Nadie me dijo que la vida me iba a poner delante de las cámaras por puro egoísmo de un ser sin escrúpulos.
Nadie me preparó para perder a mi mitad.
Nadie me dijo que la vida me daría otra oportunidad, pero que esa oportunidad la pagaría ASÍ.
ADVERTENCIA. LA NOVELA CONTIENE SEXO EXPLICITO, Y VIOLENCIA EXTREMA.
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Pillada
Salgo hacia la calle, entro en el coche de los Minamoto. Me pongo el spray de silicon a ligera en las manos. Sacudió estas para que se sequen.
Me encantaría hacerme fotos de mi cambio, estoy orgullosísima de mi misma.
* Nadia, esto va por ti. Espero que estés orgullosa de mi.
Los Minamoto me miran y asienten.
* Sí por casualidad desaparezco algún día. Tenéis las instrucciones de lo que debéis hacer en mi casa.
Bajo el tablón de la part izquierda de la cama.
* No pienses eso.
* Tengo que pensar en todo.
* OK. Ya llegamos.
* Chao.
Entró en urgencias y me presento como inspectora de hacienda.
Al ser un hospital privado no tengo problemas.
Les enseño mi placa y mi licencia y me llevan directamente al director.
Al entrar en la oficina de dirección, en lo primero que me fijo es en que hay una nena negrita lindísima llorando en una camilla, la nena está desnuda, y el la tapa con una sábana. Me fijo que la nena está atada.
Me estoy poniendo de los nervios y me subo por las paredes.
* Inspectora Graham. Buenas tardes, venía a ver las cuentas del año.
* Perdone, estoy con una paciente.
* Pues yo no puedo esperar.
La enfermera que me acompañó se va, creo que sabe como es el cabrón del director. Me doy la vuelta a propósito para que me vea el culo, estoy bien vestida, arreglada y maquillada, se que mi culo le va a encantar, aunque en realidad son protesis.
Cierro la puerta y me giro, bien, he captado su atención, de reojo veo a la niña, está temblando y me mira suplicante.
Dios mío, es una nena de unos ocho años, que coño estaba haciendo.
Me siento y al hacerlo levanto mi falda el máximo posible, se me ven unas tangas rojas, se que el capullo además es fetichista.
El se sienta enfrente y me habla.
* Señora Graham, vamos a lo que nos reúne, como verá tengo a una paciente, no está muy dolorida, pero la tengo que reconocer.
* OK, también podrías reconocerme a mí.
* Como?
* No te gustó? , podría dar por válida la inspección.
* Claro.
* Espera, voy al baño, hago lo de siempre, entro al baño, y hago suficiente ruido como para captar su atención, entra en el baño y me ve, tocando mi nariz como si me pícara, al verme y ver el espejo y los polvos blancos, me aparta a un lado y se pone una raya, después de refregarse la nariz se prepara otra.
Bien, ya está muerto. Salgo del baño y el me sigue. En ese momento le llega el mensaje que le envié. Coje el móvil y se queda lívido. El mensaje contiene fotos de los otros cerdos.
Me mira, asustado, abre los ojos como platos y dice.
* Tuuuuu.
* Yo qué?
* Has sido tú.
* Sí, nos hemos metido dos tiritos. Donde está el problema?
* Tu eres quien nos está matando..
* Yo???? Me ves cara de asesina?
* Ya no se que pensar.
* A ver qué te han enviado?
* Una zorra, no es nada. Vamos a lo nuestro.
* Sí, vamos.
Lo hecho en el sofá, y abro el maletin, el ya está inmovilizado, le pongo la mordaza, bajo sus pantalones, voy hacia la niña y le tapo la cabeza con la sábana, vuelvo donde está el, me pongo su bata de doctor. Está acojonado literalmente, bajo sus calzoncillos y procedo a hacer lo que hago siempre.
Una vez acabado, voy al baño, me limpio bien los restos de sangre, me quito la bata, salgo del baño, recojo todo lo que había usado incluyendo la mordaza, meto en el culo el director el pene de goma, lo tapo con una sabana de hospital y una mantita que había en el respaldo del sofá.
Destapo a la niña y le preguntó.
* Quién te trajo aquí?
* Mis padres.
* Pero donde están ellos, no entraron contigo?
* No, ellos siempre me traen para que el doctor juege conmigo. Pero a mi no me gusta su juego, duele mucho.
* OK, vamos a hacer algo, quieres volver con tus padres?
* No, después del doctor, me llevan con otro hombre y así todos los días.
* Y hoy ha llegado a hacerte algo?
* No llegaste tu.
* Gracias a dios. Tu ropas donde están?
* El las guarda en un cajón del escritorio.
* Bien, te voy a desatar, ve al baño y te lavas, si quieres, te traeré la ropa.
* Vale.
Abro el cajón del escritorio, cojo unas llaves que hay dentro y abro el cajón donde están las ropas de la niña, la cojo y veo que tiene una colección de bragas. Bragas de niñas, dios mío, si aún viviera lo volvería a matar pero más despacio.
Me fijo bien y cada braga tiene el nombre de una niña y la edad.
Hijo de puta, lo dejaré abierto para que lo vean bien.
Le doy la ropa a la niña, se viste rápido y salimos por la puerta trasera.
Al llegar fuera me encuentro de frente a unos mafiosos, al director de cine que trabajaba con mi hermana y a dos abogados. Me miran y pasan de largo, cojo un taxi y me voy al centro comercial, compro ropas para la niña, y también para mi, voy a por maquillaje y salgo a los aseos. Entramos cierro las puertas con seguro y me quito la máscara y toda la ropa.
Le doy ropa a la niña y la veo descompuesta.
* No te preocupes es solo un disfraz.
* OK.
Se viste y yo también, guardo todas las ropas en un macuto y los meto en la rejilla de ventilación.
Me acerco a la niña y la maquillo con maquillaje para quemados, la pongo totalmente blanca, color melocotón, le doy un toque melocoton mate en los labios, pero solo un pequeño toque para que parezcan suyos. Le recojo el pelo en una Maya y le pongo la peluca rubia que tenía de antes. Cuando se mira al espejo me dice.
* Soy blanca, mira.
* Sí ahora te llamaras Davinia, no hables si no te preguntan.
* OK.
Me maquillo, me pongo otra peluca rubia y me preparo para salir.
* Dame la mano y no me sueltes.
Salgo y veo a los de antes buscando, me han pillado.