— Melisa espera. — La llamé pero me ignoró. — Melisa por favor. — Tomé su brazo. — Tú sabías que ésto podía pasar. — Ella me observo y negó con la cabeza. Luego jalo su brazo.
— ¿Qué sabía? ¿Qué sólo me veías cómo la opción de repuesto? ¿eso debo saber?
— Eres mi amiga, mi socia.
— Yo quería más. Y tú, me has cambiado por una colegiala. — Dijo con rabia.
— No te cambie, entré tu y yo nunca ha habido nada.
— ¡Por qué tú no has querido! — Gritó con desesperación. — Pero siempre has sabido de mis sentimientos por ti. — Sus ojos se pusieron llorosos. — Te has comprometido con una niña de 21 años, la pregunta es por qué. ¿La amas? ¿o es que te casas con ella para que te dé su virginidad?
— No sé de qué hablas.
— Te escuché hablando con Ramiro. Dijiste que es la primera vez que conoces a alguien virgen con esa edad y belleza.
— No es lo que piensas. ¿Creés que me casaría con ella por una razón tan tonta?
— No lo creó. Si esa fuera la razón te habrías casado conmigo hace mucho tiempo
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Yo hago mi destino.
...8 Años atrás....
...Diego....
Fui a ver la pasarela de Melisa, al terminar su ensayo entre por ella al vestuario, no había nadie aparte de ella, ví cómo cambiaba unas pastillas. No entendí nada. La sorprendí en el acto y me dijo que era una broma que estaba jugando. No le di importancia y la lleve a su casa. De camino me preguntó cuándo le pediré que sea mi novia. Evadí el tema por qué no estoy seguro de ésto. La conozco desde hace años, se que está enamorada de mi, pero yo de ella no, ese es mi mayor impedimento para pedirle lo que quiere. Meli se enojó al no escuchar una respuesta clara, pero le dije que la llevaría a comer una hamburguesa si ganaba el casting.
— Estoy segura que ganaré. — Afirmó con confianza, algo que admiro mucho de ella es la seguridad que tiene en sí misma. Es cómo si supiera lo que viene.
... Las semanas pasaron y el día del casting ella fue la ganadora. Fui al camerino para felicitarla, y escuché cómo hablaba con Tamara.
— Pronto empezarás a engordar.
— Tu lo hiciste. Estoy segura.
— ¿Qué hice querida? — Preguntó Melisa con una sonrisa burlona.
— Perdí por tu culpa. Maldita seas Melissa. Maldita seas. — Tamara la agarro por el cabello, no podía permitir que algo le pasara y entre en la pelea.
— Tamara detente. Acepta tu derrota y no culpes a los demás.
— Melisa es la culpable. Ella me cambió mis pastillas. Estoy embarazada por su culpa.
— Tamy yo no te mandé a follar con tu novio. Esa fue tu decisión. — Melissa conservaba su mirada y sonrisa burlona.
— Eres una maldita. — Tamara se le fue encima pero me interpuse de nuevo. — No te metas en ésto Diego.
— Está agencia es de mis padres. Sin escándalos por favor. — Tamara se calmó un poco.
— No creas que ésto se va quedar así. — Amenazo a Melisa. — Tuviste suerte, pero no siempre será de esta manera.
— Escúchame bien. La suerte es para los perdedores cómo tú, yo construyo mi camino, yo hago mi destino. Las cosas siempre van a salir cómo yo quiero. ¿Me has entendido? — Melisa sacó a relucir el lado oscuro que odió.
— No será así. — Tamara tomó su mochila y salió del vestidor. Yo miré con decepción a Melissa.
— No me veas así por favor. — Pidió ella.
— ¿Por qué le hiciste eso?
— Tuve que.
— Dame una explicación.
— No voy a dar explicaciones.
— ¿Por qué eres así? Tienes un rostro de angel. Pero mucha maldad en tu corazón.
— No es maldad. Créeme. — Ella hizo esos ojos lindos que pueden funcionar en cualquiera, menos en mi.
— No te llevaré a casa hoy. — La dejé sola para que pensará bien las cosas.
