El Acuerdo

— ¿gia?

Pregunto Alejandro sin interés, Leo asintió.

— y quien es ese, un nuevo amigo.

— no hermano es legeia Martinelli.

Los ojos fríos de Alejandro se abrieron de sorpresa.

— ¿estas ablando de gia? la gia que conocemos.

— exactamente ella.

Alejandro recordó el rostro gordito de la chica, siempre le gusto hablar con ella y aunque daba buenos concejos la mayoría del tiempo solo lo escuchaba.

— ella desapareció el día de mi boda y no la he vuelto a ver, quería presentársela a Lion pero ella se había ido después de la ceremonia desde entonces no la había visto.

El se levanto y le siguieron los demás

— si me hubieras dicho me hubiera ido antes, por cierto su peso si le da para montarse en una moto.

Leo dudo y asintió.

— yo le enseñe a manejarlas

Los ojos de Alejandro se tornaron fríos.

— digo, eso fue hace mucho hermano relájate.

Alejandro arreglo su traje.

— andando.

El subió en el auto blanco, ya había llamado a alguien por lo que en el camino se encontraron mientras andaba su teléfono vibro.

Él miro el identificador y se molesto.

La llamada se conecto

— que quieres .

Lion era una mujer de cabello negro, su rostro era muy delicado, labios pequeños cejas delgadas nariz perfilada.

— Alejandro por que siempre estas enojado.

— ve al punto Lion que no tengo todo el tiempo.

El rostro de la mujer se puso triste.

— solo quería decirte que te extraño.

El se burlo.

— cuando me engañaste con mi amigo eso no era lo que decías

— aun continuas con eso, solo fue una vez.

— solo fue una vez y quedaste embarazada sabes que, llama luego.

El colgó, el engaño de esta mujer fue muy duro para el. Enserio la amaba, ella siempre le mostraba un semblante cariñoso y tranquilo, quien diría que estaría fingiendo.

— señor llegamos.

Aviso el conductor.

El respiro hondo y marco a leo.

— hermano dime

— no la veo, dile que ya estoy aquí, que se acerque al auto blanco.

— hermano no te preocupes mientras abras tu ventana ella te reconocerá.

El no entendió.

— por que lo dices.

— ella no va a olvidar a su primer amor Jajaja.

El colgó, Alejandro quedo desconcertado.

— gia estaba enamorada de mi? Pero yo solo la veo como una pequeña hermana.

El teléfono de gia vibro.

— leo que sucede.

— mi hermano ya llego, esta al lado de la moto que es de color azul claro y lleva mi nombre y un corazón.

Las dos buscaron con la mirada y la encontraron

— oye leo tienes un mal gusto.

— por que te quejas, agradece que te la presté

— lo se, lo se, te dejo nos vemos en la pista.

— de acuerdo, bebe.

Ella colgó el teléfono.

— vamos Anais te llevare a divertirte.

se acercaron a dónde estaba Alejandro, el al verlas venir se molestó, siempre le pasaba lo mismo dos mujeres llegan y empiezan a coquetear con el.

Cuando se acercaron, vio a una extender la mano.

— hermano Alejandro tiempo sin verte.

La mente de Alejandro quedo en blanco miro a la mujer frente a el: curvas remarcadas, buen busto, atrás tiene lo suficiente, cabello negro largo, ojos expresivos, rostro delicado, labios pequeños y carnosos.

No quedaba nada de la anterior gia

— hermano ale me estas escuchando.

El reacciono

— ¿gia?

— la misma pero no tengo tiempo ahora me das las llaves, hablaré contigo después.

De hecho ella estaba muy avergonzada, el ya no le gustaba pero aún así fue su primer amor.

El le dijo al hombre que trajo la moto que le entregara las llaves.

Gia las tomó y se subió, se veía aun mejor con cada acción.

— Anais date prisa.

— quieres que me monte ahí, no creo poder.

— date prisa, si podrás.

Ella intento montarse pero no pudo ya que no lograba acomodar se bien, gia se bajó y le ayudo, subirse en una moto no tenía ciencia pero bueno, después se fueron.

Alejandro solo reacciono cuando la moto arranco y ya iban muy lejos.

— pero que nueva gia, Me pregunto que tanto cambio.

Sus ojos mostraron interés.