Ahora Que Vamos A Divorciarnos (Romance Y Crisis Libro 4) Cristina-Leo-Gustavo

Iniciaba el mes de octubre y en seis semanas el club de música debía organizar un recital, este año todos los clubes se habían puesto de acuerdo en resaltar los valores nacionales, pero ellos querían darle un

estilo fresco que gustara tanto a los estudiantes como a los padres, tenían bastante dificultad porque, aunque eran muy capaces en el manejo de instrumentos y Cristina como solista tenía una voz excepcional a la hora de

hacer arreglos musicales no tenían conocimiento.

Durante esa semana habían dedicado muchas horas a resolver la situación, pero seguían atorados, al igual que sus compañeros de club, ella dedicaba demasiadas horas a esta actividad y Gustavo comenzó a sentirse incómodo porque no tenía cerca a la que consideraba su mascota, aunque tenía novia, siempre quería estar cerca de Cristina y esa ambigüedad era lo que hacía que la situación fuera tan complicada para ambas chicas.

La secundaria era tan privilegiada que todos sus estudiantes ignoraban lo que estaba ocurriendo en el país, había una ola de secuestros y personas desaparecidas, sin embargo, estos niños hijos de la alta sociedad no se enteraban de nada.

El club de música suspendió sus actividades ese día porque necesitan tomar un descanso para ver si eso los ayudaba a encontrar la inspiración que no tenían, pero un nuevo estudiante de cuarto año de secundaria

estaba iniciando clases y aunque el año escolar ya había comenzado, él se acababa de mudar al país y estaba comenzando dos semanas después que sus compañeros, su nombre era Leonardo Palacios, en cuánto a sus logros académicos era promedio, pero en materia musical era excepcional.

La directora de la institución sabía que este nuevo chico era hijo de dos productores musicales exitosos y pese a su juventud tenía muchos conocimientos en esa área, esta podría ser la solución y estaban cortos con el tiempo, así que se hizo un llamado para que se reuniera en el salón del club de forma urgente, cuándo enviaron el mensaje Cristina se encontraba en el baño y lo recibió Gustavo, el cual se negó a dárselo y como era un abusivo el resto del salón decidió no intervenir.

Estando todos en el club, solo faltaba Cristina, pero veían que transcurría los minutos y ella no llegaba, sus compañeros empezaron a molestarse, en especial Grecia, que era la segunda voz y odiaba a Cristina por

dos razones primero porque mientras Cristina estuviera en el club ella jamás podría hacer solos y la segunda estaba celosa debido a su novio Gustavo.

-¿Podemos comenzar? - preguntó Leo porque apenas estaba empezando clases el día de hoy y fue incluido en un club por el cual no sentía ningún interés y que él sentía que no tenía nada que aportarle.

-No, falta Cristina y ella es la voz principal - Respondió Grecia con sarcasmo.

-¿Ya alguien le avisó?- preguntó Leo.

-Sí, pero me imagino que no quiere venir – respondió Grecia, que solo decía malos comentarios sobre Cristina.

 -¿Puedes explicarme donde es su salón?, y yo mismo voy a buscarla, no tenemos mucho tiempo.

Grecia le explicó a Leo donde estaba el salón de clases de Cristina.

-Si quieres te acompaño Leo - Le dijo Grecia en un falso tono de amabilidad.

-No gracias puedo hacerlo por mí mismo.

El salón de Cristina se encontraba relativamente cerca del aula del club, este espacio estaba adaptado con artefactos de alta tecnología, así como instrumentos musicales, poseía buena acústica y estaba insonorizado,

aunque practicaran por horas no molestaba a los salones donde se dictaban clases cerca del club, cuando Leo vio las instalaciones aceptó unirse al club de inmediato, aunque al principio no tenía interés.

El grupo de Cristina se encontraba recibiendo clases de matemática, cómo siempre Gustavo de perezoso no quería tomar apuntes y la profesora estaba explicando un teorema muy complejo mientras él seguía interrumpiendo a la docente.

-Cristina, copia en tu cuaderno la clase y deja de hacerte la vaga - dijo en su tono burlón, jalando su cabello y despeinándola como siempre lo hacía.

-Necesitas tomar tus propias notas Gustavo – respondió Cristina, la cual desde que Gustavo empezó su noviazgo con Grecia estaba decidida a alejarse de él porque era muy malo con ella para complacer a su novia.

-¿Mañana vamos a estudiar para el examen? – preguntó Gustavo, el cual cuando necesitaba que le explicara era muy amable con Cristina.

-Gustavo, tengo compromisos con el club de música - respondió Cristina, la cual solía tenerle mucha paciencia.

-No le veo el sentido Cristina, en este país los músicos se mueren de hambre, necesitas tener una profesión de verdad - dijo en tono despectivo.

-¡Gustavo y Cristina hagan silencio o los mando a la dirección! – gritó la profesora porque la clase era molestada por la discusión de este par.

Cómo era de más baja estatura solía sentarse en un pupitre por delante de Gustavo para poder observar el pizarrón con claridad. Estaban conversando ambos mientras la profesora daba clases, cuando alguien tocó a la puerta, la profesora interrumpió la clase y fue a ver de qué se trataba.

La profesora de matemática abrió la puerta y se encontró con un chico de un grado superior porque llevaba un uniforme diferente, muy alto y con tono de voz grave y se dirigió a la profesora

—Buenos días… disculpe la interrupción —dijo con voz grave y firme, pero amable—. Estoy buscando a Cristina Martínez. Me enviaron del club de música, la necesitan urgentemente.

Ambos estuvieron conversando por un par de minutos hasta que ella dijo en voz alta.

—¿Cristina? - La llamó la profesora.

—Sí, profesora -—Respondió Cristina sin prestar atención a la persona que estaba solicitando por ella en la entrada mientras arreglaba su cabello porque Gustavo la había despeinado deliberadamente y era un desastre.

-Solicitan por ti en el club de música.

-Voy de inmediato, profesora.

Cristina recogió sus cosas y las colocó dentro de su bolso, y salió rumbo al salón del club de música, en ese momento Gustavo se sintió muy incómodo porque tuvo la sensación de que las cosas iban a cambiar a partir de ese momento.

Gustavo tenía razón en preocuparse, la persona que solicitó por Cristina, Leo Palacios era un estudiante de cuarto año, su familia eran los mayores representantes de la industria discográfica del país, poseían estudios de grabación tanto en México como en Miami, siendo el menor de tres hermanos había decidido ser artista porque de todos sus hermanos era el único talentoso para la música, pero sus padres no se lo permitieron hasta que culminaran la secundaria y desde que conoció a Cristina se quedó totalmente impresionado con la chica.

Desde niño, al igual que Cristina, había dedicado muchas horas de práctica al aprendizaje de varios instrumentos, además era capaz de componer sus propias canciones, mientras se dirigían al salón del club él se presentó.

-Hola soy Leo, estoy iniciando clases el día de hoy, te vine a buscar porque me dijeron que tú eres la solista del club de música.

-Hola soy Cristina, es un placer conocerte Leo – Cristina le sonrió tímidamente y Leo quedó muy impresionado por ella de inmediato.

Iban caminando uno al lado del otro, cada quien, enfocado en sus propios pensamientos, pero para los que los vieron por los pasillos de la secundaria decían que eran muy compatibles, aunque Leo era muy alto y Cristina

baja de estatura, no había duda que estaban hechos el uno para el otro.

Cuándo llegaron al salón del club, Leo abrió la puerta para permitir que   Cristina entrara primero, cosa que Gustavo jamás hacía por ella y era increíble que este chico con aspecto de malo era muy educado y caballeroso.