Un mundo de magia donde cinco alumnas tendrán el honor de aprender del brujo más poder de todos los tiempos.
Pero no todo será dulce... el destino del mundo dependerá de ellas.
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Bienvenida la magia
—¡No puede ser!—Mora gritaba al enterarse de una noticia importante. —¡Me han aceptado en el instituto de magia!, ¡Que felicidad!
Ella había estado en su habitación acostada cuando recibió una carta especificando que había sido seleccionada para unirse ese año a la tan esperada escuela. Se puso unas sandalias y salió corriendo de su habitación para compartir la noticia con su familia.
—¡Mamá, lo logré!, ¡Me han aceptado en la escuela!
Su madre había escuchado desde la cocina los intensos gritos mientras preparaba el desayuno. Dejando lo que estaba haciendo se acercó a la sala para encontrarse con su emocionada hija y compartir las buenas.
—¿Enserio, te han escrito ya? —Se estaba secando las manos con un trapo antes de agarrar y abrazar a su hija.
—Si, hoy por la mañana llegó por el correo aéreo y entró a mi habitación.
—¡Que emoción hija, me da mucho gusto que al final vayas a cumplir uno de tus sueños!
—¡Awwwwww!, ¡Qué afortunada soy!—Escucharon esos gritos provenientes de la habitación de su hermana, quien salía corriendo de ahí para verlas.
—¡Me han escrito una carta del instituto Golden Huay diciendo que fui seleccionada para entrar este año!
Las dos hermanas se miraron mutuamente deteniendo los gritos un momento, ambas vieron que en sus manos tenían el mismo papel de bienvenida y eso las llenó de gusto.
—¡Wowww seremos compañeras!—Mora gritaba de emoción mientras abrazaba a su hermana mayor.
—¡Que alegría! Esto no puede ser mejor, iremos juntas al mejor instituto de hechizos que hay.—Angy era una chica alta con 24 años de edad, cabello café corto, muy delgada y de tez blanca. Ojos grandes color café claro y boca ondulada. Su estilo de ropa era el mismo que su gusto por la música; Disfrutaba el rock y su ropa la catalogaba como una gran fan de metallica. Su playera tenía el estampado de estas importantes figuras del género. Además era una chica muy reservada que solo en ocasiones importantes compartía sus sentimientos con la familia.
Desde pequeña había sido portadora de lo que se denomina “el tercer ojo”, podía ver espíritus en las calles y hasta en su propia casa cuando alguien cercano fallecía. Veía auras en las personas y energías en todos lados. Esos dones no le habían permitido tener una vida normal desde siempre. Hablar de esos temas con sus amigos no era agradable ni mucho menos se había dedicado a pulirlos creyendo que era una maldición. Hasta que su hermana pequeña comenzó a mostrar un comportamiento similar a una corta edad.
Mora tenía actualmente 22 años pero desde los 5 empezó a decirle a sus padres que podía ver escenas futuras a corto plazo. Entre ellos, catástrofes naturales y muerte de algunos allegados. Sus padres al inicio no mostraron mucho interés ni credibilidad pero poco a poco se dieron cuenta de los aciertos que tenía al comentarlos con ellos. Desde ahí notaron que tenía un don especial pero nunca buscaron ayuda.
Angy se empezó a acercar más a ella por esta cuestión, sabía que no podía dejar que se sintiera sola cuando sus amigos y amigas se burlaran de ella por lo que decía. Su convivencia se hizo muy cercana debido a este tema, incluso llegaban a ver los mismos espíritus cuando salían de compras.
En una ocasión deseando descubrir más acerca de sus dones, con tan solo 15 y 13 años buscaron ayuda en un lugar obscuro donde se percataron de estos talentos y las quisieron utilizar para su propio beneficio. Angy se dió cuenta de esto y sacó a su hermana menor de ahí. Pero esos brujos no se quedaron tan contentos y desde ahí sus visiones aumentaron. Eran agredidas por espíritus en las noches e incluso algunos se metían a sus cuerpos para dar mensajes. En ese momento sus padres optaron por pedir ayuda a la iglesia donde pudieron ayudar expulsando y alejando esos espíritus de ellas. Pero sus dones no quedaron muertos, al contrario, se potencializaron aún más. Dada su experiencia anterior no quisieron saber más de instructores. Hasta estos días donde Mona contactó al instituto después de buscar en internet y leer los mejores comentarios respecto a ellos.
Platicó con su hermana sobre esta opción y ambas decidieron presentar la prueba y la inscripción respectiva. El proceso fue largo y pesado pero a ambas les dió buenos resultados el resistir pues fueron aceptadas.
—Dice que tenemos que presentarnos mañana mismo.—Angy continuaba leyendo las indicaciones.—Será el día de bienvenida, conoceremos las aulas y nos explicarán a detalle todo el funcionamiento.
—Debemos llevar ropa cómoda, una libreta para anotar e imprimir nuestro gafete que fue agregado. A este tenemos que colocarle una fotografía.—Continuaba Mora emocionada.
—¡Ay hijas mías! no se que decirles, espero que este sea un buen lugar como el que ustedes se merecen.—Su madre se ponía un poco sentimental. —Yo les confieso que hubo un tiempo que no creía en nada de esto y ahora que lo hago me duele no tener las herramientas para guiarlas en este camino o darles algún consejo útil. Solo me queda confiar en que ese instituto tiene los recursos necesarios para ustedes y que puedan convertirse en unas personas de bien, usando esa magia para el beneficio de muchos y no para la maldad.
—Tranquila ma, nosotras estamos en el buen camino.—Angy trataba de animarla. —Con la experiencia que tuvimos con esos brujos del mal nos queda claro nuestro camino y lo que nosotras debemos hacer. Este conocimiento será única y exclusivamente para ayudar. Lo que queremos es que nos expliquen qué es todo esto y al aprender lo podamos expandir.
—Yo opino lo mismo. Ahí nos van a solucionar muchas dudas que tenemos sobre estas cualidades, además que por fin conoceremos personas similares con las cuales podamos hablar de esto sin escondernos de nada.
Las tres se tomaron de las manos y se dieron un abrazo cariñoso, algo que empezaba a ser común desde su vínculo espiritual.