Una jovencita hija de uno de los mafiosos más grandes de Italia, nacida de su primer matrimonio y destinada como toda mujer nacida en la mafia a ser moneda de cambio, está comprometida con Reginald Fabrizi, a quien ama y adora.
Reginald Fabrizi Heredero de otra de las mafias de Italia, está enamorado como un loco de Fiorella Cappellari, hija de Francesco Cappellari, pero la envidia de la media hermana de Fiorella hará dudar a toda su familia, incluyendo a Reginald del amor de su amada.
La pobre Fiorella deberá ser fuerte y valiente para poder superar todo lo que le viene, la traición, intriga y la venganza rodeará a esta joven volviéndola capaz de hacer lo que sea para conseguir su venganza, habrá para esta mujer dañada la oportunidad de volver a amar.
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Diez años después
Diez años después, la hermosa Fiorella es toda una señorita preciosa, ella es tan linda como su madre lo era, sí, después de aquella horrible noche, su madre no regresó, dijeron que murió enferma, pero ella sabe que es mentira.
Todos fueron con la pequeña y le dieron condolencias, pero ella solo lloraba, a raíz de eso la niña fue creciendo con timidez y retraída, la niña siempre era amable y obediente por miedo a que su padre también la matara como lo hizo con su mamá.
Al año, su padre se casó de nuevo con Milena, aunque al mes de la muerte de su madre ya estaba en casa con todos sus hijos.
Milena era mala y cruel con la pequeña Fiorella, y su hermana no se quedaba atrás, era tan perversa como su madre.
Fiorella era una infeliz que vivía acosada por su hermana, sus hermanos eran cinco y seis años mayores que ella y no se dejaban llevar por su madre, siempre la trataban bien, aunque por el bien de la pequeña la trataban horrible en la presencia de ella y de Francesca.
Así fue la niña creciendo, ambas fueron instruidas en cada actividad posible, ballet, música, idiomas, etiqueta, ambas eran preparadas para ser excelentes esposas, aunque Francesca no era buena en ninguna actividad, ella las veía insignificantes solo quería ser la esposa rica de algún socio de su padre, para que aprender tanta estupidez.
Fiorella, por otro lado, era muy aplicada, toda una señorita de sociedad, por esa razón era el foco de atención de todos, ambas hermanas tenían igual posición, eran hermosas y tenían un hermoso cuerpo, pero Fiorella creció siendo una joya en educación y buenas costumbres, ella odiaba ese mundo, detestaba la violencia.
Al cumplir diecisiete años el hijo y heredero de uno de los jefes de la cosa nostra puso sus ojos en ella, el joven era guapo, galante y quería a la mejor con él, Francesca era una joven frívola y vanidosa, era egocéntrica y mimada, a sus diecisiete años estaba en el último año de sus estudios antes de la universidad, en cambio, Fiorella ya estaba en su primer año de universidad.
Habían hecho una excepción con ella por su inteligencia y por eso estaba más avanzada. No solo era bella, era inteligente y estaba estudiando negocios y todo lo relacionado con números, eso le encantaba, como las computadoras y todo lo relacionado con informática.
La hermosa Fiorella, atrapó el corazón del heredero italiano Reginald Fabrizzi.
Piel clara, alto ojos verdes cabello rubio y un cuerpo muy bien trabajado un verdadero Adonis
Reginald desde que la vio quedó enamorado y comenzó a cortejarla, el hombre es un verdadero amor…
Lo primero que hizo fue conseguir un permiso y entrar con ella a la universidad, la joven no lo miraba era demasiado tímida y su vestimenta era totalmente conservadora, usaba faldas hasta la rodilla y suéter con camisas manga cortas por encima, también jeans anchos con suéteres de cuello alto, vestidos largos con suéteres debajo, el estilo de la chica era elegante, pero recatado y aun así era preciosa.
La hermosa niña era de piel clara, ojos azules y cabello castaño, era verdaderamente un ángel en cuanto a belleza y actitud, sin duda un tesoro en ese mundo oscuro.
Fiorella.
Día a día el joven se acercó a ella con detalles, sorpresas, rosas rojas, a diario le llevaba una hermosa rosa roja y esta era una de sus favoritas.
—Hola pequeña, hermosa como estás aparte de linda. —Le preguntó el apuesto joven.
—Estoy muy bien, joven y gracias por el cumplido. —Habló sonriente.
—No es un cumplido, eres una bella bambina. —Sonrió él.
—Ten esta pequeña rosa que no es tan hermosa como tú, pero te resalta la belleza. —La joven suspiró y sonrió.
—Gracias otra vez, pero debo ser sincera con usted, es muy guapo, pero… —dijo titubeando.
—Gracias por lo de guapo. —Dijo él y ella sonrió tímidamente.
—Como decía, vengo de una familia donde no se me permite hablar con alguien a menos que sea mi prometido y ese lo escoge mi familia. —Él sonrió, los valores de la chica eran alucinantes y eso lo enamoró más, él era cuatro años mayor que ella y la quería como su reina.
El joven conocía las costumbres de ella y ya había hecho su movimiento pidiéndole la mano al padre de la chica en compañía del padre de él.
—Sé quién eres y hablé con tu padre para que algún día seas mi esposa. —Él fue directo y ella abrió sus ojos y sonrió.
—Como dice … Usted es de ese mundo tan cruel. —Preguntó sin querer, aunque era tímida, a veces se le escapaban palabras que debía preguntarse si las había pensado o las había dicho.
—Eres directa mi pequeña hermosa, pero sí, aunque no aun y aparte no tengo elección, nos casaríamos luego de tener mi nombramiento y faltan unos años. —Dijo él y ella sonrió.
—Ya es una decisión tomada, pero no me gusta la violencia, la detesto. —Él le tocó la mejilla y ella se alejó.
—Tranquila, jamás te haría daño, sabes… me gustas desde hace tiempo, pero bueno, solo estaba esperando el momento y fue ahora. —Dijo coqueto.
—Bueno, pero podríamos conocernos antes de algún acercamiento, aparte de que para algo más allá debemos estar casados. —Su sonrisa fue genuina y dijo.
—Eres perfecta mi pequeña hermosa.
Desde ese momento él comenzó a conocerla más, seguía dándole regalos desde pequeños osos, hasta los más grandes, seis meses transcurrieron antes de su primer beso y ese día fue el más especial para él.
El joven iba a visitarla en su casa, también la llevaba y la recogía de la escuela, todo era tan hermoso entre ellos, pero esto les creo un enemigo silencioso, alguien que no soportaba a la pequeña Fiorella, su hermana sintió atracción por ese hombre y lo quería para ella.
—Mamá, no es justo que ella se case con él y yo con Danilo, no, yo lo quiero a él. —Protesto Francesca molesta.
—Tranquila mi amor, tú me pediste a Danilo y lo conseguimos como es que ahora quieres a este joven —Dijo su madre
—Lo quiero y punto mamá, yo quiero a ese hombre para mí —Habló histérica.
Desde ese momento también comenzó a cocinarse el plan para destruir a Fiorella.
El padre de Fiorella no la quería, la odiaba y más porque era el retrato de esa traidora, él jamás le dio cariño, solo a su otra hija, pero no cedería ante los caprichos de su hija, ya había dado su palabra y negocios, eran negocios.
Francesca.