Después del accidente que deja a Santiago sin caminar por cuatro meses. Él quiere usar a una chica inocente para vengarse de su madrastra Paola. Una mujer que es capaz de todo por quedarse con la fortuna del padre de Santiago y así poder borrar su oscuro pasado.
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Una oportunidad
Sube las escaleras en busca de la habitación del joven Santiago, no puedo creer que me he perdido por más de diez minutos buscando la dichosa habitación.
Sin embargo, en esta mansión tan grande y donde hay demasiadas habitaciones. Es casi imposible para una recién contratada como yo, encontrar una habitación y no perderse en todas.
He entrado a cinco habitaciones y ninguna es la habitación del joven Santiago... Todas las habitaciones se encuentran vacías... No logró entender, para qué quieren una mansión tan grande, si solo viven en ella, dos o tres personas.
Hasta donde he visto, únicamente hay dos personas que se dicen ser los dueños, una de ellas, es la mujer, o para mí, la bruja, la que le llaman Lady... Y el otro es mi guapo, el joven Santiago.
En verdad, ese chico me ha enamorado desde el primer segundo que lo vi, me gusto demasiado, pero, fue más que un simple gustar... Fue amor a primera vista...
Agotada de buscar la habitación del chico guapo, me detuve en el filo de las escaleras. Coloqué mi cansado cuerpo, sobre el cristal de las escaleras.
Miré por buen rato cada rincón del pasillo. Cómo intentando adivinar cuál de todas es. Debo reconocer que tengo flojera buscar la habitación, por mi parte.
Les pregunté amablemente a los demás empleados, pero ninguno me pudo decir, cuál era. Todos me ignoraron.
__ Qué esperas, niña, ¿Por qué todavía no entras a la habitación del joven Santiago, para que hagas la limpieza?...__ Escuché la voz de la señora Carlota debajo de las escaleras.
En verdad, no entiendo cómo es que esta mujer ¿hace eso?... Siempre en el momento que estoy descansando y sin hacer nada. Es como si me estuviera cuidando, y en cuando me ve descansando aparece por detrás.
Me acerqué hasta el filo de las escaleras. Puse mi mano en el cristal, para no caerme, y enseguida me asomé mirando abajo.
Carlota estaba furiosa, su nariz estaba pegada con sus cejas blancas. Sus manos se encontraban en una posición de ataque, ya que sus puños se encontraban cerrados.
__ Será porque no sé dónde queda la bendita habitación del joven Santiago... Hay demasiadas habitaciones y para mí es imposible encontrar una... Sin tan solo me hubieras dicho cuál de tantas habitaciones es, para mí hubiera sido más sencillo encontrarla, y terminar lo antes posible mi trabajo...
__ ¡Además, estoy cansada. Parece que no hay más sirvientas que yo en esta casa. Melisa, ve y limpia ahí. Melisa ve y limpia allá, Melisa ve y limpia en el otro extremo!...__ Respondí muy molesta.
__ ¡Basta, niña!... Has olvidado que solo eres una sirvienta más en esta mansión... ¿O, acaso te crea la dueña?..._ Me dice Carlota.
Sé que soy una sirvienta más, y que estoy muy lejos de ser la señora de la casa, pero; solo pido un poco de piedad, y de consideración para mí.
Mis pies me dolían horrores, y desde que llegué a la mansión, no he parado de trabajar ni un únicamente momento, recibo órdenes de Carlota, como si yo fuera un robot, que no siente... Soy un humano no una máquina de acero...
Si no es Carlota la que me ordena limpiar, son las demás empleadas. Ninguna me ha dejado de molestar desde que he puesto un pie en esta mansión.
Sé que soy mil veces más hermosa que ellas, pero, aun así, no se vale lo que me están haciendo...
__ Eres una tonta, cómo se te puede ocurrir qué la habitación del joven santiago, está en la parte de arriba. ¿Eres tan tonta que no te das cuenta?... El joven Santiago no puede caminar, es demasiado tonto que él tuviera su habitación en la parte de arriba... _ Me dice.
