Mi Hermana Gemela

Son las 7 de la mañana y yo estoy despierta desde las 6:30, no me puedo sacar de la mente a Sebastián, por dios no debo pensar en este hombre, mi hermana se acostaba con él y por respeto a su memoria ni siquiera debería de pensar en él, pero ella no lo amaba, igual no debo pensar en él, él no puede saber la verdad porque si mis padres se enteran incumpliré la promesa que le hice a Maria y también lo alejaré a él, no puede enterarse, debo sacarlo de la mi mente... Pero sin poder evitarlo comienzo a tocarme mientras pienso en él y digo su nombre en voz baja.

En ese momento Sebastián abrió la puerta y me vio en una posición comprometedora solo con una pequeña ropa interior puesta y gimiendo su nombre.

Sebastián: Te preguntaría si quieres ayuda en eso, pero te veo muy excitada solo con imaginarme, podría jurar que me quedaría todo el día aquí mirando como te tocas en mi nombre.

De inmediato me cubriría de pies a cabeza llena de vergüenza.

Estefany: Vete imbécil

Sebastián: Solo vine a decirte que tus padres están aquí, vinieron a desayunar con nosotros.

Estefany: Ya bajo, ahora salte para poder vestirme.

Sebastián; Ok, Pero ahorita no parecía molestarte estar sin ropa.

Estefany: Imbécil

Sebastián salió de mi habitación, tengo tanta vergüenza que no quiero bajar, Pero no tengo de otra, me ducho rápidamente, me pongo un pantalón de vestir y un corcel.

Ya abajo me siento en la mesa con los demás, pido la bendición y empezamos a desayunar.

Laura: Hija gracias por recibirnos, queríamos darles una noticia.

Sebastián: Díganos suegra

Laura: nos vamos de viaje.

La comida se me trabó y casi me ahogo cuando escuché que se irían de viaje.

Estefany: ¿por qué?

Laura: Decidimos disfrutar de la vida mucho más ahora que tú estás curada hija, además estás en excelentes manos.

Estefany: Ok... y cuando volverán

Laura: No sabemos para donde vamos, tampoco cuando volvemos, solo nos iremos a donde nos lleve la vida.

Arturo: Tampoco sabemos si vamos a regresar para asistir a su boda, lo que pasa es que ustedes ya se casan en dos semanas y ya reservamos los vuelos.

Estefany: y ¿por qué no reservaron vuelos para después de la boda?

Laura: Lo que pasa hija es que Sebastián nos avisó hoy temprano y nosotros reservamos los vuelos ayer.

Estefany: aaa ya ok, ok ok está bien, no hay problema.

No sé por qué sentí feo el desplante de mis padres cuando sé muy bien que la boda ni siquiera es real para mí, pero aunque ellos han estado toda la vida al lado de mi hermana duele escuchar que si ella hubiese estado curada ellos se irán corriendo a vivir su vida.

Estefany: Ya estoy llena, me disculpan, querido, acompaña a mis padres a la puerta luego de desayunar, no quiero que lleguen tarde a su vuelo.

Luego de levantarme de la mesa me fui a la terraza a pensar en que haría ahora que mis padres no iban a estar, todo esto lo hice por ellos y si ahora ellos no van a estar no estoy obligada a quedarme aquí, Pero no puedo botar a la basura toda la vida de Maria así como así debo tener explicaciones y no las tengo... Por ahora solo me queda casarme con Sebastián y luego divorciarme así todo se acabaría.

Sebastián: (Entrando a la terraza) ya se fueron tus padres, ni ellos ni yo entendimos tu reacción.

Estefany: Nunca han estado para mí y aunque está boda sea todo un fiasco ni siquiera pueden fingir que les alegra.

Sebastián: ¿Te estás escuchando? No puedo creer que hables así de ellos

Estefany: Y ahora tú los defiendes, no tienes derecho a opinar.

Sebastián: Discúlpame si te duele que te diga la verdad, puede que lo nuestro no sea del todo verdad, Pero conozco muy bien tu vida y a tus padres y ellos han sacrificado toda su vida por ti y para ti, tal vez como lo están haciendo ahorita no esté muy bien, pero tienen todo el derecho de disfrutar sin ti y sin tu enfermedad.

Estefany: ¡Tú no sabes una mierda, maldita sea! ¡No te atrevas a opinar sobre mi vida, tú no sabes lo que es ser rechazada por tus padres y tener que vivir en un puto orfanato!

Sebastián: ¿De qué hablas? Escuchate ¿en un orfanato? Tú has vivido en una puta cuna de oro desde que naciste y aún siendo una mujer echa y derecha les exigías a tus padres más de lo que ellos podrían, por eso es que ahora estás en mi familia así que ahora no vengas a tratar a tus padres así, lo que ellos han hecho por ti es de respetarse, no es digno del comportamiento de niña malcriada que tú estás teniendo.

En ese momento me salí de mis casillas e intenté irme, pero Sebastián me tomo por el brazo.

Sebastián: ¿Qué tienes? Por qué dices todo eso, sabes bien lo que ellos han hecho por ti, hace tan solo unas semanas llorabas en mi hombro y me decías que no querías seguir siendo la razón de que ellos no pudiesen vivir su vida, tal vez no nos llevemos tan bien, pero sabes que siempre puedes contar conmigo cuando necesites hablar.

No pude contener mis lágrimas ni un minuto más y cuando Sebastián vio que una lágrima cayó por mi mejilla me abrazó fuerte y no me soltó.

Sebastián: Tranquila sé que solo fue un impulso, no sabías lo que estabas diciendo, sé que estás acostumbrada a vivir con ellos todo el tiempo y alejarte te duele aunque quieres que ellos sean felices.

Si tan solo el supiera lo que realmente me duele en el fondo no me abrazara tratando de calmar un dolor que no es mío, por razones que no me incluyen y una vida que no me pertenece.