa ausencia en mi corazón. Después de divorciarme me deshice de todos los hombres con lo que solía pasar el rato y la abstinencia me jugaba malas pasadas.

La vida de madre soltera es muy estresante e inevitablemente necesitamos sacar todo lo que llevamos acumulado.

Pero no conocía a nadie que me llamara lo suficiente la atención como para querer pasar la noche junto a él.

Fue entonces que en una reunión escolar conocí a Alfredo. Un padre soltero de poco más de 35 años en muy buena forma y muy educado.

Nos hicimos amigos de inmediato, ya que teníamos muchas cosas en común. Sí yo no podía recoger a los niños él me hacía el favor y viceversa.

Durante meses fuimos muy buenos amigos hacíamos muchas cosas juntos. Llevábamos a los niños al cine, a la plaza o por helado.

Ya que a Tatiana e Iván les encantaba pasar el rato con Mateo. Siempre teníamos escusas para vernos y charlar de la vida de padres solteros y lo difícil que a veces se volvía.

Una noche mientras los pequeños tenían una pijamada. Entre copas Alfredo me confiesa que siente una atracción hacia mí y yo le confieso que siento lo mismo por él.

_ Irina tú me gustas. Sin mentir me vuelves loco. Cuando te paseas con esos vestidos cortos siento que muero del infarto.

_ Tú también me gustas Alfredo. Noto tus miradas que me devoran por completo y admito que me encanta.

_ Entonces qué hacemos ahora.

_ Sí me gustas, pero me gustaría ir despacio. Sabes que mis hijos han sufrido al perder a Fabián y si lo nuestro no funciona no quiero que vuelvan a pasar por eso.

_ Me parece perfecto, Irina. Podemos ser amigos con derecho si te parece bien. Ya que yo tampoco quiero arruinar la hermosa amistad que los niños tienen por la calentura que nosotros tenemos.

_ Amigos con derecho entonces será.

Esa noche mientras los niños dormían plácidamente en su habitación. Nosotros nos devoramos por completo.

Las manos fuertes de Alfredo me encendían y la rudeza con la que me trataba me llenaba de Éxtasis.