Carlota tiene razón, pero; como demonios, iba a saber yo que la habitación del joven no estaba en la parte de arriba... Qué no se dan cuenta, soy nueva, y no sé donde queda cada habitación...
__ Nada más dime cuál es la habitación, necesito arreglarla lo antes posible... _ Le contesté a la mujer.
__ Baja, ahora mismo... Solo me estás haciendo perder mi tiempo... Si hubiera sabido que eras tan tonta, me hubiera negado a contratarte._ Susurró entre dientes, Carlota.
Enseguida, agarré todas mis herramientas para limpiar y voy bajando las escaleras lentamente. Al llegar al lado de Carlota, deje todo en el suelo.
__ Ahora así, dígame ¿Dónde está la dichosa habitación?... _ Le pregunté.
Carlota se dio la vuelta, mientras arrugaba su cara. Caminó hasta el pasillo de los sirvientes y se metió hasta la habitación del fondo.
_ Esta es la habitación. Debe quedar brillando de limpia. No hagas ruido, mientras estás trabajando, al joven Santiago, no le agradan las sirvientas escandalosas... _ Después de decir eso, la mujer se fue alejando de mí.
Estoy cansada, y con mi cuerpo está agotado. Mis hormonas me tienen de un humor que mi yo misma me puedo soportar. Tengo unas inmensas ganas de agarrar a otro ser humano y apretarle el cuello con fuerza.
Con mi mano izquierda agarre todas las cosas de limpieza que voy a usar, mientras que con mi mano derecha, intento abrir la puerta.
Al terminar de lograr abrir la puerta, entre a la habitación con todas las cosas que necesito para limpiar.
Al poner el primer pie dentro de la habitación, el delicioso olor a café, se adueñó de mis fosas nasales...
Amaba el café, desde niña, lamentablemente, fue casi imposible que disfrutará de una deliciosa taza de café por la mañana.
"Qué aroma tan deliciosa" ..._ Mencioné en voz alta.
No obstante, en poco tiempo, mis ganas de beber café, se espumaron. Al escuchar el fuerte regaño de mi guapo.
__ Qué no te enseñaron a llamar a la puerta antes de entrar a una habitación. Eres tan tonta, cómo para darte cuenta de que no eres bienvenida a un lugar…
Dejé todo en el piso, estoy cansada de que todos me llamen tonta, estúpida. ¡He venido a trabajar honradamente a esta mansión! No a pedir que me regalen la plata... ¿Por qué todos me tratan como si hubiera a venido ha pedir limosna?..
__ Escúchame bien, joven Santiago... ¡Estoy cansada de que me traten cómo una tonta, de que me insulten cada vez que pueden!. Sí, soy una sirvienta, que vino a esta casa por trabajo, pero, no para que la humillen cada vez que puede... Soy un ser humano que merece respeto sin importar a lo que me dedique... _ Dije furiosa.
Al mirar el cabeza dura, de Santiago, mis ganas de ir hasta donde está él sentado. Se hicieron más grandes. Su rostro reflejaba una horrible sonrisa en las comisuras de sus labios. Era como si solo estuviera viendo una obra de teatro muy divertida.
__ Has terminado de hablar tantas tonterías... Por qué todavía no comienzas a limpiar todo esto... _ Me dice, dejando caer la taza de café sobre la alfombra...
Estoy tan enojada que mis labios temblaron bruscamente. Estoy realmente furiosa, quiero salir de esta casa corriendo y no volver nunca...
Pero, un segundo después. Recuerdo que estoy a nada de vivir en la calle, entonces me trago el mal sabor de boca, y vuelvo a trabajar...
Comencé a limpiar la habitación, y mientras la limpio, me doy cuenta de que hay varias cosas que están bien organizadas...
Por ejemplo los libros, están orden de colores y orden alfabético. Sin embargo, para una persona que está postrada en una silla de ruedas, sería imposible que él pudiera alcanzar un libro de estos.
Por lo menos tenía que levantarse de la silla, o que alguien más se los diera... No obstante, en este momento, Santiago tiene un libro que se encontraba en lo más alto del librero...
Llevé mi mano a mi frente, para limpiar el sudor que caía por ella... Esta habitación tenía demasiado polvo...
