La Venganza Del Angel

Después de que él Emperador entrará con una extraña mujer en brazos e ignorara a la Emperatriz madre y a las que eran las candidatas a ser su esposa, todos los nobles no hablan de otra cosa que no fuera eso.

Ese mismo día la noticia sobre esté hecho llegó a los oídos de todos y obviamente a los oídos del máximo representante del templo adorador de la diosa Áine, el Papa Galatar.

El sumo pontífice se encontraba en su habitual rutina en la que tenía un estricto horario y en ese momento acaba su oración del turno tarde cuando uno de sus ayudantes se acercó y le susurró algo al oído.

- mm que interesante qué está queriendo hacer ahora mi querido hermano? No es esto algo que también incumbe al templo? Averigüa todo sobre eso.

Con ésta orden el ayudante se retiró a cumplir con la orden del papa.

Galatar se sentó en su oficina y pidió que nadie lo interrumpiera, ahí dentro se sirvió un trago y se dirigió hasta el gran ventanal de su oficina desde donde se podía ver el gran jardín del templo que en el medio poseía una estatua de la diosa Áine. Galatar que contemplaba dicha estatua mientras se bebía el trago que se sirvió pensaba en algo que llamo su atención de inmediato

-[que significa esto una mujer de cabello plateado? No puede ser nadie más que un descendiente de la familia Real de Egía, pero por qué incluso nosotros no sabíamos de Ella? o es que mí querido hermano me oculto su existencia? no lo creo un perro no traicionaría a su dueño. Pero hay algo que no está bien el tiempo en el que el oráculo se rompió coincide con la entrada de ellos al Imperio Zanthos, tendrá algo que ver esa mujer? Además, como reaccionará él cuando sepa que el oráculo está roto, lo mejor sería que no lo sepa, es necesario mantener la correa aún]

Solo él Santo papa sabía a que se refería pero estaba seguro de algo debía mantener el secreto sobre el oráculo.

En el palacio Imperial nada estába bien, la Emperatriz madre después de ser prácticamente echada por los guardias del palacio del Emperador se retiró al suyo con la compañia de Dania y Rania.

Las mujeres estaban igualmente exaltadas.

Dania olvidándose de todo tipo de etiqueta pregunto con un tono de voz bastante nervioso a la Emperatriz.

- Majestad sabe usted que fue eso, quien esa mujer que él Emperador trajo! por qué nos corrió, su majestad estaba muy enojado.

Rania más calculadora se reservaba sus preguntas para si misma.

- [ es verdad lo único que pude ver fué su cabello color plata. No es acaso ese un símbolo de la familia Real de Egía? ]

La Emperatriz se mantuvo en silencio por un momento y entonces dió su punto de vista.

- Esa mujer debe ser alguien con algún tipo de relación con la familia real de Egía.

- qué cómo! no entiendo por qué está segura de eso Majestad?

- Señorita Dania cualquiera que tenga un poco de conocimiento sobre el extranjero lo sabría, ese cabello color palata solo pertenece a una familia y esa es la familia Real de Egía.

Rania lo había pensado así y estába acertada con su suposición, Dania aún no entendía bien así que en medio de su estado de exaltación no hizo más que decir cosas sín sentido.

- Tal vez, tal vez si es cierto lo que dicen su majestad la trajo aquí para ejecutarla ya sabemos que todos los miembros de esa familia deben morir.

- Por favor Señorita Dania absténgase de hacer comentarios sin sentido, bajo que lógica su majestad la cargaría en brazos y le buscaría un médico llevándola a su misma habitación para después mandarla ejecutar?

- Tienes razón Duquesa Rania, evidentemente hay un motivo el cuál no conocemos y que hizo que su majestad actuará de esa forma.

La Emperatriz Adelaide analizaba que estaba ocurriendo y que podía hacer, ahora mismo no podía hacer nada para detener los rumores sobre la mujer que trajo el Emperador ya que todos habían visto como él la cargaba en brazos.

La Emperatriz llamo a su asistente personal y le ordeno lo siguiente.

- Investiga todo lo que puedas sobre esa mujer y los motivos por los cuáles está aquí. No importa lo que debas hacer tienes que investigarlo e infórmame de inmediato.

Cuando el asiento se retiró la Emperatriz miró rápidamente a Rania y le consulto.

- Joven duquesa en este momento sería muy bueno que su hermano estuviera aquí, sabe usted dónde está?

- Lo siento Majestad pero no puedo saber dónde está mi hermano, cuando él está en una misión no contesta cartas por razones de seguridad y en estos momentos él único que podría decirnos dónde está es su majestad él Emperador.

- Ya veo, creo que por el momento esperaré que las cosas se calmen un poco y volveré a intentar hablar con su majestad, ustede Señorita creo que ya pueden regresar.

Las dos mujeres se despidieron de la Emperatriz madre y regresaron cada una a sus respectivos hogares.

Sin duda la Duquesa Rania era más conciente de la situación, en estos momentos ella rogaba por la vuelta de su hermano él Duke Aster.

La Emperatriz empleó otra estrategia más para saber que estaba pasando, escribió una carta a su otro hijo él ahora papa Galatar.

Mientras tanto en el palacio de Egía, Aster se esforzaba por poner todo en orden lo más pronto posible para así partir hacía la capital del imperio Zanthos, esa situación que debía informar era de suma importancia y no podía esperar mucho tiempo más ya que si él Emperador no tomaba medidas las cosas no podrían ir bien para él Imperio Zanthos.

Aster no habia podido encontrar aún la llave del misterioso libro y ya casi sin tiempo desidio que lo mejor era buscar ya en la capital la manera de abrirlo.

Aster en el poco tiempo que llevaba en el que hace poco era el Reino de Egía, se sorprendió por la organización y equilibrio que tenía el Reino, definitivamente era un lugar poco común tal vez debido a su basta riqueza es que aquél lugar era tan armonioso. Aster tenía una semana más de trabajo por delante y sería otra semana más hasta llegar a la capital, sus preocupaciones por el contenido de aquellas cartas no lo estaban dejando tranquilo durante ese tiempo en el Reino.