... 5 años después, mi empresa tuvo una crisis muy seria. Necesitábamos un préstamo del banco o inversionistas. Hice reuniones con personas, por semanas busqué la forma de salvar lo que mis padres levantaron con mucho esfuerzo, pero mis intentos eran en vano, hasta que apareció Melissa con un banquero. Lo presentó cómo la persona que salvaría mi patrimonio, tuvimos una conversación muy extensa y quedamos de firmar un contrato al día siguiente. Yo abracé a Melisa y pregunté cómo había conseguido algo que yo no podía.
— Ya vez. Soy una mujer inteligente. — Se alabo. Yo sonríe con su actitud arrogante y jugué con su cabello.
— Gracias. Eres la mejor amiga del mundo.
— Sigo esperando a ser más que eso. — Dijo ella impaciente, cómo si esperará que ahora mismo me declarará. Pero no pasaría algo cómo eso. Yo seguía sin estar listo.
— Ya veremos.
— Me has dado esa respuesta por años. No quiero seguir esperando.
— Eres libre de salir con alguien más. — Ella se molestó cuándo dije eso. Salió de la empresa y no regresó hasta el día siguiente.
Minutos antes de firmar el contrato, la escuché hablando con el banquero.
— Si Diego se entera te irá muy mal.
— ¿Por qué le diría? Yo soy el que pierde a su esposa si ella se entra de está aventura. — ¿Aventura? ¿Eso significa que Melisa vendió su cuerpo para ayudarme? ¿A eso se refería con ser una mujer inteligente? Mi estómago se revolvió. No entendí cómo fue capaz de llegar a tanto.
— No te preocupes. No la haré publica a menos que sea necesario. Ya sabes. Dale el dinero y esté secreto desaparece.
— Bien bien. — El hombre estaba muerto de los nervios. Yo creí que Melisa había cambiado, pero parece que con los años su maldad aumenta.
Me trague mi orgullo y entre a firmar en contrato. No quería esté dinero después de saber su origen, pero lo necesitaba. Mi madre y padre me confiaron lo más valioso que tienen, lo que lucharon muchos años para levantar. Yo no podía simplemente tirarlo a la basura.
Con el paso del tiempo la situación mejoró, Melisa se encargó de buscar talentos en las escuelas de diseñadores y telas finas para la producción de vestidos, consiguió contratos con empresas privadas, para diseñar y producir uniformes, de niños, azafatas, y maestros, se encargó de organizar desfiles de moda, y pagar la deuda que teníamos en el banco. Mi padre se enteró de todos sus hazañas y la invitó a comer. Yo llegue un poco tarde a la mesa y los escuché hablando.
— Melisa eres muy inteligente. Diriges la empresa mejor que mi hijo. — Comento mi padre con una sonrisa.
— Muchas gracias señor. Pero no creó. — Actuó tímida con el.
— Mi empresa se pudo levantar gracias a ti. Y es por eso que quiero regalarte el 20% de mis acciones. — Lo escuché y no podía creerlo.
— No don Fernando, ¿cómo creé que voy aceptar eso?
— Si no lo haces me vas a ofender. ¿Eso quieres?
— No. Es que yo...
— Tú has hecho mucho por nosotros Melisa. Ésto es lo menos que debo hacer. Acepta por favor. De todos modos un día serás mi nuera. — Ella sonrió y asintió. Yo me llene de coraje al ver y escuchar todo eso. Llegué a la mesa y actúe cómo si nada. Pero después de la comida hablé seriamente con ella.
— ¿Conseguiste lo que querías?
— No te entiendo.
— Ahora serás socia de mi empresa. Me preguntó que sigue. Tal vez quieras ser la socia mayoritaria.
— No me hables así. No fue algo que yo planee.
— No te creó. Eres ambiciosa. Manipuladora. Nunca te detienes hasta alcanzar lo que quieres. Pero conmigo te equivocas. Nunca me tendrás usando métodos sucios. — Sus ojos se pusieron tristes.
— Estás enojado. Por eso me hablas así. Se te pasará y seguiremos siendo amigos. — Ella besó mi mejilla y se fue. Yo me sentí mal al verla deprimida, me disculpé con ella a los dos días. Melisa me perdonó y el asunto quedó olvidado.