Todo lo que hace una mamá por el bien de su hijo.
Anastasia una joven mamá que se verá obligada a tomar una drástica desicion para salvar la vida de su hijo.
Podrá Anastasia salvar asu hijo y también encontrar el amor verdadero.
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Cueste lo que cueste
Después de pasar un rato con mi hijo, llegó la hora de irme a trabajar. Llevaba un tiempo trabajando en la peluquería del pueblo, y como era la única que había, siempre estaba llena de gente, lo que me permitía ganar bien.
Sin embargo, aunque ganaba bien allí, el dinero no me alcanzaba para nada, ya que los medicamentos y tratamientos para la enfermedad de mi hijo eran muy caros.
Toda mi vida ha sido un desastre. Vivo en la casa de Juan y su esposa desde hace más de un año.
Mi madre falleció cuando yo nací, por complicaciones en el parto. Según mi abuelo, ella nunca habló de quién la dejó embarazada, por lo que nadie sabe quién es mi padre.
Desde que nací, me quedé con mis abuelos, pero lamentablemente, cuando tenía 10 años, mi abuela falleció, y nos quedamos solos mi abuelo y yo.
Cuando estaba cursando el último año de la escuela, conocí a Óscar. Él era sobrino de una señora que vivía en el pueblo, y nos conocimos en una feria organizada por mi colegio.
Después de esa noche, comenzamos a vernos. Él me acompañaba todos los días camino al colegio, y así surgió algo entre nosotros.
Cada día, ambos nos enamorábamos más, o al menos eso pensaba yo.
Anduvimos enamorados de esa manera por casi un año. Él era muy atento, cariñoso, y detallista.
Un sábado, me invitó a la casa de su tía, me dijo que no habría nadie, así que acepté.
Ese día me entregué a él por primera vez. Fue algo increíble para mí, y también, ese mismo día, él puso en mi dedo un hermoso anillo de compromiso.
Los dos soñábamos con formar una familia juntos algún día. Y el anillo que puso en mi dedo era uno de los pasos que nos guiaría a cumplir nuestro sueño.
Pero todo era una completa mentira. Una semana después de lo que pasó, recibí un mensaje de él diciéndome que tenía que viajar a Estados Unidos para ver a sus padres. Me dijo que regresaría en un mes para organizar nuestra boda.
Pero eso nunca pasó. Dos meses después de que se fue, fui a la casa de su tía a preguntar por él.
La señora Mercedes me mostró una foto que destruyó mi vida por completo.
Era Óscar, tomado de la mano con una mujer vestida de novia, ambos muy sonrientes. En la foto se podía notar que la mujer era mucho mayor que él.
Su tía me contó que se había casado con esa mujer, y que lo nuestro solo fue un capricho de Óscar, ya que él ya estaba comprometido con ella.
Después de eso, no volví a saber nada más de él, hasta que, tres meses después, cuando estaba trabajando en la peluquería, comencé a sentirme mal. Me llevaron a la clínica y allí me dijeron que estaba embarazada, ya tenía 5 meses de gestación. Con todo lo que había pasado, ni siquiera me di cuenta de que no me había venido la regla. Después de lo que pasó con Óscar, lo único que hice fue enfocarme en mi trabajo en la peluquería, para no pensar en él.
En ese momento, no sabía si era algo bueno o malo. Mi abuelo siempre fue un hombre justo y comprensivo, y me apoyó en todo momento durante mi embarazo.
Cuando nació mi hijo, decidí llamarlo Lucas, en honor a mi abuelo, quien falleció seis meses después del nacimiento del pequeño Lucas.
Después de que mi bebé nació, se convirtió en mi tesoro más preciado. Fue lo único bueno que saqué de mi relación con Óscar. Ese pequeño angelito que nació de mí es mi motor para todo. Sin él, no soy nadie; podría decir que mi mundo gira completamente alrededor de él.
Después de que mi abuelo falleció, me quedé sola con mi hijo. La verdad es que al principio me costó mucho lidiar con un hijo y mi trabajo. Solamente terminé la escuela, nunca tuve la oportunidad de entrar a la universidad. Mientras cursaba la escuela, hice un curso de peluquería, y gracias a eso, trabajo como peluquera.
Mi bebé nació muy sano, pero, lamentablemente, cuando cumplió 5 años, le diagnosticaron leucemia aguda. Desde entonces, conocemos a Juan y a su esposa.
Aunque ganaba bien en la peluquería, el dinero no me alcanzaba para cubrir los tratamientos y medicamentos que mi hijo necesitaba.
Todo lo relacionado con su enfermedad era costoso.
Tuve que vender la casa que me dejó mi abuelo para cubrir los gastos de mi bebé.
En el pueblo hay una clínica especializada en todo tipo de cáncer.
Y es allí donde mi bebé está internado. Desde que vendí la casa, vivo con Juan y su esposa.
La verdad es que ellos son lo mejor que me ha pasado. Si no fuera por ellos, no sé qué sería de mí ni de mi hijo.
Gracias a Juan, conseguí ayuda de una comisión solidaria llamada Fundación, que me provee algunos medicamentos, lo que ha reducido los gastos.
Mientras estaba trabajando, recibí un mensaje de Juan en mi celular.
- Hola Ana, discúlpame que te moleste, pero hay un medicamento que Lucas va a necesitar y la Fundación no lo tiene -
- Bien, Juan, cuando salga del trabajo iré a verte. Gracias -
Guardé el celular y me concentré en mi trabajo.
La verdad, no me sorprendería que uno de estos días dejara calva a alguna de las clientas. Mi cabeza no está bien para nada.
Pero tampoco puedo dejar de trabajar porque necesito el dinero, además de que el dinero de la venta de la casa ya se está terminando.
Encontraré una solución, de eso estoy segura, porque mi hijo tiene que curarse. Eso lo juro, cueste lo que cueste.