__ Estos libros tienen demasiado polvo... ¿Qué nunca alguien ha entrado hacer la limpieza?... _ Susurré entre dientes en voz alta.
_ Ere la primera sirvienta que entra a esta habitación desde hace meses. Ahora termina de limpiar...
Enseguida, me di cuenta de algo, demasiado grave. Volteó a mirar las piernas de Santiago... Para después, desviar mi mirada en el libro que tenía entre sus manos.
_ Pasa algo, ¿Por qué me miras con tanta curiosidad?..._ Me pregunta Santiago...
No sé, como diablos se dio cuenta de que lo estaba mirando. Pero, debía echar a trabajar mi mente lo antes posible.
__ Joven santiago, podemos platicar mientras limpio su habitación, es muy aburrido estar callada sin poder hablar con alguien .. _ Susurre en voz alta.
Santiago levantó la mirada, y cerro el libro que traía entre sus manos. Lo dejó en el Buró al lado, y puso su atención en mí.
__ ¿Dime de qué puedo hablar contigo?... _ Me pregunta, con una sonrisa burlona en sus labios.
Deje de limpiar los libros, para después caminar a donde estaba el joven Santiago sentado en el sofá.
Yo no era tan tonta como todos piensan, me puedo dar cuenta de muchas cosas y no decir nada. Desde niña, era muy buena para hacer observaciones, sin que nadie se diera cuenta.
Por ejemplo del pequeño movimiento que hace Santiago, para desentumir sus piernas de la misma posición. Aunque ante los ojos de los demás, sea invisible, para mí, es muy obvio, ya que sus piernas, estaban más para la derecha cuando yo entre, ahora están más inclinadas para la izquierda...
Y una persona que no puede caminar, ese tipo de movimientos, serían imposibles...
Al llegar a Santiago, me senté al lado de él. Agarre el libro que él estaba leyendo y con solo ver la portada me aburrió.
"Manipular la mente humana"... Decía la portada del libro.
__ No has respondido mi pregunta, ¿Qué puedo hablar con una sirvienta? ...¿Acaso me vas a enseñar a como limpiar? ... _ Me volvió a preguntar Santiago.
__ Joven, por qué es tan amargado. La vida es tan hermosa, hay muchas cosas por las cuales podemos sonreír... Si es un chico muy guapo, por qué ve la vida tan negra..._ Contesté con sinceridad.
Santiago sonrió y volteó ligeramente a verme. Para después, preguntarme algo que me dejó helada.
__ ¿Estarías dispuesta a casarte con un paralítico que jamás podrá ponerse de pie?...
Inmediatamente, me levanté del sillón, y caminé como un robot a terminar de hacer mi trabajo...
Había escuchado que el joven Santiago hace tiempo tenía una prometida, pero después de que quedó en silla de ruedas. Ella se casó con otro hombre.
__ Te he hecho una pregunta, ¿Te casarías conmigo?... _ Volvió a preguntarme Santiago. Pero esta vez con un poco más de seriedad.
Era muy difícil para mí contestar la pregunta que Santiago me estaba haciendo. Si decía que sí, me iba a ver como una mujer ambiciosa, dispuesta a todo por dinero.
Aunque es innegable que para cualquier mujer casarse con un multimillonario sería lo mejor que le pudiera suceder.
Lamentablemente; no es mi caso, ya que yo no me casaría por dinero. Pero, Santiago ha despertado en mí, un sentimiento que ningún otro hombre ha logrado despertar jamás en mí...
__ No contestaré su pregunta, es claro que usted solo lo está haciendo para ponerme a prueba... _ Le respondí...
__ Si te casas conmigo, tendrás la oportunidad de ser la esposa de un hombre muy rico. Te convertiría en la envidia de muchas mujeres... _ Me dice Santiago, como si me estuviera convenciendo de casarme con él...
__ Lo siento, pero, no aceptaría casarme con usted... ¡Y no es porque no pueda caminar, sino porque no me considero una mujer para usted!... _ Dije, para después agarrar todas mis cosas y salir de la habitación.
Lo menor será que venga a limpiar cuando él no este presente.