Sinopsis
En México, en vísperas del fin de la intervención francesa, hubo una época de cambios pero también de inestabilidad económica. Sobre todo para los grandes aristócratas del país, esta es la historia de Valeria Cortina González de Noriega, una joven soñadora y de alma libre que idealizaba el amor, pero a su vez tenía miedo de un matrimonio arreglado.
Su padre Don Francisco, estaba lleno de deudas, además de que estaba al borde de la quiebra, lo único de valor que conservaba era su apellido honorable. Su única salvación era pagar su deuda a Luis Pimentel para poder conservar su hacienda, Luis era el terrateniente más poderoso de esa época y etiquetado como un verdadero tirano, Don Francisco estaba dispuesto a todo, incluso entregar a su amada hija a cambio de salvarse de la ruina. Será que el pago de una deuda, se pueda volver en un amor duradero y sincero.
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Sin corazón
Capítulo 2
Dos meses después Francisco ya no encontraba la salida, no había cumplido con su promesa de pago a Luis, por si fuera poco la cosecha de maíz se había echado a perder por la plaga. Su única esperanza era que la cosecha de cebada se lograra.
—¿Papá cuando vamos a volver a la capital?—preguntaba Valeria.
—No lo sé aún, nuestra situación es complicada además pienso que deberíamos celebrar ya el compromiso y matrimonio de Roberto.—
—¿Se puede saber con qué dinero?—preguntó María Luisa.
—Le escribiré a Don Luis Pimentel para solicitarle otro préstamo, ya le pagué el primero que me hizo favor de hacernos.—
—Si, pero faltan los otros dos. Querido sabes que te respeto y te considero, sin embargo debemos ser realistas. La situación está peor que nunca, podemos perderlo todo y morir en la miseria, sobre todo en la vergüenza.—decía María Luisa escandalizada.
—El matrimonio de Roberto con Aurora, puede ser nuestra salvación. Ella puede ayudar a su marido a que todo esto que algún día le pertenecerá a él, prospere.—agregaba Francisco.
—Si me permite padre, mi hermano debería ayudarle con todo lo relacionado a la hacienda. Pienso que es más vergonzoso entregarle un esposo por interés, a la pobre de Aurora.—
—No te permito que hables de las cosas que no entiendes.—intervino María Luisa reprendiéndola.
—Es la verdad. Créame padre si yo pudiera le ayudaría en todo lo relacionado con el campo.—
—Valeria, eres una dama y tu única responsabilidad es convertirte en una buena esposa, darle hijos a tu esposo y aprender a llevar tu casa. Creo que tu tía Loreto tiene razón y deberíamos buscarte un esposo.—respondió su padre.
—Eso sería maravilloso, además no dudo que el hombre que te elija ayudara a tu padre con sus problemas económicos también.—decía su mamá.
—Entonces me pondrás en venta padre.—expresaba Valeria.
—Hija no lo digas así, quiero que tengas una familia, un esposo que cuide de ti.—
—Acaso planeas que tu padre te mantenga toda la vida, ¿o prefieres que te encerremos en un convento?—intervenía María Luisa
—Si me permiten, iré a mi habitación. Con permiso.—Valeria se puso de pie, tenía ganas de llorar, ya que nadie la comprendía.
Ella sabía perfectamente que cualquiera podría ser elegido para ser su esposo, tenía tanto miedo que la casarán con un hombre mayor, o con un hombre que la tratara mal. Pero no podía revelarse a la voluntad de su padre, le pedía a Dios que la ayudara a salvarse de un hombre malvado.
Mientras tanto en Paris, Luis dejaba su encierro que había durado meses. Era momento de continuar con su vida, se cortó la barba y el cabello. Se veía delgado y pálido, pero sabía que pronto recobraría sus fuerzas.
—Hijo qué alegría que ya saliste, pediré que sirvan tu desayuno.—
—Si por favor madre, a propósito ¿Que novedades hay en México?—preguntaba mientras se secaba las manos con un toalla.
—Está por terminar el conflicto con los franceses, al parecer el emperador ya perdió el apoyo, aunque aún siguen los enfrentamientos, además tienes mucha correspondencia que leer. Sobre todo del banquero y de tu administrador.—
—Terminando el desayuno me pondré a leerlas.—
—Por cierto, ¿has recibido cartas urgentes de Don Francisco Cortina? ¿Sabes si ya pagó el primer préstamo que le otorgue?—preguntaba Luis.
—Si hijo, pero el banquero le otorgo otros dos.—
—Bien, que le dé todo lo que necesite. Sabes que su hacienda al igual que las nuestras es la más importantes del país, será un placer quedarme con ella.—
—Hijo pero tú ya tienes dos, ¿para que quieres otra más?—
—Si madre, tengo dos aún así me quedaré con las ánimas, será parte de mi plan, voy a vengarme de los Cortina. Estoy seguro que Don Francisco fue el que delató a mi hermano, entregándolo al imperio como un traidor, la muerte de Genaro fue la misma que acabó con la vida de mi padre. Además nuestras haciendas son azucareras. Las del distinguido Don Francisco son de crianza de ganado, siembra de maíz.—
—Entonces le estás prestando para quedarte con sus bienes y así cobrar una venganza que tal vez sea injusta, te recuerdo que era el mejor amigo de tu padre así que dudo que él haya entregado a mi hijo al gobierno y más sabiendo que podía ser fusilado.—
—Están al borde de la ruina, esa no es mi culpa. Yo solo cobraré mi dinero, así que él resolverá con que pagarme. Es matar dos pájaros de un solo tiro.—
Gertrudis veía a su hijo totalmente cambiado, algo se había roto dentro de él. Ella no quería que se convirtiera en un hombre sin corazón, pero al parecer ya lo era. Durante el día Luis se la pasó trabajando en su despacho, por la tarde fue Gertrudis a buscarlo.
—Hijo, ¿puedo pasar?—
—Adelante, ¿en qué puedo ayudarte?—
—Solo quiero saber si vas a comer.—
—Si mamá. Sabes algo, pienso que es hora de volver a nuestro país. El conflicto está por terminar, debo estar allá para evaluar los daños. Aunque Lázaro me asegura que todo funciona bien en las haciendas.—
—Me alegra escucharlo, también quiero volver a casa. Extraño sentirme cerca de tu padre y de tu hermano.—
—Este conflicto absurdo nos arrebató más de lo que pensábamos. Me duele que mi esposa y mi hija se queden aquí solas, en esta tierra extraña pero así tiene que ser. Preparare todo para nuestro regreso a México.—
Luis debía avanzar, sabía que trabajando de nuevo en sus haciendas le ayudaría a olvidar un poco todo lo vivido. Gertrudis notaba el enorme cambio en su hijo, sus ilusiones era claro que estaban rotas. Esperaba que algún día pudiera sanar, después darse la oportunidad de tener otra familia.
Mientras tanto en México Valeria pensaba en cómo escapar de un matrimonio arreglado. No se resignaba a pensar que viviría con un hombre que no le gustara, que además la obligaría a tener intimidad y no solo eso que siempre sería su esclava. Ya que para ella casarse por un convenio era solo cerrar un buen negocio, donde ella sería la mercancía a cambio. Se sentía constantemente atormentada, Loreto la observaba desde la terraza. Ella solo quería que su hermano recuperara su fortuna y el prestigio de su apellido.