Completa
La vida nos da siempre segundas oportunidades y donde hubo fuego cenizas quedan, eso decía mi abuela.
Ari conoce a Álvaro cuando apenas tenían 16 años, ellos se enamoran, Pero por las circunstancias de la vida hace que cada quien tome un camino distinto a lo que ellos pensaron.
El destino los junta reviviendo el pasado amor de adolescente que tuvieron y ahora con mas fuerza.
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Cap. 1: La chica nueva
No hacía mucho que mi madre y yo nos mudamos a esta ciudad, la habían promovido a Gerente. Casi inmediatamente me buscó una escuela.
Entré al aula un poco nerviosa. No me gustaba este cambio, había dejado todo en mi antiguo hogar.
— Buenos días, jovencita, puede presentarse al grupo.
— Si— mi voz titubeó un poco— Soy Ari Blanco, tengo 16 años, espero llevarme bien con todos ustedes.
— Muy bien Ari, puede sentarse— el maestro me indicó que me sentará al final de la hilera junto a la ventana.
Sentí la mirada de todos. Me senté en el lugar que el maestro me indicó. Cuando eres la nueva del salón todos te miran como un bicho raro y el estarse presentando a cada maestro que entraba a dar clases es bastante aburrido.
El timbre del recreo sonó. Todos salieron, era como alguien invisible y para mí eso era suficiente. Extrañaba a Eloisa, mi mejor amiga.
Salí del aula, mirando hacia todos lados, tratando de adivinar dónde estaban los baños de las chicas.
— Disculpa, ¿dónde están los baños de las niñas?— le pregunté a una chica bastante alta y muy bonita.
— A tu derecha, camina unos 50 metros y justo está ahí— me miró de pies a cabeza.
— Gracias— sonreí tratando de ser amable.
Caminé hacia donde ella me indicó, Pero lo que estaba ahí era el baño de los chicos.
Salieron dos chicos, muy guapos y con su uniforme impecable. Uno de ellos sobresalía. Mi corazón se agitó un poco, tenía una mirada fría.
¿Qué me pasa? Me quedé como una completa tonta paralizada viéndolo. Él me miró de reojos y siguió caminando.
Regresé al salón de clase. Me senté en mi silla y no interactué con nadie más.
Todos aquí son raros, arrogantes, estúpidos y egocéntricos. Se nota que aquí vienen chicas y chicos de la alta sociedad.
El primer día de clase en esa escuela llegó a su final. Quedé afuera de la escuela esperando a mi mamá. Ella me llamó, yo contesté el celular.
— Hija, no podré pasar por ti, ¿crees que puedes irte sola a casa? ¿Perdón, si?
— Está bien— colgué la llamada.
Empecé a caminar. Me puse mis auriculares e iba escogiendo la música en mi celular, cuando choqué con alguien.
— Perdón— mis ojos se encontraron con los ojos del chico que había chocado. Era el chico guapo del baño.
— Eres medio tonta. Es la segunda del día— me enojé un poco.
— Pues no soy la única tonta, tú tampoco te fijaste.
— Tú, una don nadie me dice tonto. No sabes quién soy, verdad, ¿es un chiste?.
— No sé quién eres y no me interesa, niñito. — continué mi camino a mi casa.
Parece que mi último año en la secundaria será un desastre. Llegué a casa. Me fui a mi cuarto. Sentía una tristeza, me puse a llorar. Llamé a mi mejor amiga, estuve platicando con ella unos treinta minutos hasta que mi madre llegó a casa.
— Ari, ya estás en casa— salí del cuarto— ¿cómo te fue? ¿que te pareció el colegio? En ese colegio asisten solo los hijos de los ministros, doctores, abogados. Mi jefe fue quien me recomendó. Su hijo estudia ahí.
— Me fue bien. Aunque creo que ese no es mi entorno. Todos son unos presumidos, quiero regresar a mi antigua casa.
— Ari, ya lo hablamos. está es una gran oportunidad para que nos superemos. Haz conexiones en ese colegio.
— Está bien madre. Solo que extraño a Eloisa.
—Te entiendo. Cuando tenga vacaciones, podemos ir a visitarla.
— Gracias mamá.
Cenamos juntas. Mi madre es mi todo. Ella se ha esforzado mucho por darme lo mejor, aunque en esa búsqueda de ella en salir adelante, he experimentado mucha soledad.
que no