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Ecos De Un Amor Eterno

Ecos De Un Amor Eterno

Status: En proceso
Genre:Romance / Romance paranormal / Elección equivocada / Traiciones y engaños / Reencuentro / Reencarnación
Popularitas:1.6k
Nilai: 5
nombre de autor: Carlos Contreras

¿Crees en el destino? ¿Alguna vez conociste a alguien que parecía tu alma gemela, esa persona que lo tenía todo para ser ideal pero que nunca pudiste tener? Esto es exactamente lo que le ocurrió a Alejandro… y cambió su vida para siempre.

NovelToon tiene autorización de Carlos Contreras para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.

Recuerdos que ni son míos

Luego de aquel encuentro... Alejandro despertó en mas de una ocasión con sueños de Luna...

El reloj marcaba las 3:00 a.m. Alejandro despertó de golpe, con la respiración agitada y el sudor cubriéndole la frente. Las imágenes del sueño aún danzaban en su mente: un jardín iluminado por la luna, una melodía lejana, y Luna, entre lágrimas, susurrándole algo que no podía recordar.

—¿Otra vez? —Isabel, su esposa, se giró en la cama, mirándolo con preocupación.

—Sí… un mal sueño, nada importante —mintió Alejandro mientras se levantaba.

Isabel lo observó desde la cama. Llevaba días notando su distracción, sus silencios prolongados y esas noches en las que parecía luchar con sus propios pensamientos.

En la cocina, Alejandro se sirvió un vaso de agua, tratando de calmarse. Cerró los ojos y, de nuevo, las imágenes del sueño se colaron en su mente. En esa vida que no podía ubicar, él y Luna parecían estar juntos, pero siempre había algo que los separaba: un hombre con una sonrisa cruel y una mirada que quemaba.

A la mañana siguiente, Alejandro trató de concentrarse en el trabajo, pero las visiones seguían invadiéndolo. Durante el almuerzo, Diego lo enfrentó.

—Alejandro, ¿qué te pasa? Últimamente estás en otro mundo.

—Es difícil de explicar, Diego. No sé si son los sueños o si me estoy volviendo loco, pero hay algo… algo que no puedo ignorar.

—¿Esto tiene que ver con la mujer que conociste en el evento? —Diego lo miró con suspicacia.

—¿Luna? —murmuró Alejandro, sintiendo un escalofrío.

Diego levantó las cejas.

—Entonces es cierto. Hermano, ten cuidado. No quiero sonar dramático, pero esto huele a problemas.

Esa noche, Alejandro soñó de nuevo. Esta vez, las imágenes fueron más nítidas. Él y Luna estaban en una habitación antigua, iluminada solo por la luz de las velas. Ella sostenía sus manos con fuerza.

—No importa lo que pase, prometo que nos volveremos a encontrar —dijo Luna, con lágrimas en los ojos.

—¿Por qué estás hablando así? —preguntó Alejandro, desesperado.

—Porque él no nos dejará estar juntos. —Luna miró hacia la puerta, donde una figura oscura aparecía.

Alejandro despertó jadeando. Esta vez, Isabel estaba completamente alerta.

—¿Alejandro? ¿Qué está pasando? —preguntó con un tono de preocupación que no pudo esconder.

—Nada, solo pesadillas. Volvamos a dormir.

Pero Isabel no estaba convencida. Mientras él se levantaba de la cama para respirar, ella tomó su teléfono y comenzó a buscar algo. Estaba segura de que había más en esos sueños de lo que Alejandro quería admitir.

Al día siguiente, Alejandro decidió enfrentar sus dudas. Buscó a Luna en redes sociales, pero no encontró nada. Sin embargo, justo cuando estaba a punto de cerrar su computadora, recibió un correo anónimo con un asunto que le heló la sangre:

“Recuerdas más de lo que crees, Alejandro”.

La pregunta ahora era: ¿Quién estaba detrás de ese mensaje? ¿Y cuánto sabía realmente sobre lo que estaba ocurriendo?

Cada noche, los sueños se volvían más intensos y vívidos. En uno de ellos, Luna lo miraba con esa misma sonrisa familiar, mientras se encontraban en un campo de flores rojas, rodeados de un silencio tan profundo que parecía un presagio. El sueño era tan real que, al despertar, su mente seguía atrapada en la sensación de haber vivido ese momento antes.

—¿Alejandro? —la voz de Isabel lo sacó de sus pensamientos, pero el peso de los recuerdos seguía allí, como una sombra que no lograba desvanecerse.

—Sí, cariño... —respondió, pero su tono sonó distante. Isabel, sentada en el borde de la cama, lo miraba fijamente, buscando algo en su rostro que parecía eludirla.

—¿Qué pasa? Estás raro. —Isabel frunció el ceño—. No es la primera vez que te veo así. ¿Hay algo que no me estás contando?

Alejandro no sabía qué responder. Sabía que su comportamiento estaba cambiando, pero no podía controlar los pensamientos que invadían su mente. Luna estaba en todas partes, incluso en sus sueños, y eso le resultaba desconcertante. Era como si algo o alguien lo estuviera empujando hacia ella, como si hubiera una fuerza invisible que lo conectara con la mujer que apenas conocía.

—Solo estoy cansado, Isabel. No es nada —mintió, aunque su voz vaciló al decirlo. No quería que ella se diera cuenta de que algo dentro de él había cambiado. No quería preocuparla, pero la verdad era que ya no podía dejar de pensar en Luna.

Esa misma tarde, mientras se preparaba para salir a una reunión de trabajo, la idea de encontrarse nuevamente con Luna lo obsesionaba. En sus sueños, ella le había hablado de un amor imposible, de un vínculo roto, de algo que no podían controlar. Al abrir la puerta para salir, notó que Isabel lo observaba con una mirada penetrante.

—No me mientas, Alejandro —dijo Isabel, su voz grave y decidida—. ¿Qué está pasando? No te reconozco.

Alejandro la miró por un largo momento, sintiendo la presión en su pecho. No sabía si debía confesarle sus sueños, sus inquietudes, pero lo que más temía era que ella lo dejara. La distancia entre ellos, aunque pequeña, se había alargado como una grieta invisible. Sin decir una palabra más, se dio la vuelta y salió de la casa, dejando a Isabel parada en la puerta, con la sensación de que algo estaba cambiando en su vida.

Cuando llegó a la oficina, su mente seguía perdida en Luna, pero al abrir la puerta del despacho, un mensaje en su teléfono lo hizo detenerse. Era de Luna, simplemente decía: “Nos veremos pronto. Ya lo sabes, ¿verdad?”

Alejandro sintió un estremecimiento recorriéndole la columna vertebral. ¿Qué significaba eso? ¿Qué iba a hacer ahora? ¿Cómo podía evitar lo inevitable?

La sensación de que su vida estaba a punto de desmoronarse, de que todo lo que conocía se estaba desvaneciendo, lo invadió por completo.

Al mirar el reloj, el tiempo parecía haberse detenido. Algo grande se acercaba, y Alejandro lo sabía. Pero aún no estaba listo para lo que estaba por venir...

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Violeta Itzae Gonzalez O.
Parece bueno, echale ganas y actualiza pronto! Gracias!
CaloAldo: muchas gracias
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Valito.C
porfa no tardes en subir los cap
CaloAldo: Claro que si, ya hay más capítulos disponibles
total 1 replies
(^~^)Ara~Ara_sempai
Va a ser popular
CaloAldo: Paso a paso.. /Heart/
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