No quiero sexo contigo

*** 

Marcos: ¿Por qué no me dijiste que eras virgen? No te habría tocado un pelo, sabes lo mal que me estoy sintiendo en este momento, estabas borracha 

Estefanía: ¡Yo no estaba alcoholizada! ¿Qué querías? Que te dijera no me folles por qué nadie lo ha hecho antes que tú, Estabas alcoholizado  y necesitabas saciar tu deseo y yo te deseaba ¡Maldita sea no entiendo tu comportamiento! Te follas a una virgen y todavía te quejas.

Marcos: No me hables de esa manera, se escucha tan sucio, sabes que no soy así… me hubiese encantado que fuera distinto, que estuviéramos sobrios y que…

Estefanía: ¿Qué? Que estuviéramos en una cama decorada con pétalos de rosas recién cortados de los jardines más bellos de París, ¡Por dios! No seas tan estúpido, me deseabas y yo a ti, nos entregamos mutuamente y no nos arrepentimos de lo sucedido por qué se supone que nos amamos, eso me dijiste anoche antes de entregarme o bueno, al menos yo pensé que ninguno de los dos se arrepentía. 

Marcos: No estoy queriendo decir eso Estefanía, ¿A dónde vas? 

Estefanía: ¡No me toques! Que lastima no poder decir que me arrepiento de lo que hice, Pero sí puedo decir que te odio como nunca he odiado a un ser humano sobre esta tierra. 

***

Al despertar me siento tan cómoda que casi por instinto tomó mi celular que estaba a un costado de la cama y grabó un audio el cual envió por Whatsapp a mi propio número, en el audio explicó a detalle mi sueño, el cual me ha dejado con sentimientos encontrados, al abrir bien los ojos me doy de cuenta que no estoy en mi habitación, tengo miedo, nose dónde estoy, lo último que recuerdo es estar caminando hacia la empresa luego los recuerdos se hacen borrosos.

De repente Marcos entra por la puerta con la caja de las cosas que le traía, mientras una pequeña lágrima caía sobre su apagada sonrisa de lado.

Estefania: ¿Dónde estoy? ¿A dónde me has traído? 

Marcos: Estás en mi habitación Estefanía, discúlpame por el susto la idea no era que te desmayaras.

Estefanía: ¿Quién eres tú? ¿Por qué no me dejas en paz? ¿Qué quieres de mí? 

Marcos: ¡Que me recuerdes, maldita sea solo quiero que me recuerdes! 

Marcos arrojó la caja a la cama y le pegó a la pared para luego acomodar su saco.

Marcos: Lamento haberte gritado, ya me estoy volviendo loco, solo quiero que me recuerdes.

Me acerque a Marcos y le limpie esa lágrima que se quería escapar y aprovechando que él había entrado solo me aleje rápidamente y abrí la puerta para escaparme de este demente, ¿Quien secuestra a una persona para obligarlo a qué lo recuerde? Al segundo sentí como él me jaló del brazo y cerró la puerta con llave, para luego acostarme en la cama a la fuerza y abrazarme por detrás.

Marcos: No te vayas por favor, no me dejes solo.

Marcos se puso a llorar como niño chiquito mientras me abrazaba tan fuerte como si no me quisiese soltar jamás, hasta que se quedo dormido y junto con el a mí también me gano el sueño.